Iankele era un judío ateo, escéptico con todo lo relativo a la existencia de Dios. Pero nunca faltaba a la sinagoga en el día de Iom Kipur.
Ese Iom Kipur fue para Iankele una tortura, el ayuno de las 24 horas lo tenía nervioso y el hambre comenzó a hacerle mella.
Al lado de la sinagoga había un restaurant y entrando le pregunta a la camarera ¿cuánto cuesta un sandwich de queso?.
En ese preciso instante estalla una tormenta electrica que hace temblar el edificio y los relampagos surcan el cielo.
Iankele aterrorizado exclama ....Nu, nu, ¿acaso hay algo malo en preguntar?