domingo, 13 de enero de 2013

LAS VUELTAS DE LA VIDA-NUEVA SION

Las elecciones israelíes de enero de 2013 Las vueltas de la vida Cuando Canaro y Romero compusieron en 1928 "Las vueltas de la vida", no pensaron en las elecciones israelíes del año 2013. Pero la letra de aquel tango describe la sensación de algunos candidatos –como Shaul Mofaz-, que hace apenas unos meses ocupaban puestos clave en el gabinete, y hoy, la gente a su lado "casi sin mirar, les tira limosna al pasar": el partido Kadima, de Olmert y Sharón, corre el riesgo de no obtener el mínimo de votos requerido para asegurar su presencia en la escena parlamentaria. Por Moshé Rozén, desde Nir Itzjak, Israel. Tzipi Livni, por su parte, encabeza una fracción escindida de Kadima y trata de ampliar su margen de influencia liderando un bloque de centro, pero sus eventuales socios –el Partido Laborista y el movimiento "Hay Futuro"- perciben que esa alianza, en lugar de sumar votantes, consolidará el liderazgo personal de Livni frente a Netanyahu, cercenando el ámbito específico de sus propias listas. La alianza de Netanyahu y su partido Likud con Lieberman, le otorga a su campaña un carácter decididamente radicalizado hacia la derecha nacionalista, y goza de la competencia entre los partidos liberales y de centro. Hoy por hoy, ante la ausencia de una oposición mayoritaria, el Primer Ministro no ve amenazada su re-elección. Los próximos días probablemente traerán cambios tácticos, pero no se perfila un cambio revolucionario en la estrategia electoral del eje gubernamental y sus frentes opositores. La marea propagandística –avisos radiales y televisivos, carteles en las calles, etc.- coloca temas importantes al margen de la atención pública. Uno de ellos es la declaración efectuada por Yuval Diskin, ex-director de la Inteligencia Interna, en una extensa entrevista publicada la primera semana de enero en el diario Yediot Ajronot (Ultimas Noticias). “Estamos ante una crisis de liderazgo y de valores básicos. Netanyahu opera en zigzag; su accionar elevó el rango político de Hamás y redujo el de Abu Mazen. Los pasos gubernamentales alejan la posibilidad de concretar acuerdos de paz". Barak y Netanyahu, según Diskin, empujan a una ofensiva espectacular contra Irán, desconsiderando las condiciones militares y diplomáticas elementales para un operativo de tal envergadura. Diskin también sostiene que: "Justamente por haber combatido contra el terror y haber visto tanta muerte, llega un momento que se comprende el deber de hacer todo para aproximarnos a un acuerdo". Al peligro de una aventurera política exterior y de seguridad se agrega el temor por el desmembramiento del tejido social de Israel: el activista kibutziano y candidato de Meretz, Abshalom (Abu) Vilán, alertó sobre la profundización de la brecha clasista y el derrumbe de los cimientos del cooperativismo y las estructuras del bienestar social, que sucumben ante la creciente ola de privatización capitalista e intereses sectoriales. Vilán subrayó que, más allá de la batalla electoral, van a hacer falta largos años de esfuerzo frontal y mancomunado de la oposición, en el estrado parlamentario y en la esfera social, para recuperar los logros de la economía solidaria de épocas anteriores. Vilán y Meretz representan el pensamiento de izquierdas, pero –en los últimos días- inclusive el conglomerado religioso expresa su desconfianza en lo que parecía ser su aliado más leal, el Likud: los diarios de la ortodoxia, como Yeted Neemán y Hamodía, definen de soberbia la campaña electoral del partido gobernante, y advierten de un eventual apoyo, por parte sus partidos, a una coalición alternativa al bloque nacionalista de Netanyahu. Por último, cabe consignar que si en otros comicios ser de derecha era una ofensa (los dirigentes nacionalistas manejaban códigos publicitarios del liberalismo de centro), hoy, el Likud y sus partidos satélites se asumen abiertamente como derecha, no sólo en términos de política exterior y de seguridad: el discurso social del Likud tiene acentos similares a los del Partido Republicano en los EE.UU. La simpatía evidenciada por el premier israelí hacia el candidato republicano, perdedor en la última contienda electoral norteamericana, fue, obviamente, registrada por el reelegido presidente Obama. Si se confirman las encuestas y el Likud seguirá en la conducción, es previsible que la administración estadounidense implemente ese registro para incrementar su presión sobre el binomio Lieberman-Netanyahu, al modificar el rumbo proclamado en Jerusalén en relación a temas clave como Palestina e Irán. Lo que se dice: las vueltas de la vida...