lunes, 3 de diciembre de 2012

La victoria pírrica de los palestinos en la ONU

30 noviembre 2012 By Ruben Kaplan El jueves 29 de noviembre de 2012, tal como se columbraba desde hace un tiempo, la Asamblea General de las Naciones Unidas, ridículamente, le confirió por abrumadora mayoría -138 votos a favor, 9 en contra: Israel, Estados Unidos, Canadá, Panamá, República Checa y varias naciones del Pacífico: Las Islas Marshall, Micronesia, Nauru y Palaos y 41 abstenciones- al inexistente estado llamado Palestina, el estatus de Estado no miembro pero sí Observador, como lo es El Vaticano, condición que no le permite el voto, pero sí por ejemplo, eventualmente, demandar a Israel en la Corte Penal Internacional. La aceptación de la ONU, con las atribuciones antes señaladas, del engendro difuso que representan los palestinos divididos de la Autoridad Palestina (AP) y Hamas, salteando las indispensables negociaciones directas con Israel, le añade otra mácula más al desprestigiado organismo internacional y aleja la posibilidad que aquellos obtengan su independencia y erijan un estado- como pide vana e ingenuamente la comunidad internacional- que conviva pacíficamente al lado del Estado de Israel. Otro factor concomitante para frustrar la aspiración de los palestinos es el movimiento terrorista Hamas que gobierna Gaza y promete no reconocer nunca y destruir a Israel al igual que lo proclama la República Islámica de Irán. El otro actor, la AP, presidida por Mahmoud Abbas a quien con excesivo candor, muchos dirigentes israelíes incluido el Presidente Shimon Peres, consideran moderado y socio para la paz, dice aceptar a Israel sin el carácter de Estado judío como inequívocamente lo es. El Dr. Mohammed Al-Hind un líder de La Jihad Islámica otro grupo terrorista que actúa en Gaza, dijo al diario egipcio El-Balad que la tregua (hudna) con Israel será breve y que los palestinos están vigorizados para ‘una ronda más salvaje y sangrienta’ de enfrentamientos con Israel. Esta cierta auto-calificación de referirse como salvajes hecha por Al –Hindi, si la emitiera un no musulmán, sería sin duda calificada de islamofobia. Para concretar el dislate de admitir como observador “no miembro” a “Palestina” que refrendó la ONU, coadyuvaron con su apoyo o abstención la totalidad de los países europeos que capitularon cobardemente ante la amenaza del Islam radical contra Occidente, con la honrosa excepción de la República Checa, que al rechazar la iniciativa, recuerda memoriosa cuando en septiembre de 1938 el estado checoslovaco fue truncado y privado de fronteras defendibles en virtud del bochornoso “Acuerdo de Munich” que fuera aprobado por Reino Unido, Francia, Italia y Alemania, con el pretexto de solucionar la crisis de los Sudetes y en perjuicio de Checoslovaquia que no estaba presente. Como resultado del acuerdo, por la traición de Gran Bretaña y Francia a su aliada Checoslovaquia se validó la aspiración del Tercer Reich de anexar la región checa de los Sudetes, sin ni siquiera consultar al gobierno checoslovaco que denominó al pacto como “La traición de Munich” y deploró sus decisiones “acerca de nosotros, sin nosotros y contra nosotros”. También Israel, debe tomar debida nota y aprender de la historia de Checoslovaquia, muy similar a la de su propia actualidad, cuando irresponsablemente muchos países apoyan la creación de un estado palestino con las indefendibles fronteras previas a 1967 y con Jerusalén este como capital, de acuerdo al deseo del presidente de la Autoridad Palestina Mahmoud Abbas, sin considerar la seguridad del Estado hebreo. En la alocución de Mahmoud Abbas en la ONU celebrada con algarabía y desenfreno en Ramallah, los palestinos en su ignorancia festejaron como si hubiesen obtenido un estado pleno por el estatus obtenido en la ONU, sin advertir que la demagógica maniobra del presidente de la AP, torna ese deseo más lejano e irrealizable. En su mendaz discurso Abbas, como es habitual insistió en reclamar la creación de un estado palestino con fronteras anteriores a 1967 con Jerusalén oriental como capital, y al igual que en otras oportunidades comenzó con expresiones impropias de un “socio para la paz”, a embestir furiosamente contra Israel, apelando a un arsenal de mentiras, injurias, difamaciones y distorsión de la historia. Abbas, aseguró en el discurso ante el organismo multilateral que los palestinos han sufrido “una de las campañas más horrendas de limpieza étnica y despojo de la historia moderna” a manos de Israel en 1948 y el asedio sigue actualmente “con una ocupación racista y colonial”. Frágil de memoria, Abu Mazen (el nombre de guerra de Mahmoud Abbas, discípulo dilecto del terrorista Yasser Arafat) olvidó las declaraciones efectuadas en septiembre de 2011 a la prensa en Washington por el embajador de la Organización de Liberación Palestina en los Estados Unidos, Maen Rashid Areikat, donde, entre otros conceptos, declaró que “no se permitirá la presencia de judíos en el futuro Estado palestino” expresión que retrotrae al término alemán acuñado por los nazis “judenfrei” (libre de judíos), donde evidenciaba el carácter racista y de odio a los judíos por parte de los palestinos. La Oficina de Biniamin Netanyahu calificó de “mentiroso” el discurso de Abbas en la ONU y aseguró que estaba “lleno de odio y propaganda mentirosa contra el Ejército israelí y los ciudadanos israelíes. La embajadora de los EE.UU. ante la ONU Susan Rice aportó claridad a la situación al declarar: “Pronto se desvanecerán los anuncios grandilocuentes de hoy y el pueblo palestino se despertará mañana y encontrará que poco de su vida ha cambiado, excepto que han disminuido las posibilidades de una paz duradera”. “Esta resolución no establece que Palestina es un Estado miembro de la ONU.” Rice afirmó que “sólo a través de negociaciones directas entre las partes pueden los palestinos y los israelíes alcanzar la paz que tanto merecen.” Israel contrariado por la presentación unilateral de Abbas en Naciones Unidas, hecho que consideró como una flagrante violación de los “Acuerdos de Oslo”, aprobó un día después, merced a un acuerdo de nueve ministros mayores, la construcción de 3.000 unidades de alojamiento en Jerusalén, Judea y Samaria. Una importante fuente diplomática dijo, según el Canal 2 de Noticias israelí, que ‘la construcción continuada es hecha según los intereses estratégicos de Israel.’ La fuente añadió que las medidas adicionales para responder al movimiento unilateral de la AP están siendo consideradas actualmente. Como era de esperar, los funcionarios de la AP reaccionaron con cólera a la decisión israelí. “Esto es un acto de agresión israelí contra un estado, y el mundo tiene que tomar sus responsabilidades,” declaró sin ruborizarse, el funcionario de OLP Hanan Ashrawi a la Agencia France Press. El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, olvidando su trasgresión o pensado que esta no traería consecuencias, también denunció la decisión israelí y pidió el viernes un alto a la construcción de casas judías. Aislado por la hipocresía de gran parte de la comunidad internacional, con enemigos internos como los partidos de izquierda y el reaparecido y cuestionado ex Primer Ministro Ehud Olmert y los insignificantes en número religiosos ortodoxos de Neturei Karta, Israel sabe que sólo cuenta con el apoyo incondicional de algunos países y especialmente su propia fuerza para enfrentarse a quienes desean destruirlo. Rubén Kaplan http://www.rkpress.com.ar/