lunes, 15 de abril de 2013

Investigación pionera del instituto Weizmann de Rehovot de Cidipal

La mecánica cuántica es una rama de la física que se ocupa de los fenómenos físicos a escalas microscópicas. Una de sus leyes señala que un sistema cuántico puede estar en más de un estado – o puede existir en múltiples realidades - a la vez. Este fenómeno (principio de superposición), existe sólo mientras ese sistema no sea observado o medido de alguna manera. En cambio, tan pronto como el sistema es medido, la superposición se acaba: el sistema colapsa, ‘decantándose’ por un único estado. En ese momento, la experiencia del mundo que nos rodea pasa a existir en una única realidad. El sistema observado dejaría de exhibir efectos cuánticos y pasaría a mostrar un comportamiento o, sin los efectos contra- intuitivos de la mecánica cuántica. El principio de superposición fue demostrado por vez primera en 1922 por Otto Stern y Walther Gerlach, quienes observaron este fenómeno en el espín de átomos de plata. El espín es el momento angular intrínseco de las partículas subatómicas o cuánticas. El espín es un fenómeno exclusivamente cuántico, que no se puede relacionar de forma directa con una rotación en el espacio. Por tanto, la ‘rotación’ del espín sería solo una imagen mental útil, destinada a comprender el comportamiento de las partículas subatómicas en el espacio. Lo que se sabe con certeza del espín es que cuando este se encuentra en superposición (en más de un estado), señala hacía más de una dirección al mismo. En esta extraña característica se centraron el investigador Roee Ozeri y sus colaboradores, Yinnon Glickman, Shlomi Kotler y Nitzan Akerman, del Departamento Física de Sistemas Complejos del Weizmann Institute of Science de Israel. Esos científicos estudiaron cómo el espín de átomos individuales colapsa desde la superposición hasta un estado concreto, cuando es observado con luz. En su proceso de análisis, ‘midieron’ los átomos iluminándolos en concreto con luz láser. Del mismo modo que nuestros ojos observan el mundo gracias a la absorción de fotones –partículas de luz – que los objetos dispersan hacia donde quiera que nos encontremos, Ozeri y su equipo observaron el proceso de colapso del espín en los átomos midiendo los fotones que estos dispersaban.