lunes, 2 de mayo de 2016

Si los gazatíes pudieran elegir...

 

Mapa de Gaza.
Sally Abrams, del Speakers Bureau of the Jewish Community Relations Council of Minnesota and the Dakotas, se pregunta en este artículo para The Times of Israel qué clase de sociedad construiría la población de la Franja si no estuviera adoctrinada y controlada por un grupo terrorista y pudiera elegir por sí misma.
La optimista que hay en mí dice que aprovecharían la oportunidad para avanzar económicamente y construir un futuro mejor para sus niños, abrazando la paz y construyendo algo maravilloso al lado de Israel.
(…)
Mi parte cínica me recordó cómo celebraban los gazatíes la pasada semana la explosión de un autobús de Jerusalén. Hamás se atribuyó el ataque.
Entonces, una tercera parte de mí entró en la conversación, la realista. Que se pregunta: ¿cuánto tiempo llevaría preparar a la gente de Gaza para vivir pacíficamente junto a Israel, eliminar el venenoso adoctrinamiento en el odio a los judíos en que ha estado inmersa durante décadas? ¿Cuánto llevaría el ayudar a los gazatíes a asumir los valores que permiten construir una sociedad civil libre y plural?
La parte optimista y la cínica guardaron silencio.
Haim Shine hace un repaso por los grandes fracasos de Obama en política internacional, que marcarán su legado de forma indeleble. Su imagen en Oriente Medio, al final de su segundo y último mandato, no puede ser más deplorable, sentencia.
Los líderes de Oriente Medio no saben si Obama es un presidente ingenuo o si está dispuesto a sacrificar sus valores fundamentales y su credibilidad solo para tener una mención a su juicio positiva en los libros de historia –mención que será borrada a toda velocidad.
Europa está también decepcionada con EEUU. La indecisión de Obama respecto a la locura siria ha permitido a Rusia dar pasos importantes en Oriente Medio y Europa. Los esfuerzos baldíos para afrontar el problema sirio han contribuido al tsunami de inmigrantes hacia Europa, con todas sus consecuencias para la sociedad europea y su seguridad. A esto hay que añadir, por supuesto, la crisis financiera que amenaza con destruir a la Unión Europea, cuya semilla fue sembrada en 1992 con la firma del Tratado de Maastricht.
María Dubobikova, presidenta del International Middle East Studies Club, considera que la sociedad egipcia debe madurar progresivamente y dejar de pensar que todos sus problemas van a ser resueltos por un líder providencial.
Un gran problema es que los egipcios se han acostumbrado a depender de un líder todopoderoso que hará sus sueños realidad. Esperan mucho, pero no se preguntan si han hecho todo lo que podían por su país y por sí mismos. El problema se agrava no sólo por la existencia de un sistema político corrupto y viciado, también por una sociedad inmadura. Las revoluciones como instrumento de cambio son un signo de inmadurez social.
Egipto necesita evolución, no revolución. Esta evolución debería estar basada en la comunicación, el respeto a la crítica y el deseo de cambiar para mejor. Sisi tiene que enfrentarse a unas elites corruptas y ponerse al lado de los jóvenes. Correrá riesgos, pero no más que ahora. El futuro de un país que es una piedra angular de la región está en juego.

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