viernes, 6 de mayo de 2016

Aquí mataron a mi hermano rabino
JAI – Por Sal Emergui - Marcelo Birmajer vive de la palabra. Con ella, escribe novelas como Tres mosqueteros, cuenta cuentos como Cicatrices, articula artículos de prensa y regala guiones para el cine como Abrazo partido. Cuando este argentino judío se queda sin palabras, es porque ha pasado algo extremadamente bueno o malo.

Y Birmajer se quedó sin palabras el pasado 23 de diciembre cuando le partieron el alma sin abrazo por medio. Ese día, el escritor no había ido a su despacho en el barrio porteño de Once. Se quedó en casa cuidando a su hijo Simón tras un grave accidente ferroviario. La llamada que iba a recibir fue infinitamente más dolorosa que un choque de trenes. Al otro lado del teléfono y del mapa, un amigo de Jerusalén: “Marcelo, dos palestinos han acuchillado a tu hermano. Está muy grave pero estable”. “Una hora después, le volví a llamar y me dijo llorando: “No tengo buenas noticias para darte”. Allí lo entendí todo. Le dije: “Todo terminó”, y corté”, relata a Crónica cerca de las murallas de la Ciudad Vieja que vieron a dos jóvenes palestinos del campo de refugiados de Kalandia asesinar con múltiples puñaladas a su hermano pequeño en un capítulo más de la Intifada de los Cuchillos. El hermano religioso con el que discutía sobre temas terrenales y divinos. El estudioso de la Torá que le recomendó la película sobre Mohamed Alí.

Primer plano del rabino Birmajer
En Jerusalén, era Rubén Birmajer (45), argentino, marido de Naomi, padre de siete hijos y rabino en una yeshiva con acento latinoamericano. En Buenos Aires, era Edu. Tras su muerte, Argentina le conoció como “el hermano del escritor Marcelo Birmajer”. Ese día el soldado de la palabra se quedó sin munición cuando tuvo que contárselo a su madre. “Vomitó, lloró y gritó. Aunque ya se lo dije, aún me pregunto cada día cómo se lo digo”, cuenta. Otro muerto por error0 Paseamos en el centro de Jerusalén. Hace calor. Pide zumo en el país que antes de las startups era de las naranjas. La tranquilidad externa contrasta con la tormenta de sentimientos que zozobran su alma. No es un turista más. La Puerta Jaffa será para siempre el lugar donde le cortaron un brazo. “Aquí siento algo místico. Ni miedo ni rechazo sino cercanía a mi hermano. Me alivió mucho que dos mujeres policías mataran a los terroristas. No por venganza sino por justicia”, apunta. Hace un silencio. Se acuerda de Ofer Ben Ari (46). El israelí que acudió al rescate de su hermano apuñalado en el torso y murió alcanzado por el disparo errado de una agente. “Un héroe”, sentencia. Este contador de historias que luce el parche de Moshé Dayan en su camiseta se cruza con palestinos. ¿Piensa en su hermano al verles? “Sí. Pienso qué libre es Israel que puede coexistir con minorías que son descriptivas en su presencia y seguir siendo democrático aunque se cometan estas salvajadas. Es un milagro que tenga una democracia tan vibrante”.

Este porteño nacido hace 49 años alterna variados registros literarios y trabajos periodísticos. La mezcla de temática judía y humor en muchas obras le etiquetó como "Woody Allen argentino". Como toda etiqueta, no es completa. Completa es su defensa de Israel. Tras el atentado, es personal. “Los palestinos que asesinaron a mi hermano lo hacen porque quieren exterminar al pueblo judío. No por un conflicto territorial sino por odio a los judíos en cualquier territorio. En la carta fundacional de Hamas se dice que "los judíos se esconderán detrás de las rocas y árboles, y las piedras y los árboles llamarán: Oh, musulmanes, oh, siervos de Alá, hay un judío detrás de mí, venid y matadlo”. Es el anhelo nazi"-Muchos palestinos que no pertenecen a Hamas apuntan como causas la ocupación y las colonias en Cisjordania, la falta de esperanza...-No me refería a todos los palestinos. En África hay gente que sufre mucho más que ellos y no asesinan a civiles. Los palestinos ponen el nombre de terroristas a calles. Les consideran héroes. No es desesperación sino crueldad. “Los palestinos que mataron a mi hermano son los hitlerianos que mataron a la familia de mi abuelo”, acusa. Y explica: “El fundamentalismo islámico se alió con el nazismo para exterminar a los judíos. El mufti no puso esa idea en la mente de Hitler pero la compartía. Nazismo y fascismo fueron derrotados militarmente pero no el islamismo que sigue hoy”.

