viernes, 13 de diciembre de 2013

El comienzo de nuestro Exilio

Rabino Daniel Oppenheimer El hecho que la Guemará analice cierta situación, no significa en absoluto que esa situación sea frecuente o cotidiana. Todas las situaciones (aunque fuesen hipotéticas), se tratan en la Guemará, si eso ayudará a entender y aclarar mejor los conceptos que fundamentan las decisiones Si bien se calcula que la destrucción del 2º Bet haMikdash sucedió alrededor del año 70 de la era común, muchos judíos vivieron en Eretz Israel durante varios siglos luego de ese terrible suceso. Efectivamente, en la Bavel de entonces (situada donde hoy es Irak), los judíos podían respirar con más libertad, y allí se fueron estableciendo cada vez más judíos en las comunidades que ya habían estado existiendo desde la destrucción del 1º Bet haMikdash y durante todo el período del 2º Bet haMikdash. Allí también florecieron las comunidades de Sura y Pumbedita, que fueron las localidades en donde existieron las Ieshivot más importantes durante el milenio que siguió. La influencia para la posteridad del Talmud de Bavel ha sido mucho mayor que la del Ierushalmi. En general, esto se debe al hecho que la fuerza y el prestigio de la comunidad judía de Israel, que estaba bajo dominio romano, disminuyó constantemente en contraste con la comunidad de Bavel en los años posteriores a la redacción del Talmud y continuando hasta la época de los Gueonim. De todos modos, durante casi 300 años, los judíos de Eretz Israel intentaron continuar con su modo de vida y sus instituciones. A pesar que hubo momentos de tranquilidad, el siglo que siguió a la destrucción del Bet haMikdash, padeció una repetición de persecuciones de los romanos, que no querían permitir ninguna semejanza con lo que fuera soberanía, a los judíos de Judea. Algunas de las ofensivas, tal como en la época de los emperadores Trajano y Adriano, incluían el impedimento de la vida judía reglamentada aun a nivel doméstico y comunitario, prohibiéndose la enseñanza de Torá e incluso la observancia de las leyes rituales íntimas y hogareñas. Luego llegó un “hueco” de paz. Fue durante la época de Marco Aurelio y Antonino Pío, que mantuvieron una relación cordial con el líder de los judíos y autoridad máxima del Sanhedrín: Rabí Iehudá haNasí, descendiente de la estirpe del venerado Hilel. Fue él quien recopiló las enseñanzas de la Torá Oral y las vertió en forma ordenada y escrita, en lo que llamamos “la Mishná”. Las enseñanzas que él recopiló habían sido transmitidas desde Moshé Rabeinu, y abarcaban todas las discusiones y conclusiones halájicas de los maestros (Tanaim) que habían vivido durante los tres siglos que le antecedieron. La Mishná está dividida en seis secciones, que tratan (principalmente): Zraim - leyes relacionadas con los productos agrícolas de la Tierra de Israel. Moed – abarca las leyes de Shabat y la de las festividades, ayunos y duelos. Nashim –trata las leyes rituales y materiales de matrimonio, divorcio, votos y fidelidad. Nezikin – incluye todas las transacciones monetarias, reparación de daños y aspectos judiciales. Kodashim – se refiere a temas de Cashrut, como también a las tareas sacerdotales del Templo. Taharot – abarca todas las leyes vinculadas a la pureza ritual. Cada una de estas secciones está dividida en muchos tratados (Masejtot), que son más específicas en los temas puntuales. De todos modos, las leyes de cada tratado se vinculan con los otros, de modo que ninguna enseñanza jamás está aislada del resto de la Torá. Del mismo modo que Rabí Iehudá haNasí recopiló la Mishná, otros sabios de aproximadamente la misma época, hicieron cada uno su compendio - que constituyen la Braita, Sifrí y Tosefta. Asimismo, y del mismo modo en que se ordenaron las leyes en la Mishná, hubo varios de los Sabios que tomaron las enseñanzas morales de los maestros de la época y armaron los distintos Midrashim: Rabá, Rav Tanjumá, Tana dBei Eliahu, Pirké d’Rabí Eliezer y Ialkut Shimoní. Pero la emigración hacia Bavel y otros rumbos, crecía con cada nuevo embate de los romanos. Algunas Ieshivot, sin embargo, siguieron funcionando aun bajo estas