domingo, 16 de julio de 2017


EL ÁRBOL DE LA VIDA
Tal vez me quede ronco de gritarlo, o mi débil corazón no lo soporte,
pero haré todo lo posible por no acostumbrarme.
Jamás.
Por no normalizar lo anormal.
Por no explicar lo inexplicable.
*
Mi edad ya me permite vislumbrar, que el error y la caída, son parte de todo camino sano de búsqueda y de ascenso espiritual.
Pero jamás pueden convertirse en una técnica o una artimaña.
*
Si es nocivo y lo sabes, apártate.
Si no te hace temblar ni te conmueve, déjalo.
Si no te apasiona, busca otra opción.
Si no te quita el sueño, no lo tomes más en cuenta.
Si se torna reiterativo y no te ayuda a trascender, no pierdas un minuto más.
*
Porque no se puede aceptar lo anormal como normal.
*
La costumbre no es la “normalidad” de la renovación permanente.
La rutina no es la “normalidad” de la vida.
El aburrimiento no es la “normalidad” de la alegría.
*
La muerte interrumpe a la Vida, no la “normaliza”.
Por eso, aférrate al Árbol de la Vida con todas tus fuerzas.
Con todo tu corazón.
Y con toda tu alma.

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