domingo, 1 de septiembre de 2013
La extraña similitud entre los fracasos de la primavera egipcia y la israelí.
El Cairo y Tel Aviv. Distintas forma de protestar. Iguales resultados.
En enero de 2011 los egipcios, un poco como imitación a lo que había ocurrido en Túnez, un par de meses antes y en mucho como necesidad propia, salían a las calles a protestar contra un régimen despótico y dictatorial que durante 30 años los había tenido sojuzgados e inmersos en un régimen de pobreza. Mientras clases privilegiadas manejaban el país a su antojo y engrosaban sus cuentas bancarias con incipientes cantidades de dólares la mayoría de la población apenas subsistía.
Muertos, heridos, represalias, venganzas y otras maldades cobraron las calles de El Cairo y otras ciudades de Egipto durante 18 días. Ese es el tiempo que demoró Mubarak para darse por vencido y renunciar a su cargo para verse apresado a posteriori y sometido a largos e infinitos procesos que aún no se sabe ni cuando concluirá ni si será declarado culpable o inocente. A los 85 años y enfermo, muy poco puede cambiar los fallos, pero sin duda los juicios continuarán. Luego se llamó a elecciones generales y en segunda vuelta, los Hermanos Musulmanes lograron prevalecer en los comicios venciendo con poco más del 51 % de los votos, logrando un triunfo a expensas de un ex ministro del derrocado dictador, que capitalizó más del 48 % de los sufragios.
Mohamed Morsi, el nuevo presidente, comenzó a gobernar ignorando que su triunfo había sido por escaso margen y vulnerando por completo las aspiraciones de la oposición. No tuvo éxito en su gestión y solamente un año después de haber asumido, fue derrocado por un ejército que se considera salvaguardar de los intereses del pueblo y con legitimización total para establecer cual gobierno es bueno y cual malo.
Nuevamente la plaza Tahrir se volvió a llenar de manifestantes y vivaron la caída del poder de los Hermanos Musulmanes y confiaron en una nueva oportunidad. Las fuerzas de poder, al mando del General Abdul Fatah al-Sisi, se han convertido en los nuevos amos de la situación.
Los egipcios deben elegir entre la dictadura militar laica o la dictadura fundamentalista islamista religiosa. Difícil opción. Por cierto no envidiable. Pero hoy se puede decir que se está en una situación bastante similar a la de enero del 2011. Sólo el tiempo dirá, en qué dirección apunta la definición.
En Israel no se quería ser menos. Si en toda la región estallaban las "Primaveras", ¿por qué no aquí? Eso sí, se fue más cuidadoso. Si se llaman "Primaveras" hay que esperar hasta que haga calor. Se procedió de esa forma y se comenzó un movimiento de protesta y de manifestaciones de indignados que cubrieron todo el verano del 2011.
Se comenzó en una forma poco convencional y muy práctica. Una joven que a pesar de tener trabajo, no podía pagar el alquiler y los gastos mínimos razonables para su supervivencia, decidió montar una carpa en el Bulevar Rothschild e inmediatamente fue seguida por una infinidad de personas que también atravesaban penurias económicas similares a pesar de trabajar normalmente. El principal problema es que los salarios están muy deprimidos a pesar de no haber una desocupación manifiesta, los costos de las viviendas subían escandalosamente y los alquileres, sobre todo en el centro del país, se convertían en impagables.
El movimiento tuvo amplio apoyo, nacional y popular. Se fue extendiendo a diversas ciudades del país y las concentraciones de los fines de semanas fueron cautivando más y más adherentes. Las marchas de los sábados por la noche fueron acompañadas por espectáculos artísticos de primer nivel. Los artistas más importantes y taquilleros del momento se prestaban a dar recitales gratuitos y todo era una fiesta familiar.
Los tanques y carros de asaltos de los países árabes, eran reemplazados por cochecitos de bebés y sillas de ruedas. Los padres protestaban porque no podían pagar las guarderías. Los discapacitados por tener ventajas y compensaciones sociales por sus limitaciones. Los maestros por tener menos alumnos por clase, y los alumnos por tener mejores maestros y más formados. Los empleados y obreros de organismos públicos que trabajaban por medio de contratistas (kablanim) querían iguales derechos que los empleados oficiales que desarrollaban la misma tarea y los empleados municipales, los mismos sueldos que sus similares en el estado. Se peleaba por el costo de la vivienda, los alquiles exorbitantes, la carencia de tierras donde edificar. Los sobrevivientes de la Shoa por mejores pensiones a cobrar con el dinero recibido por el Estado como compensaciones de Alemania. En fin, todos tenían algo que reclamar. Los eventos se convertían en reuniones sociales. Surgían nuevas amistades y se reencontraban viejos amigos de la época del colegio o del ejército que hacía mucho que no se veían. Probablemente también se forjaban nuevas amistades y tal vez algún romance. Las redes sociales fueron determinantes en la convocatoria y personas de todas las edades se iban incorporando a las protestas. Todo era una fiesta, pero con un contenido social serio. Como ya tanta gente no cabía en Tel Aviv se fueron organizando mítines en diversos puntos del país. Nadie que se precie de ser parte del pueblo, dejaba de concurrir algún día a disfrutar de "la alegría-protesta general".
Pasó el verano, comenzaron las clases, se volvió al trabajo y todos amigos. Pero se había sembrado una semilla de protesta colectiva que sin duda iba a repercutir en el accionar del Gobierno. Éste no sabía cómo actuar ante esta emergencia. Para ser sinceros, nunca supo cómo actuar, ante situaciones como éstas o ante ningún otra. Y se produjo una crisis interna que determinó que durante el 2012 se tuviera que agotar por anticipado la cadencia legislativa y llamarse a elecciones anticipadas.