difíciles circunstancias, con el resto de los estudiosos que vivían en la zona de Galilea, y decidieron continuar su enseñanza tal como lo había sido desde la época de la Mishná. A pesar de la distancia, existía un flujo constante de Sabios que comulgaban entre Bavel y Eretz Israel. Quienes estudiamos la Guemará de Bavel (Talmud Bavlí) que es la que comúnmente se aprende en las Ieshivot, se encuentra con la frecuente expresión que en “Maarava” (al oeste, o sea: en Eretz Israel, que está situada en esa dirección viniendo desde Bavel) los Sabios opinan de uno o de otro modo. Fueron estos los Sabios que formularon el Talmud Ierushalmi. Tanto el Talmud de Bavel como el de Eretz Israel, constituyen una nueva recopilación de análisis profundo de las Mishnaiot y demás enseñanzas de los Tanaim. ¿Por qué esto? Pues si bien en la Mishná están vertidas las leyes según casos puntuales, con las diferentes opiniones cuando existe una discusión entre los Sabios, habitualmente no están expuestos los motivos y razonamientos que conducen a la obtención de esas leyes. Obviamente, según lo que fueran los motivos de cierta ley, esto llevaría a muchas consecuencias halájicas en circunstancias de lo más variadas. El hecho que la Guemará analice cierta situación, no significa en absoluto que esa situación sea frecuente o cotidiana. Todas las situaciones (aunque fuesen hipotéticas), se tratan en la Guemará, si eso ayudará a entender y aclarar mejor los conceptos que fundamentan las decisiones. Asimismo, en numerosas ocasiones, un tema teórico planteado, puede no resolverse con certeza, en cuyo caso la Guemará lo dejará irresuelto Con el mismo método, aparentes contradicciones de Mishnaiot, se exponen y se responden según los Sabios entiendan las sutilezas que diferencian los casos. En muchas oportunidades, el Talmud brindará más de una respuesta, y luego de exponer las diferentes contestaciones, analizará las diferencias prácticas que surgen entre ellas. Quien abra algún tomo (“Masejet”) del Talmud, se encontrará con muchas eventualidades en las que se plantea una pregunta y se sugiere una respuesta. Sin embargo, el Talmud no está satisfecho con dicha respuesta, y la cuestiona. Ante la objeción, el Talmud propone una segunda contestación. Sin embargo, también esta respuesta queda impugnada .Nuevamente los Sabios insinúan otra solución, que finalmente es aceptada (ocasionalmente este mismo ejercicio se repite aun más veces).Al estudiar la Guemará y encontrarse con este método, uno se extraña: ¿por qué la Guemará insiste en mencionar todos los intentos fallidos, si – aparentemente – no terminaron siendo las “verdaderas” conclusiones? La respuesta a esta incógnita, es que la Guemará nos enseña a buscar la verdad - la pura verdad – sin concesiones ni compromisos. Todas las posibilidades lógicas – sin excepción – son consideradas, y deben atravesar el rigor de la verdad. Por lo tanto, aun aquellas que son rechazadas, deben ser mencionadas para saber el motivo por el que efectivamente no pudieron ser aceptadas (también el análisis de la refutación deja enseñanzas prácticas). Y cuando a los estudiosos posteriores – a través de todas las épocas en las que jamás se dejó de estudiar - se les ocurre que el Talmud podía haber respondido de otro modo, entonces se analiza el motivo por qué el Talmud realmente no propuso determinada pregunta o respuesta. El Talmud Ierushalmi no se ha conservado en su totalidad, parte de él se perdió. El idioma arameo, y los métodos de formular las preguntas y respuestas, difieren un tanto del arameo del Talmud Bavlí. De las seis secciones de la Mishná, la quinta: Kodashim, ha desaparecido por completo, mientras que la sexta, Taharot, contiene sólo los tres primeros capítulos del tratado Nidá. La redacción de este Talmud se quedó suspendida alrededor del fin del siglo IV, cuando Teodosio II suprimió el Sanhedrín y puso fin a la ordenación formal de Rabanim (Smijá) Fue la cruel época del dominio bizantino. Una de las Ieshivot más importantes fue la de Rabí Iojanán en Tiberíades, junto al lago Kineret. El compañero de estudio y quien más está mencionado como litigante (de estudio) de Rabí Iojanán, es su cuñado Resh Lakish. De éste, el Talmud menciona que inicialmente había sido un bandido, y que Rabí Iojanán fue quien lo alejó de esa vida censurable, convirtiéndolo en uno de los más importantes Sabios del Talmud. Esta Ieshivá existió hasta fines del siglo III, poco después del fallecimiento de Rabí Iojanán, época en la que los judíos de aquel sitio sufrieron saqueos y asaltos vandálicos y cotidianos, que dejaron diezmada la comunidad. Asimismo, hubo una Ieshivá en el pueblo norteño de Tzipori y otra que floreció en Cesárea liderada por Rabí Avahu. A pesar que esta ciudad costera era la sede del gobierno local de los romanos, y también había una fuerte infiltración proselitista cristiana, Rav Avahu que mantenía buenas relaciones con el gobierno, pudo asentar allí mismo una casa de estudio. Mientras el gobierno romano fue pagano, la situación de los judíos en Israel era inestable, pero relativamente aceptable. Sin embargo, cuando en el año 324 el emperador Constantino abrazó la fe cristiana, las cosas se volvieron aun más trágicas para los pocos judíos que aun vivían en Eretz Israel. Los cristianos persiguieron con la misma ferocidad y crueldad que ellos habían sufrido a manos de los paganos, a todos aquellos que no compartían su creencia. Entre todas sus víctimas, las más hostigadas eran los judíos, por el simple motivo que su mera existencia ponía de relieve el hecho que el propio pueblo en cuyo medio había nacido su supuesto redentor, no aceptaba sus doctrinas. La insistencia de los cristianos en denominarse “la nueva Israel”, y obstinarse en afirmar que su “nuevo testamento”, o sea las palabras de sus apóstoles, constituían una continuación del TaNa”J (aun cuando contradice todo lo sagrado que el TaNa”J dice), tornaba imposible la coexistencia de ambos credos uno a la par del otro. Por lo tanto, los “padres de la iglesia” no dejaron de pregonar en sus sermones y sembrar el odio en contra de los judíos. Tal como mencionamos, no se pudieron mantener las Ieshivot en Eretz Israel, y los días del Sanhedrin que operaba aun con dificultad y en secreto, y cambiando su sede de tanto en tanto, estaban contados. También, como ya notamos anteriormente, la institución de la Smijá estaba en riesgo. Las últimas autoridades del Sanhedrín, Rabí Ieudá Nesiá III e Hilel II, al percibir que la precaria situación ya no se sostendría mucho tiempo más, determinaron redactar el Talmud Ierushalmi así como estaba, y preparar el calendario para el futuro – hasta la venida del Mashíaj. ¿Cómo es eso? Según la Torá una de las atribuciones del Sanhedrín es la determinación de fijar mes a mes, según aparezcan – o no, testigos oculares de la luna incipiente, el día de Rosh Jodesh, con la consecuencia de las fechas de las festividades hebreas que quedan establecidas de acuerdo al día en que comenzó cada mes .Asimismo, el Sanhedrín es la institución que debe establecer, según criterios fundados, si había que agregar un mes al año (Adar), convirtiéndolo así en bisiesto. El mandato de hacerlo responde a la prescripción de la Torá que Pesaj se celebre siempre en el mes de Nisán. Puesto que doce meses lunares de aproximadamente 29 días y medio (que es lo que demora la órbita lunar alrededor de la tierra), solo suman 354, o sea: once días y fracción - menos que el calendario solar de 365 días y un cuarto (basado en la órbita anual de la tierra al sol), de no agregarse ocasionalmente un mes al año, muy pronto Pesaj se festejaría en el invierno boreal. Fue entonces, que los Sabios de aquel último Sanhedrín también proyectaron e instituyeron el calendario luni-solar fijo, tomando en consideración, con su gran experticia, todos los cálculos que hacen a nuestro almanaque. Con este último acto, terminó la vida institucional judía en Eretz Israel. Quedaron siempre judíos que sobrellevaron las dificultades a las que estuvieron expuestos por los numerosos invasores de turno. Sin embargo, la gloria espiritual de la autoridad pública y manifiesta de la Torá deberá esperar hasta que seamos nuevamente redimidos pronto en nuestros días. Fuente: Ajdut Informa Nº 671.