viernes, 26 de abril de 2013
La Realidad de Shabat
Emor(Levítico 21-24)
La Realidad de Shabat
Esta parashá se habla acerca de la prohibición de “trabajar” en Shabat. La gente generalmente piensa que Shabat es una oportunidad para descansar y juntar fuerzas para comenzar nuevamente la semana. Pero éste no es precisamente el concepto de la Torá. En Shabat descansamos, dice la Torá, porque Dios descansó. Pero obviamente Dios no reposó en Shabat con el fin de trabajar mejor la semana entrante. Su trabajo ya estaba completo y no lo prosiguió luego de Shabat.
La verdad es que Shabat es algo completamente distinto. La palabra que se emplea en referencia al “trabajo” de Shabat es melajá. Esta palabra aparece también en el contexto de la construcción del Tabernáculo. Nuestros sabios, en base a la descripción de la Torá, determinaron que existen 39 actividades que se consideran melajá, tales como encender fuego, cocinar y escribir. Estas 39 acciones tienen una cosa en común: son acciones que los humanos pueden hacer, pero los animales no. Todos estos son ejemplos de casos en los que los seres humanos utilizan su inteligencia con el fin de manipular y transformar la naturaleza. Por lo tanto, por extrapolación, uno no puede encender la luz o conducir un coche en Shabat.
El “descanso de Shabat” no es un descanso de la labor física, sino que es un descanso de nuestro constante e inútil esfuerzo por controlar el mundo. Es un día para sentarnos y permitir que el mundo continúe su rumbo sin que nosotros intentemos cambiarlo. Es un día para dejar de hacer y comenzar a ser. Es un día en el que no permitimos que la lucha por un futuro ‘mejor’ arruine el goce del aquí y el ahora. Cuando renunciamos por 24 horas a controlar el mundo, nos encontramos en una posición que refleja más acertadamente nuestra realidad, en contraste de cuando pensamos que tenemos el control. Es una oportunidad para encontrar un espacio de paz y humildad dentro de uno mismo.
Y nuestros sabios lo ven con mayor perspectiva. Cuando uno entra a un lugar más espiritual en su interior, su escala de valores comienza a modificarse. La necesidad de tener cada vez más dinero se torna menos importante. El éxito se muestra más voluble. Y el poder parece ser irrelevante. Pero, por otro lado, la familia, el amor, la búsqueda de sabiduría y la apreciación de lo bueno de la vida pasan del “blanco y negro” en el que están durante los días de la semana, a una profundidad de “32-Bit de color”.
Éste es el propósito de Shabat. Un día para salirse de la locura de la semana y comenzar a vivir en el mundo real.