La izquierda y los judíos-EL PAIS.COM
Karl Marx, Leon Trotsky, Rosa Luxemburgo, Helen Suzman compañera de Mandela, Botwin comandante de la Brigada judía en España, Zinoviev, Kamenev, son sólo algunos nombres que ratifican la gran presencia judía en la izquierda desde que Marx escribiera su ‘Manifiesto del Partido Comunista’. Las filas de sindicalistas, líderes sociales, combatientes revolucionarios e intelectuales siempre tuvieron una desproporcionada participación de judíos.
Sin embargo con el paso de los años gran parte de la izquierda y sus diversas organizaciones se han transformado en reductos donde imperan el antisemitismo y el odio visceral a lo judío, tal como ocurre en el Partido Laborista inglés cuyo antisemitismo hizo metástasis estos días, sumiendo a la histórica agrupación en una profunda crisis de identidad.
La nueva cara del antisemitismo es el antisionismo, la oposición al derecho de los judíos a su propio Estado. Las legítimas críticas a Israel terminan cuestionando el derecho a existir del Estado judío. “Transferir a los judíos a Estados Unidos” como declaró la defenestrada parlamentaria del laborismo inglés. Las organizaciones de derechos humanos han caído en tal obsesión con Israel que los más abominables genocidios, masacres, abusos de género, matanzas religiosas y barbarie, ignorados por la izquierda pasan desapercibidos detrás de la cortina de humo que han tendido con Israel.
Todo se vale cuando se trata de odiar a los judíos, comenzando por la sacra alianza entre la izquierda y el islam radical, ese que cuelga gais, lapida feministas y adulteras y envía a las mazmorras a la oposición política. Organizaciones terroristas como Hamas y Hezbollah que despachan adolescentes indoctrinados a inmolarse para matar judíos son reivindicadas por la izquierda como “combatientes por la libertad”. Hugo Chávez, héroe de la izquierda latinoamericana, rompió relaciones con el Estado judío al grito de “maldito eres Estado de Israel”, una especie a “Allah u Akbar” criollo, mientras arropaba a Bashar Al Assad asesino de medio millón de sirios. La izquierda coligada al Islam radical ha rescatado del basurero de la historia el panfleto ‘los protocolos de los sabios de Sion’, ‘biblia’ del antisemitismo clásico.
El movimiento BDS -Boicot, Desinversión y Sanciones- que promueve el boicot a Israel es la faz misma de la hipocresía y el antisemitismo, apoyado por amplios sectores de la izquierda. Lo último por lo que luchan los dirigentes de BDS es por los palestinos por quienes sienten apenas desdén paternalista. Si no, ¿dónde estaban cuando el campo de refugiados palestinos en Yarmouk era devastado y sus residentes aniquilados por las fuerza sirias?
Esa izquierda ‘antisionista’, haciendo uso de un discurso ambiguo para camuflar sus verdaderos designios, no busca acabar con la ‘ocupación’ sino acabar con el Estado de Israel, blande un rotundo NO a Palestina al lado de Israel, promoviendo en su defecto, Palestina en vez de Israel. La misma izquierda para la cual el derecho de autodeterminación de los pueblos es sacrosanto excepto si se trata de los judíos para quienes ese derecho no existe. La izquierda que ha acogido sin rechistar la retórica de que “sionismo es racismo” e “Israel es un Estado apartheid”, en un planeta rampante en discriminación y exclusión, en el que Israel sin ser perfecto, es ejemplo de inclusión: árabes en la corte suprema, en las fuerzas de seguridad, en su cuerpo diplomático, en la academia y en la selección nacional de fútbol.
La izquierda insensible a la cuestión judía sigue arrastrando el pesado lastre del antisemitismo que se supone debía combatir y con esto sus demás ideales quedan igualmente sepultados.
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