lunes, 7 de julio de 2008
70º aniversario de la muerte de Shlomo Ben-Yosef (Z''L)
Durante toda la primavera de 1938 los transportes públicos de pasajeros judíos eran blanco de los disparos efectuados desde las aldeas árabes en la Galilea, en especial en la ruta Acre - Safed.
Especialmente espeluznante fue el asesinato de los pasajeros de un taxi interceptado por una banda de árabes.
El chofer detuvo el vehículo ante los primeros disparos y sus cinco ocupantes saltaron fuera de él para cobijarse de los tiros.
Los terroristas musulmanes los atraparon uno a uno y castraron a los pasajeros, los degollaron, y descuartizaron sus cuerpos, luego violaron a una joven pasajera que viajaba con ellos después de torturarla en el lugar, finalmente la degollaron y jugaron con su despojos.
No habían allí guardianes del”Haganá”. Los asesinos volvieron cabalgando satisfechos a las colinas y desde allí regresaron a sus aldeas sin que nadie los molestase ni se intentara hacer justicia.
Los judíos de la Galilea, atónitos por semejante acto de salvajismo se encontraban impotentes.
Fue entonces cuando se levantaron tres jóvenes beitaristas, vecinos del ishuv Rosh Pina: Ben Yosef, Abraham Shein, y Shalom Djurabin, quienes consiguieron una granada de mano y la arrojaron dentro de un autobús de árabes.
El atentado de venganza fracasó: La granada no explotó y los tres fueron detenidos por la policía inglesa y luego condenados a morir en el patíbulo.
A Shein le revocaron la sentencia de muerte por la de reclusión perpetua debido a que era menor de edad, a Djurabin, lo declararon loco y lo internaron en un hospital psiquiátrico, finalmente fue destinado a morir en la horca sólo Ben Yosef.
Todos pidieron salvar su vida, tanto en Eretz Israel como en el exterior, desde el alcalde de Dublin hasta el gobierno de Polonia, sin resultado alguno.
Todos aducían que ejecutar a un joven sin antecedentes penales o terroristas, solo por el hecho de haber atentado en contra personas a las cuales ni siquiera alcanzó a herir, era simplemente un crimen de guerra por parte del gobierno ingles.
Antes de su ejecución, fue visitado Yosef por un reducido grupo de periodistas en su celda, a los cuales les dirigió las siguientes palabras:
”No me tengan lástima, no necesito compasión de nadie, yo estoy orgulloso de ser el primer judío que sube al patíbulo en Eretz Israel. Mi muerte sirve a la patria más que mi vida. Sabrá así el mundo que los judíos no tememos el presentarnos ante la muerte”
La mañana del 29 de Junio, se duchó Shlomo Ben Yosef, se cepilló los dientes, tomó un vaso de te y esperó a los guardias para que lo conduzcan hacia su verdugo. En los pasillos hacia el patíbulo cantaba el”Shir Beitar”.
Luego de habérsele ajustado la soga a su cuello y antes de que el verdugo tire de la palanca, gritó sus últimas palabras:”Viva la Nación Hebrea! …Viva Jabotinsky! ”.
Extraído del libro:” TZION HA LOJEMET”
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