miércoles, 30 de enero de 2013

Criada en el odio

El recientemente electo Presidente de Egipto, Mohamed Morsi, fue grabado en video hace unos tres años instando a sus seguidores a "inculcar en nuestros hijos y nietos el odio" hacia judíos y sionistas. Poco después, el entonces líder de la Hermandad Musulmana describió a los sionistas como "chupasangres que atacan a los palestinos", "belicistas” y "descendientes de monos y cerdos". Estas observaciones son repugnantes, pero no son ni chocantes ni nuevas. Como niña que creció en una familia musulmana, constantemente escuché a mi madre, así como a otros familiares y vecinos, desear la muerte de los judíos, que eran considerados como nuestros peores enemigos. Los tutores religiosos y predicadores en nuestras mezquitas dedicaban tiempo adicional a orar por la destrucción de los judíos. Durante demasiado tiempo, la insistente calificación en Medio Oriente de que los judíos eran asesinos y chupasangres fue considerada por Occidente como puntos de vista extremos expresados por grupos radicales marginales. Pero no lo son. En verdad, aquellos musulmanes que piensan en los judíos como amigos y seres humanos compañeros, con derecho a su propio Estado, son una minoría y están sujetos a una intensa presión para que cambien de opinión. En todo el Oriente Medio, el odio hacia judíos y sionistas se puede encontrar en libros de texto para niños de tan sólo tres años, con ilustraciones de judíos que los asemejan a monstruos. Los principales programas de televisión educativa son consistentemente anti-semitas. En canciones, libros, artículos de prensa y blogs, los judíos son diversamente comparados con cerdos, burros, ratas y cucarachas y también con vampiros y un sinfín de otras criaturas imaginarias. Consideren este diálogo infame entre un niño de tres años y un presentador de televisión, ocho años antes de las declaraciones de Morsi. Presentador: "¿Te gustan los judíos?" Niño de tres años: "No" "¿Por qué no te gustan?" "Los judíos son monos y cerdos". "¿Quién dijo eso?" "Nuestro Dios". "¿Y dónde dijo eso?" "En el Corán". El presentador responde con aprobación: "Ningún padre podría pedirle más a Dios que les dé una chica tan creyente ... Que Alá la bendiga a ella, a su padre y a su madre ". Esta conversación no fue captada por una cámara oculta o grabada por propagandistas. Fue emitida en un importante programa llamado "Revista de la Mujer Musulmana" por la emisora Iqraa, el popular canal satelital de propiedad saudita. Sería un gran paso adelante para la administración actual de EE.UU. y los principales periódicos americanos, si condenaran inequívocamente las palabras de Morsi. Pero la condena sería sólo el primer paso. Esta es una oportunidad para reconocer la amplitud y profundidad de la actitud hacia los judíos en el Medio Oriente y cómo eso afecta el proceso de la paz, tan deseada pero tan difícil de alcanzar, entre Israel y los palestinos. Muchas explicaciones han sido dadas para justificar el fracaso de los sucesivos gobiernos de EE.UU. para lograr la paz, pero la respuesta está en las palabras de Morsi. ¿Por qué hay que hacer la paz con sanguijuelas y descendientes de monos? Millones de musulmanes han sido condicionados para considerar a los judíos no sólo como enemigos de Palestina, sino como enemigos de todos los musulmanes, de Dios y de toda la humanidad. Líderes árabes más prominentes e influyentes que Morsi han sido incansables en "educar" o “inculcar” a generaciones para hacerles creer que los judíos son "la escoria de la raza humana, las ratas del mundo, los violadores de pactos y acuerdos, los asesinos de los profetas y los descendientes de monos y cerdos ". (Estas son palabras del jeque saudita Abdul Rahman al-Sudais, imán de la mezquita de al-Haram en La Meca.) En 2011, una encuesta de Pew encontró, que en Turquía sólo el 4 por ciento de los encuestados tenía una opinión "muy favorable" o "algo favorable" de los judíos; en Indonesia, el 10 por ciento, en Pakistán el 2 por ciento. Por otro lado, el 95 por ciento de los jordanos, el 94 por ciento de los egipcios y el 95 por ciento de los libaneses tenían una impresión "muy desfavorable" de los judíos. En las últimas décadas las administraciones israelí y estadounidense han negociado con déspotas árabes no electos, los que jugaron un doble juego. Cumplieron con los tratados de paz formales al no llevar a cabo ataques militares contra Israel. Pero toleraron la difusión islamista de odio contra Israel, el sionismo y los judíos. A medida que los islamistas fueron extendiendo su influencia a través de las instituciones civiles, los jóvenes fueron criados en el odio. A raíz de la primavera árabe y como la gente tuvo oportunidad de acceder a la democracia, sus nuevos dirigentes quieren que sus ideales se conviertan en política. Para muchos de los que lucharon por su propia liberación, uno de esos ideales es el fin de la paz con Israel. Los Estados Unidos deben dejar bien en claro a Morsi que esto no es una opción. Esta es también una oportunidad crucial para los movimientos seculares de la región, que deberían pronunciarse contra la incitación al odio del clero entre las mentes jóvenes. Es hora de que estos movimientos seculares inicien una contraeducación para la tolerancia.New York Times, Ayaan Hirsi Ali