Birmajer conecta Jerusalén con Bruselas y París. “Son los mismos asesinos que pretenden un califato mundial. Podrían ser el malo de Batman pero es real. Quieren oprimir a las mujeres y exterminar a los homosexuales. Les arrojan desde un ático. Irán y Hamas los matan a escondidas mientras IS lo difunde en YouTube”.

El rabino Birmajer es trasladado al hospital después de recibir varias puñaladas
Mantiene su apoyo a un Estado palestino aunque cree que su Edu habría tenido el mismo destino de haber ya existido. “Seguiría habiendo terror, pero es la única solución para que Israel se pueda defender mejor y para que más palestinos puedan vivir en paz y prosperidad”. A los 20 años, su hermano abrazó profundamente la religión. Le dijo que había encontrado la verdad. “Pocas veces vi a alguien tan convencido del camino que tomó. Discutíamos mucho pero desde el máximo respeto”, recuerda sobre el abismo creado. Con una creencia aplastante en alguien que se confiesa "judío escéptico", Birmajer hace una revelación: “Una semana antes, vino a Buenos Aires para despedirse. Tocó a mi hijo en el hospital y empezó a sanar. Vino sin aviso. Como si ya le hubieran matado y le permitieron despedirse. Sería irracional no creer ello”. El rabino se enojó por un chiste suyo, por lo que apenas hablaron antes de volver a Jerusalén. “No me habló porque no me podía contar lo que iba a pasar”, interpreta.

Israel, lo más divertido
El religioso que se trasladó a Jerusalén esperaba al Mesías mientras el escritor sionista de Buenos Aires le replicaba: “El Mesías ya llegó y es Israel. Nunca habrá una tierra justa ni un mundo perfecto. Lo más divertido y menos malo que conozco es Israel”
-No creo que sea la descripción preferida de israelíes y palestinos atrapados en un laberinto sin salida...
-Lo sé, pero Israel es una historia de ciencia ficción. El regreso de los judíos a su país no tiene correlato con ninguna historia humana.
-¿Tiene un final?
-No, por eso es tan divertido. Tiene un principio, Abraham, el éxodo, pero no hay ningún final a la vista. Tiene la diversión de la ficción y el poder de la vida. En su mejor novela, El amor en los tiempos del cólera, García Márquez dice: "Lo asustó la certeza de que era la vida más que la muerte la que no tenía límites". Eso es Israel después de la Shoá.

Opina que el error de Israel es no consensuar sus fronteras. “No me preocupa qué dicen los enemigos al respecto sino lo que dice el pueblo de Israel. La izquierda y la derecha tienen ideas diferentes de fronteras. Se necesita un mayoritario consenso interno para ser efectivos contra el terrorismo”. Se define con orgullo "100% judío, 100% argentino y 100% de clase media”. Declara que amar a Argentina es amar a Israel y viceversa. “Dos democracias con el mismo enemigo: el islamismo fundamentalista”.

Recuerda el atentado terrorista contra AMIA bajo patrocinio de Hizbulá e Irán. Celebra la marcha de Cristina Fernández de Kirchner de la presidencia argentina: "Hemos vuelto a la democracia y hemos salido del chavismo y la corrupción brutal". De vuelta en Buenos Aires, el teléfono de su despacho no suena. Es el silencio de su hermano, el único que le llamaba al fijo. Cuatro meses después, espera una llamada que le diga que todo fue una pesadilla.

Fuente: El Mundo

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