domingo, 19 de octubre de 2008

La Línea Roja de Hugo Chávez


El “rojo rojito” es el color emblemático del presidente bolivariano de Venezuela. Él acaba de cruzar una línea de ese mismo color sin que el mundo casi reaccionara. A fines de septiembre, Chávez anunció que comenzaría a construir un reactor nuclear con tecnología y asistencia rusa. Regresado de un viaje a Moscú, en el cual Vladimir Putin confirmó que cooperaría en esa área con Caracas, Chávez expresó su interés en desarrollar energía nuclear “por supuesto, con fines pacíficos”. Ello no es muy tranquilizador que digamos, dada la naturaleza del gobierno de Caracas y su vinculación estrecha con el régimen iraní, su más cercano aliado en el Medio Oriente, también avocado al desarrollo de un programa nuclear “por supuesto, con fines pacíficos”.Tal como ha consignado La Nación, Venezuela lleva gastados más de u$s 33.000 millones en América Latina para consolidar su influencia política en la región. Es financista de las economías argentina, boliviana, cubana, ecuatoriana, y nicaragüense. Patrocina a agrupaciones terroristas dentro y fuera del continente, tales como las FARC, ETA, Hamas y Hizbullah. Según un informe del congreso norteamericano, una amplia red islamista se extiende por el territorio venezolano con base en la Isla Margarita y con filiales en Barquisimeto, Anaco, Puerto Ordaz, y Puerto Cabello. Recibió buques de guerra rusos en sus costas -por primera vez desde la Guerra Fría algo así acontece en la región- anunció la realización de maniobras conjuntas con la marina rusa para mediados de noviembre, y prometió compras de armas rusas por más de u$s 4500 millones. Poco tiempo atrás expulsó al embajador estadounidense ante Caracas, en un presunto gesto de solidaridad bolivariana con La Paz. “Váyanse al carajo cien veces, yanquis de mierda, que aquí hay un pueblo digno”, dijo haciendo gala de sutileza chavista al efectuar el anuncio. Años atrás había retirado a su embajador ante Tel-Aviv. Frente a la crisis financiera de Wall Street, afirmó que estaba gestando “un nuevo sistema financiero propio” junto a Irán, Rusia, Belarús, y China, que contaría “con la asesoría de Fidel Castro”. Al momento del anuncio, su canciller Nicolás Maduro se hallaba en Teherán dialogando sobre el establecimiento de un banco binacional venezolano-iraní. Ya existe uno similar con China y planea crear otro semejante con Rusia. “Quizás lo llamemos Casa de Valores Chávez-Ahamadinejad, Casa de Valores Chávez-Medvedev y Casa de Valores Chávez-Hu Jintao”, bromeó -de buen humor ante el debacle norteamericano- el líder bolivariano.La cosmovisión ideológica que anima su repudio a USA y en particular a “Mr. Danger”, como gusta de llamar al presidente Bush, le han valido distinciones especiales: Libia le otorgó el (surrealista) Premio Internacional Qaddafi por los Derechos Humanos y la República Islámica de Irán le concedió su más alto honor por apoyar a Teherán en su confrontación nuclear con la familia de las naciones. Mahmoud Ahmanidejad realizó tres visitas oficiales a Caracas en los últimos dos años y delegaciones venezolanas han visitado Irán. En el año 2007 fue establecido el primer vuelo transoceánico entre América Latina y el Medio Oriente en la ruta Teherán-Caracas. Testigos han indicado que, al arribar a Venezuela, los pasajeros y la carga de éste vuelo ingresan al país sin cruzar control aduanero alguno. Como parte de su estrategia de penetración regional, Irán ha abierto en los últimos dos años embajadas en Nicaragua, Bolivia, y República Dominicana. Reabrió su embajada en Chile e inauguró una oficina comercial en Ecuador. Con la Argentina ha multiplicado el comercio bilateral. La embajada en Venezuela -puerto de entrada al continente- fue ampliada.La prensa venezolana ha informado que Chávez ha gastado u$s 1 millón para imprimir posters de él mismo junto al líder del Hizbullah Hassan Nasrallah para ser exhibidos en una manifestación islamista en Beirut. La prensa israelí ha publicado que en El Líbano, Hizbullah ha entrenado a miembros jóvenes del partido bolivariano. Tal como ha señalado el escritor Travis Pantin, el Estado de Israel ocupa un lugar de infamia en el pensamiento chavista. Durante una entrevista en julio de 2006 con la cadena satelital árabe Al-Jazeera lo ha definido como “un instrumento de agresión”. En 2007 llamó a Colombia “el Israel de la región” cuando Bogotá asestó un golpe letal a las FARC en su frontera con Ecuador. A su vez comparó a los palestinos con los indios venezolanos durante un discurso pronunciado en 2005 en conmemoración del descubrimiento de América: “Uds. fueron expulsados de su patria, como el heroico pueblo palestino”.La judeofobia del régimen chavista ha sido ampliamente documentada. Desde la asunción de Chávez al poder, alrededor del 25% de la pequeña comunidad judía venezolana ha emigrado. Dos veces fue allanada la Sociedad Hebraica de Caracas a partir de la espuria acusación de que allí se ocultaban armas. En junio de este año, el embajador venezolano en Moscú denunció un supuesto golpe de estado contra su gobierno y acusó al servicio secreto israelí (así como a “ciudadanos venezolanos pero judíos”) de estar detrás del complot. La sinagoga Tiferret Israel ha sido víctima de vandalismo en más de una ocasión. El programa televisivo pro-Chavista “La Hojilla”, que emite en canal público, suele propagar estereotipos antisemitas. Y el propio presidente venezolano protestó, en las vísperas de la Navidad de 2004, contra “algunas minorías, entre ellas los descendientes de los asesinos de Cristo, [que] se han apoderado de las riquezas de este mundo”.Por todo lo anteriormente expuesto, podemos fácilmente advertir la peligrosidad inmersa en la ambición nuclear de Hugo Chávez. Si bajo su mandato Venezuela se ha convertido en un estado conflictivo y provocador, no se requiere demasiada imaginación para anticipar cuan inquietante sería la situación para todos los latinoamericanos con un condimento nuclear adicionado. Por Julián Schvindlerman
Comunidades 15/10/08

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