Sin duda iban a surgir nuevas corrientes que supiesen entender el origen de los reclamos y buscar soluciones para ellos. En diversos partidos se trata de renovar, y en otros foros se crean nuevos núcleos electorales. El que mayor beneficio toma en este proceso es el popular periodista Yair Lapid que forma una nueva agrupación que denomina Hay futuro (Yes Atid) y logra captar mucho de los votos de los protestantes indignados.
Como en política está permitido mentir antes de las elecciones y, nunca se ha llevado a un gobernante ante un juzgado por no haber cumplido con lo prometido, no dejó de ilusionar con su elegante personalidad y su buena palabra.
Logró en las elecciones generales de enero del 2013 la increíble cifra de 19 mandatos y se convirtió en la segunda mayor fuerza por número de votos. Comenzaron las tratativas y firma una alianza con la fuerza de Neftalí Bennett de Hogar Judío (Ha Bait Ieudí) y ya desde el vamos comienza a actuar contra sus principios. Siempre se había manifestado partidario del sistema de "Dos naciones para dos pueblos" en lo relativo al trato con los palestinos y acepta como socio principal a una fuerza que niega de base ese principio y que sigue creyendo en la necesidad y legalidad de un Gran Israel. O sea, desde el principio ya boicotea todo principio de arreglo con la Autoridad Palestina.
Ente ambos alcanzan los 31 mandatos e igualan los logrados por Netanyahu y Lieberman. Con esos 62 votos pueden formar gobierno y se reparten los cargos. Lo del ingreso del partido de Tzipi Livni no influye en el contexto general.
Yair decide que debe ser ministro de economía reconociendo que de la materia no entiende nada. Pero dice que se rodeará de buenos asesores. ¿Por qué será que los ministros israelíes creen que pueden ser ministros de cualquier cosa desconociendo la materia en su totalidad? Ya en el 2006 nos había acontecido una situación similar. Un destacado dirigente obrero, al frente de un gran partido político, decide que debe ser Ministro de Defensa. De pequeño jugaba con soldaditos de plomo y supone que ahora todo será igual. Nos embarca en la Guerra del Líbano Dos y ya todos conocemos el resultado. Hoy ambas personas forman parte del mismo gobierno. Vaya paradojas del destino.
Lapid se hace cargo de la cartera de economía y encuentra que nada de lo prometido se puede cumplir. Las excusas son inmediatas. La culpa es de los que estaban antes. No dijeron la verdad. Las arcas están más vacías que lo esperado. El presupuesto es inmanejable. En fin, la imaginación para poner justificativos a la ineficacia son infinitos.
Durante estos meses la situación económica se ha ido desmejorando en forma evidente. No es necesario estudiar estadísticas sino que es mucho más práctico ir al supermercado. Los alimentos se han encarecido en una cifra muy por encima que lo que indican las cifras oficiales. No es que se den estas falseadas, como se sospecha que sucede en otros lados. Lo que ocurre que las cifras de costo de vida incluyen muchos rubros que no tienen tanta influencia en el vivir diario. Han bajado algo las del rubro comunicaciones. Las computadoras portátiles cuestan la mitad que hace dos años y los viajes al exterior, por la competencia, han descendidos. Pero los productos lácteos, la carne y las verduras alcanzan precios record mes a mes.
La clase media, a la que se prometió proteger se encuentra realmente desamparada. Las propiedades han seguido subiendo por encima de los salarios. Los alquileres, como el lógico, acompañan el costo de la vivienda. Hay aumentos totalmente injustificados. Elementos importados, con el dólar estable desde hace años se han incrementado en forma desproporcionada a causa de las manipulaciones especulativas de los intermediarios. Nadie protege al trabajador medio y mucho menos a los que ya no están en la vida activa. Se confeccionan los presupuestos para los años 2013 (recién ahora) y 2014 y se prevé para este último año un aumento en la presión impositiva del 10 %.
Las pensiones no solo no aumentan sino que amenazan con disminuirlas. Las tasas universitarias y los gastos escolares de la "educación gratuita" no disminuyen. Se corta la subvención por hijos. Se aumentan los aranceles médicos. Se incrementa el impuesto al valor agregado, el impuesto a las sociedades y las tasas del impuesto a las ganancias de los asalariados. Todo es desprolijo. Nadie tiene un plan ordenado. Para nombrar al sucesor de Stanley Fischer en el Banco de Israel ya se ha manoseado tres personalidades y aun no se encuentra un sucesor. La improvisación es Rey, el desacierto su compañero más firme y la incertidumbre la reina madre.
El desánimo ataca a gran parte de la población que no encuentra solución a sus problemas y la frase más habitual entre los ciudadanos es: "ya no voto más, son todos unos mentirosos"
Es necesario superar el mal momento. Coordinar ideas, Trazar un plan de trabajo e invertir en emprendimientos que requieran mucha mano de obra. Caso contrario, antes que comience la próxima primavera, volverán las carpas al Bulevar Rothschild.
Egipcios e Israelíes tuvieron distintas "Primaveras". Pero los resultados han sido los mismos. Ni los egipcios logran mejorar su sistema de gobierno para llegar a una real democracia, ni los israelíes logran una verdadera justicia social distributiva, que es la base de la fundación de un estado judío, pero sobre todo humanista y justo.