EL ÁRBOL DE LA VIDA
Tal vez me quede ronco de gritarlo, o mi débil corazón no lo soporte,
pero haré todo lo posible por no acostumbrarme.
pero haré todo lo posible por no acostumbrarme.
Jamás.
Por no normalizar lo anormal.
Por no explicar lo inexplicable.
*
Mi edad ya me permite vislumbrar, que el error y la caída, son parte de todo camino sano de búsqueda y de ascenso espiritual.
Pero jamás pueden convertirse en una técnica o una artimaña.
*
Si es nocivo y lo sabes, apártate.
Si no te hace temblar ni te conmueve, déjalo.
Si no te apasiona, busca otra opción.
Si no te quita el sueño, no lo tomes más en cuenta.
Si se torna reiterativo y no te ayuda a trascender, no pierdas un minuto más.
*
Porque no se puede aceptar lo anormal como normal.
*
La costumbre no es la “normalidad” de la renovación permanente.
La rutina no es la “normalidad” de la vida.
El aburrimiento no es la “normalidad” de la alegría.
*
La muerte interrumpe a la Vida, no la “normaliza”.
Por eso, aférrate al Árbol de la Vida con todas tus fuerzas.
Con todo tu corazón.
Y con toda tu alma.
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