domingo, 27 de enero de 2013

HISTORIAS DEL GUETO

A mediados de los años 20 del siglo pasado, residieron 1400 judíos en la ciudad de Dzhankoy, en la Unión Soviética. Funcionaban allí tres escuelas judías e, incluso, un hospital judío, creado con dinero del Joint. Los alemanes invadieron, a finales de octubre de 1941 y, transcurrido un mes y medio, concentraron a cientos de judíos que permanecieron en la ciudad y sus alrededores, en el gueto. Es difícil creer, pero ese gueto se alojaba en el techo de una lechería grande, en el centro de la ciudad. Eso no era lo único extraño de ese gueto de Dzhankoy. Permanecían en él, uno junto a otro, judíos, rehenes de guerra soviéticos y habitantes locales acusados de ayudar a los judíos. Las condiciones eran duras, como en la mayoría de los guetos: sus residentes sufrían de desnutrición y eran reclutados para trabajos forzados en la ciudad. Los judíos padecían de agresiones por parte de los presos de la lechería, pero recibieron la ayuda - por parte del Director- del campo de rehenes ruso que les proporcionaban, a escondidas, alimentos. En enero de 1942, el gueto fue destruido y todos sus residentes asesinados. No muchos escucharon sobre el gueto de Dzhankoy, cuya comunidad fue una; entre las muchas que fueron eliminadas y cuyo sitio de sepultura se desconoce. Pocos escucharon sobre la huida de 10 mil judíos del gueto de Minsk, la rebelión del gueto de Grabokie, sobre la huelga de las enfermeras del gueto de Lodz y el proyecto de suicidio de los judíos en el gueto de Grabow. En vísperas del Día Internacional de la Shoa, a recordarse el domingo, el Instituto Internacional de Investigaciones de la Shoa, en Yad Vashem, presenta la Enciclopedia satelital de los guetos; producto de la investigación de seis años y que relata, por primera vez de forma concentrada y en hebreo, las historias de 1200 guetos de Europa, en el período de la Shoa, la mayoría pequeños y olvidados. El jefe del Instituto Internacional de Investigación de la Shoa, Profesor Dan Michman, dice que la lectura de la enciclopedia puede cambiar la comprensión del término gueto. En el artículo que acompaña la enciclopedia, menciona que el término no fue acuñado por el Tercer Reich sino mucho tiempo antes, pero que “fue cambiando con el tiempo, a medida que fuera usado por los líderes de las políticas antijudías en el tercer Reich y sus ramificaciones“ De los grandes guetos quedó un testimonio escrito y sobrevivieron algunas víctimas que pudieron relatar lo que allí ocurrió. Fueron el gueto de Varsovia, Lodz, Bialystok, Vilna. Pero según Michman “fueron una pequeña minoría, en medio de una totalidad de guetos creados, entre 1940 y 1944 en Polonia, la Unión Soviética, Rumania, Hungría, Terezin y Salónica”. Uno de ellos, fue el gueto creado en la ciudad de Grabow, en Polonia, en febrero de 1941. El testimonio sobre su existencia fue reunido, con precisión, por expertos en Yad Vashem. La tarea no fue fácil dado que no quedó nadie con vida. Uno de los testimonios de la existencia del gueto fue la carta enviada por el rabino de la ciudad, a la conducción de los judíos de Lodz, en enero de 1941, escrita en idish y donde advierte el rabino por la suerte prevista para los judíos, solicitando, a la conducción, la toma de acción. La noticia sobre la eliminación la obtuvo corto tiempo antes por los judíos, que huyeron de los pozos de la muerte, junto al campo vecino. Otro testimonio de Gabrow fue escrito por un muchacho de la organización Hashomer Hatzair, que brindó un informe sobre el poblado en la región. Al final dedicó un párrafo a Gabrow, donde dice que, antes de la expulsión de los habitantes del poblado, fueron obligados a pagar un impuesto para ser trasladados al campo de exterminio. Pero el detalle más significativo que menciona es que cavaron pozos y prepararon la nafta para suicidarse y no caer a manos de los alemanes. No se conoce si lograron materializar sus objetivos. Otro testimonio, en alemán, da cuenta de la presión que sobrevolaba entre los invasores alemanes, a partir de la oposición que manifestaban los judíos en la región, que comenzaron a quemar sus pertenencias. En algunos de los guetos de alrededor colgaban a los judíos para amedrentar a los que quedaban. Esos testimonios fueron coleccionados por Yad Vashem de fuentes diversas. Se buscaron primeras fuentes en los archivos, en las libretas comunitarias, con los historiados que se especializan en una determinada región. La principal dificultad consistió en localizar información sobre los guetos en la Unión Soviética. Existieron por un breve período de tiempo, antes de que sus residentes fueran enviados a la muerte y así es que, casi, no quedaron testigos vivos que relaten lo que les ocurrió. La información que quizás queda en los archivos estaba bloqueada para los investigadores en el período soviético. Hasta el presente existen archivos en el este europeo (no accesibles para los investigadores) y es posible que contengan información sobre esos guetos. A diferencia de los guetos en Polonia, donde aparece una relativa riqueza de diarios y testimonios, en los de la Unión Soviética, donde los judíos crecieron en el período de Stalin, no hay ese fenómeno. Incluso los pocos que escribieron tras la guerra, quemaron los diarios y sus cartas. La enciclopedia digital es fruto de la investigación hecha con apoyo de la Comisión de Demandas. Parte fue publicado, hace unos años, en inglés. Ahora ha sido traducido al hebreo y se le anexó información nueva y actualizada, fruto de la investigación que aún persiste. En Yad Vashem decidieron difundir la nueva enciclopedia solo por el sitio de internet y no imprimirla en forma de libro. El motivo, entre otros, es la necesidad de continuar actualizándola y habilitar la búsqueda de otros aspectos. Según el Presidente de Yad Vashem, Avner Shalev, “El uso de internet está destinado a volver accesible semejante depósito de información inmenso que exhibe una imagen impresionante sobre la vida de los judíos y su muerte en el período de la Shoa, para el libre acceso desde el hogar”. Está convencido que, la enciclopedia, se convertirá en un recurso de trabajo para los investigadores de la Shoa pero, también, atraerá al amplio público de curiosos, sobrevivientes y jóvenes. “Se trata del último testimonio vivo de comunidades pequeñas. La historia de pequeños guetos que de repente cobran nueva vida”.
CIDIPAL