
En obvia consecuencia, la influencia y credibilidad de los EE.UU. como abanderado de la libertad (acuñada en sus monedas y billetes) están dejando mucho que desear. ¿Realmente los norteamericanos gozan de esa libertad que tanto atesoran y buscan promover en el mundo, alentando democracia en países totalitarios? Sus principios parecen estar en tela de juicio, en entredicho. Y por consecuencia, su liderazgo en el planeta. Con el desastre económico que enfrenta, con la seguridad nacional en peligro y con sus principios y valores ahora inaplicables, ¿qué se puede esperar de la otrora tierra de promisión? ¿Un milagro, tal vez? No. La respuesta es recuperar un liderazgo efectivo para arreglar el desmadre que, tal como está hoy día, podría pronto convertirse en la victoria de la desaforada agresiva ilusión del fundamentalismo islámico.
Por eso las elecciones presidenciales de noviembre serán las más cruciales en en la historia estadounidense y para el mundo civilizado...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.