martes, 30 de abril de 2013

Organización Sionista Mundial. El Sionismo de Dalí

Itongadol.- Salvador Dalí nunca puso los pies en Israel, pero su obra tiene muchos admiradores en este país al que dedicó algunas de sus obras. Los estudiosos e incluso los que conocieron a Dalí no se ponen de acuerdo sobre el origen de la conexión entre el pintor surrealista catalán e Israel. Unos dicen que admiraba al pueblo judío, otros que sus obras relacionadas con el sionismo, el judaísmo e Israel responden solo a encargos e intereses económicos. No en vano fue uno de los artistas universales que comercializó mejor su arte. La fascinación de muchos israelíes por Dalí se demostró hace unos días con la gran afluencia de público que consiguió la exposición “Dalí, la mirada de un genio”, que se pudo ver en Haifa (norte del país) entre el 22 de marzo y el 6 de abril. Unas 10.000 personas visitaron diariamente el enorme recinto del Centro de Congresos de la ciudad para contemplar unas 500 obras del pintor de Figueres: desde una postal que dibujó cuando tenía 12 años para felicitar el Año Nuevo a unos primos y obras realizadas en los años 30, hasta esculturas y series de litografías, todo procedente de colecciones privadas y reunido por Enrique Sabater, ex secretario personal de Dalí y comisario de la exposición. La enorme exhibición tenía un ala dedicada a Israel, el sionismo y la Aliyah, “ascenso”, término para designar la inmigración judía a Israel. La serie Aliyah consta de 25 cuadros que Dalí pintó con motivo del 20 aniversario de la creación del Estado de Israel, en 1968. Algunas de las pinturas plasman el Muro de las Lamentaciones, menorás y la bandera de Israel, entre otros motivos. En la zona consagrada a Israel también se podían ver dos tomos de una Biblia ilustrados por Dalí y medallas de plata de los diez mandamientos. Esta parte de la exhibición es la que más éxito tuvo entre el público. “Sabía que Dalí era sionista o simpatizaba con Israel. Fue un gran artista, la exposición es muy interesante, me encanta la pintura surrealista y las esculturas que se exponen son impresionantes”, comentó Shosh Roth, que se desplazó especialmente a Haifa desde Tel-Aviv, donde reside, para ver las obras de Dalí. El pintor catalán, según Freddy Zyskrot, de Galim Productions, la empresa que organizó la exposición, “siempre ha sido muy famoso en Israel, a la gente le gusta mucho, algunos cuando eran adolescentes tenían pósters de sus obras, aquí hay una gran admiración por él”. Cuando el visitante llega el aeropuerto de Ben Gurion, próximo a Tel-Aviv, una de las primeras cosas que ve es una gran menorá (candelabro de siete brazos, uno de los elementos rituales del judaísmo) de Dalí. La obra llegó a Israel junto a una carta del artista que decía: “Vosotros, el pueblo judío, los elegidos, hijos de Abraham, Isaac y Jacob, por vuestra determinación en mantener las tradiciones, por la alegría con que celebráis y santificáis vuestras festividades, he creado esta Menorá y este Muro de las Lamentaciones (otra escultura del artista). Mientras rezáis con vuestra inquebrantable fe por la gloria de vuestros ancestros y por el triunfo de la verdad, quiero ver en el brillo de estas luces claras y alegres un gran tributo a vuestro pueblo”. La exposición de Haifa, “una de las más grandes que se ha hecho hasta ahora de Dalí”, según Zyskrot, se llevó a cabo en esta ciudad del norte de Israel porque era la única que disponía de un espacio lo suficientemente grande -3.500 metros- para albergar todas las obras, valoradas en unos 60 millones de dólares (unos 46 millones de euros). La muestra ha sido una de las más concurridas de Israel en los últimos años. “Ha sido un éxito total de público, 10.000 personas al día es mucho para un país tan pequeño como este”, aseguró Zyskrot.