domingo, 28 de abril de 2013

Historia de los Judíos de Kurdistan

El Kurdistán es una región del Medio Oriente, dividida entre tres países: Turquía, Iraq e Irán . La mayor parte de la población musulmana del Kudistán vive en Turquía, otra parte en Irán y la más pequeña en Iraq. La mayor parte de los judíos kurdos vivían en Iraq, hasta el gran éxodo que tuvo lugar entre 1950/51, otros en Iran y solo muy pocos en Turquía. La historia de los judíos kurdos es muy antigua. Según fuentes talmúdicas los judíos deportados por los asirios, cuando estos invadieron el reino de Israel y lo destruyeron, trasladaron al Kurdistán parte de la población israelita, hace 2800 años en la invasión del rey asirio Shalmazar III. También las fuentes talmúdicas continúan relatando que a esos judíos se les concedió una autorización por parte de las autoridades rabínicas para convertirse en kurdos, hecho que realizaron muy exitosamente. Según algunos judíos Kurdos su historia puede ser relacionada con la conversión al judaísmo de la Reina Helena de Adiabene, durante el siglo I a.n.e. Sin embargo, muchos historiadores modernos del judaísmo con respecto a estas y otras historias en lo único que pudieron ponerse de acuerdo fue en el hecho de que para el siglo II d.n.e. el judaísmo estaba firmemente establecido en el Kudistan. Manuel Martorell , un investigador sobre la historia del viajero judío, el navarro Benjamín de Tudela, hizo el recorrido de ese osado viajero, quién contó como llegó Amadiya, en el siglo XII, en el norte de Iraq, donde registró la existencia de 23 comunidades judías, con unos 25.000 habitantes que hablaban el "targum ", arameo. También el viajero pudo constatar que muchos de ellos tenían costumbres y hábito cristianos, pero que eran de judíos en la intimidad. En la actualidad, como constató Martorell, dan testimonio de la vieja presencia judía las tumbas y los cementerios judíos, y lo que quedó de las viejas juderías, las sinagogas en ruinas y especialmente el cronista " objetos personales, joyas y recuerdos que hoy se pueden encontrar en manos de sus antiguos vecinos cristianos o musulmanes, en museos o anticuarios". El narrador comenta que el primer ministro de la región autónoma del Kurdistán, Nerchivan Barzani, que tiene a Arbil como su sede de gobierno, afirma con gran orgullo que en Barzán su feudo, se conservan restos de antiguas sinagogas. A comienzos del siglo XIX, la Alliance Israelite Universelle abrió escuelas y muchas otras facilidades en Kurdistan para la educación, fomentado el progreso entre los judíos kurdos. También se beneficiaron los kurdos no judíos, porque sus hijos eran aceptados en las escuelas sin hacer cuestión por su filiación religiosa. En el Kurdistán esto provocó el surgimiento de una nueva clase de educados y hábiles ciudadanos. En Arbil, una ciudadela con más de 4000 años de antigüedad se pueden observar las ruinas de las viejas casas de los judíos. Existe un museo donde se pueden ver los antiguos puñales y espadas que los judíos, debieron abandonar, obligados por el gobierno iraquí, pues solo les permitieron llevarse valijas con ropa personal. Sandur es una aldea donde vivían cien familias judías,y en cuyo centro existía una sinagoga de piedra, muy diferente del resto de las construcciones de adobe. Un vecino de 76 años cuenta que se fueron porque eran libres, pero que todos se llevaban muy bien y que con algunos se comunican telefónicamente desde Israel. Se calcula que los judíos del Kurdistán que fueron a Israel (siempre de acuerdo con la información de Martorell) son numerosos la mayoría se instaló en la zona occidental de Jerusalém, otros en Haifa e tanto los que llegaron de Sandur lo hicieron cerca de Tel Aviv.