lunes, 9 de septiembre de 2013

La ceresa del pastel: de África a la Unidad Elite Duvdevan

La ceresa del pastel: de África a la Unidad Elite Duvdevan Publicada el: 9 septiembre, 2013 3 El cadete D. [nombre confidencial] creció muy diferente a sus compañeros de pelotón. Pasó su infancia pasteando ovejas en una pequeña aldea en Etiopía, y emigró a Israel a los 17 años habiendo apenas terminado la escuela primaria. D. luchó hasta obtener su diploma de la escuela secundaria, y continuó la pelea en el ejército, no cesó hasta llegar a la Unidad Elite Duvdevan. Su sueño era ser Oficial en Duvdevan – y eso es exactamente lo que está haciendo hoy en día. Unidad Duvdevan en acción Unidad Duvdevan en acción Después de hacer aliá (inmigrar a Israel), D. comenzó a estudiar en un ulpán (escuela del idioma hebreo). Pronto se acercó a Acharai (‘sígueme’), una organización socio-educativa que desarrolla el liderazgo joven y promueve la participación social de los jóvenes de las ciudades en desarrollo y los centros de absorción. Ellos se ofrecieron a ayudarle en el proceso de ingreso al Ejército israelí. “Me uní al programa para mejorar mi hebreo y relacionarme con la gente, y no necesariamente porque quería enrolarme”, comenta. “Realmente lo disfruté. Fuimos a todo tipo de excursiones y sinceramente me conecté con la idea de servir en el Ejército. Me dio muchas ganas de alistarme“, dice. Pero el sueño debía esperar, antes tenía que completar su educación secundaria. Con tres años de atraso, las ganas de servir al Estado aún latía en el corazón de este joven inmigrante. Al comenzar su servicio fue asignado a Mijve Alon, una base para nuevos inmigrantes donde se realiza la Formación Básica (tironut) junto a un programa de aprendizaje intensivo de hebreo. “Estuve en Mijve Alon sólo tres semanas (de tres meses)”, nos comenta, “Yo estaba convencido que quería ser un combatiente. Solicité ir a los exámenes para la Brigada de Paracaidistas, y al pasarlos llegué a la base de formación de la brigada. Tenía muchas ganas de hacer los exámenes para la Unidad Elite Duvdevan, pero al principio no me dejaron”, recuerda. “Insistí en que me dejen intentarlo, y tras una larga lucha, me dieron una oportunidad. Tenía una sola chance, y la aproveché”. Incluso entrar en la codiciada unidad elite no le alcanzó a D., tras un corto tiempo en la unidad, terminó con títulos de honor el Curso de Paramédicos de Combate. “He aprendido muchas cosas, pero lo más importante es saber cuidar y tratar las lesiones de mis compañeros. Realmente me encantó”, recuerda sonriente la experiencia en el curso. Como si todo esto no fuera suficiente, también terminó con menciones de honor y excelencia por el desempeño el Curso de Instructores Físicos. Después del Curso de Paramédicos, D. terminó finalmente la formación avanzada y comenzó su servicio como combatiente. En Sucot del año pasado, fue galardonado por el Jefe del Estado Mayor, Tte. Grl. Benny Gantz, por su extraordinario desempeño como médico en combate, al salvar la vida de un miembro de su unidad. “Esta es mi misión y esta es la razón por la que me enrolé, así que no siento que haya hecho ningún tipo de acto heroico”, dice con modestia. Cadete DSólo faltaba una cosa más A esta altura sólo le faltaba una cosa más, aún no había alcanzado su sueño de ser Oficial. “Cuando me enrolé, me preguntaron a donde quería llegar. Les dije que quería ser Oficial”, dice con una sonrisa y añade: “Me encanta este país y me siento en la obligación de contribuir con el Estado. Como Oficial posiblemente tendré una posición desde la que podré influir en la comunidad etíope y la sociedad israelí en general. Para mí, personalmente, esto es realmente importante, lo más importante”. Sin embargo, por distintas razones no se le permitió en un principio ir a la Academia de Oficiales. Unas semanas más tarde de que le respondan negativamente a su solicitud, asistió a una reunión con la Myr. Grl. Orna Barbivai, comandante de la Dirección de Recursos Humanos. Durante la plática Barbivai le preguntó si aún tiene sueños por cumplir. “¡Ser Oficial! me salió decir intuitivamente”, recuerda con emoción. “Ella analizó mi caso y notó que me quedaban tan sólo cuatro meses para terminar mi servicio. Le dije que no importaba, que aún así quería hacer el curso. Era mi sueño. Le dije que si lo aprobaba no lo iba a pensar dos veces”. Al terminar el encuentro la Comandante le prometió volver a estudiar el asunto. Al día siguiente recibió un sorprendente llamado telefónico, era el comandante de su pelotón. Al domingo siguiente ya estaba haciendo los exámenes para entrar a la Academia. “No podía creerlo, estallé en llantos de emoción. Ahora tenía una meta, y no podía fallar”. "No existe el 'no puedo', eso más bien es 'no quiero'. Siempre dije que si quieres, puedes" “No existe el ‘no puedo’, eso más bien es ‘no quiero’. Siempre dije que si quieres, puedes” Cumpliendo un sueño D. logró cumplir el objetivo que se propuso, y lo hizo como sólo los grandes lo hacen. Durante el curso rompió el récord histórico de la Academia de Oficiales en la carrera de 10 km. Además, fue electo y honrado nuevamente con el título de cadete ejemplar. Parece que la determinación y la excelencia lo han acompañado durante toda su vida, pero él dice que el camino es mucho mas importante que el resultado. “Se trata de hacer lo mejor que puedas, conectarte con la gente y ser una persona decente”, explica. “Si tienes la fuerza de voluntad, puedes contribuir al Estado. No existe el ‘no puedo’, eso más bien es ‘no quiero’. Siempre dije que si quieres, puedes”. Así, siete años después de haber llegado a Israel y casi tres de servicio en el Ejército de Israel, con la cabeza en alto puede decir orgullosamente que es un Oficial en las Fuerzas de Defensa de Israel. posts relacionados: