viernes, 17 de mayo de 2013
De la importancia de Shavuot para la identidad judía-sionista
No hay festividad dentro del calendario judío que refleje más la experiencia del pueblo judío viviendo en su tierra que la festividad de Shavuot. Toda la aspiración del pueblo judío de establecerse en su tierra y vivir en ella como nación es reflejada en ésta.
Shavuot evidencia el poblado y el cuidado de la tierra de Israel (prometida al pueblo judío), en tanto, el pueblo puede vivir en su propia tierra en prosperidad y paz estipulando que allí se realicen las prácticas culturales (que con el tiempo se tornaron en religiosas, en mandamientos) que relacionan al ser judío con su tierra.
Asimismo, vale destacar que en la Torá, no se refiere directamente a Shavuot como la fiesta que marca la entrega de la Torá en el Monte Sinaí (jag matan torá), que es lo primero que se nos ocurre decir al escuchar el nombre de esta festividad, siendo esto, propio de la educación que recibimos.
Dicho significado de la festividad se otorgó en la Ley Oral (nuestros sabios), y no en la Ley Escrita, si bien de una lectura profunda de las fuentes bíblicas se puede inferir que estas dos fechas se corresponden. Especificaremos sobre esto luego.
Shavuot en la Ley Escrita (Torá)
Tal como se dijo en el párrafo anterior, Shavuot es una festividad que aparece en la Torá, que relata la experiencia del pueblo judío en la tierra, una festividad agrícola, la época de las cosechas; Shavuot es el relatode una práctica ritual del pueblo que se realizaba en torno del “beit hamikdash” (Templo) por una causa natural: en los albores primaverales, recolectamos las primeras cosechas de la tierra y lo festejamos.
En la Torá, Shavuot es una fiesta netamente agrícola, donde se agradece a Di-s por el comienzo de la siega del trigo (Éxodo – Shmot- 34:22) y se llevan los primeros frutos al Templo de Jerusalén (Deuteronomio – Devarim- 26:2).
Este carácter agrícola de la fiesta, fue el que el sionismo reinterpretó tanto pre como post creación del estado, y es esta festividad, efectivamente una de las columnas vertebrales de la idiosincrasia sionista kibutziana, que sintetiza: judaísmo, tierra de Israel y nuestra soberanía en ella.
Shavuot en este sentido, refleja el volver a la historia. A mi modo de ver, más que cualquier otro “jag” (festividad) refleja el hecho de “ser libres en nuestra tierra, en la tierra de Sión, Jerusalén”.
El nombre de esta festividad tal como está indicado en la Torá, Shavuot (semanas), recuerda un concepto vital en el judaísmo, el del jubileo ó año sabático. Un breve paréntesis al respecto: entre Pesaj y Shavuot transcurren siete semanas, y de ahí el nombre de la festividad, “semanas”. Esas siete semanas son cuarenta y nueve días; esos cuarenta y nueve días se los conoce en la tradición judía como “la cuenta del Omer” (Omer se refiere a un fajo de cuarenta y nueve espigas de trigo, y “omer” se utilizaba como una unidad de medida en la época). En esos cuarenta y nueve días transcurren siete shabatot… El año del jubileo o año sabático, es el año número cincuenta. El jubileo es el shabat de shabatot. Así como el hombre descansa cada siete días (en Shabat), la tierra según el judaísmo debe descansar cada siete años (shnat shmitá) y en el jubileo, la tierra no solo que descansa, sino que al ser shabat de shabatot, ésta debe ser retornada a sus dueños, tal como está escrito en Vaikrá (levítico) 25.10: “Será para vosotros un jubileo; cada uno recobrará su propiedad, y cada cual regresará a su familia”.
El “omer” que separa a Pesaj de Shavuot: De la libertad física a la libertad espiritual y política
Esta frase, es también otras de las frases “típicas” que solemos escuchar en Shavuot. Así como que es el “jag matan Torá” (fiesta de entrega de la Torá) solemos escuchar que en Shavuot el pueblo concibe la “libertad espiritual” que completa a la libertad física (recibida al ser liberados de Egipto- en Pesaj).
No entraremos en detalle sobre la relevancia que poseen estos cuarenta y nueve días del Omer en el calendario anual hebreo, ni en todas las festividades que están dentro de este período: Yom Hashoá, Yom Hazikarón, Yom Haatzmaut, Yom Yerushalaim. Solo a los efectos de aprender sobre Shavuot, decir que el Omer, representa, en otras palabras la unión entre Pesaj (libertad física) con Shavuot (libertad espiritual). El Omer es una época de recuerdo que nos consolida en una nación con memoria que recuerda el pasado para construir el futuro.
¿Y la libertad política?, que per excelence la celebramos en Yom Haatzmaut, es una festividad nacional, cuyo contenido es “el día de la declaración de la independencia”. Pero si nosotros, nos destacamos como nación judía, el contenido de esta independencia es inmenso y se remonta a la visión judía de nuestras Sagradas Escrituras. Yom Haatzmaut, es el día en que “volvemos a la historia de las naciones”, y Shavuot, esa “simple” festividad agrícola relatada en la Torá, como dije antes, es el festejo de la nación viviendo una vida normal en su tierra. Yom Haatzmaut, es ese mismo festejo en la modernidad: la institución de Yom Haatzmaut es el parlamento, en tanto la de Shavuot es el Beit Hamikdash. De ahí que solemos decir que el Estado de Israel, es el Tercer Templo de nuestra historia, siendo esto escrito, como tantos otros hechos judíos, en libros apócrifos, no canonizados y fuera también de la Ley Oral plasmada en la Mishná, el Talmud, etc.
De Shavuot como “jag matán torá” y de “reparar el mundo”.
En base a lo relatado en la Torá, sabemos que la Entrega de la Torá fue en el tercer mes (Siván) y Shavuot acaecía en este mismo mes. A su vez, en el libro del Éxodo (Shemot) relata que aproximadamente cincuenta días después de la salida de Egipto (Pesaj) el pueblo judío recibe la Torá. Pero en ambos casos no sabemos con exactitud en qué día; la mayoría de los investigadores modernos sostienen que no hubo coincidencia entre estos dos hechos, sino que fueron dos días diferentes. Por otro lado, no encontramos ningún versículo en la Torá que mencione la Fiesta de Shavuot junto con la Entrega de la Torá; son recordados como dos sucesos totalmente separados sin relación alguna entre sí. Pero eso, es menos importante. Pues el significado que le damos a ese final de la cuenta del Omer , a Shavuot como la entrega de la Torá, es parte de nuestra filosofía, de nuestra narrativa nacional, de nuestra verdad, y va más allá de la exactitud de una fecha.
La entrega de la Torá, completa la falta espiritual. Cierra el círculo. Le da al pueblo lo que le faltaba para esa consolidación nacional.
Así y todo, esta posesión de la Ley, de la palabra de Di-s, no es la perfección. Es la búsqueda de la misma… Es el estadío ultimativo, ideal, el “utópico viable” (en palabras de Paulo Freire), es la búsqueda constante.
De este modo, los místicos de Tzfat del siglo XVII introdujeron el “tikun leil shavuot”, el estudio de medianoche (reparar en la noche de Shavuot). La excusa para esta innovación fue encontrada en la leyenda que cuenta que los Hijos de Israel fueron imposibilitados a dormirse durante la noche en la cual la Torá fue entregada. En orden de compensar esto, es ahora costumbre quedar despierto toda la noche y estudiar. En tanto la Torá es el vínculo entre las altas esferas y las bajas, puede reparar la falla desarrollada entre Israel y su Creador por los pecados de Israel y más aún en la medianoche que es cuando los cielos abren la Shejiná – la presencia divina.
De este modo, el estudio de la Torá viene a reparar una imperfección, sin pretender la perfección. Si el mundo fuera perfecto, los seres humanos no tendríamos la razón de buscar mejorarlo.
Conclusión: De la relevancia de Shavuot para el Sionismo.
Está demás volver sobre el tema de Shavuot, como aquella festividad que resalta el vivir normalmente en nuestra tierra, y el vínculo entre esto y nuestra soberanía – independencia en Eretz Israel, que antes relatamos.
Lo cierto es que heredamos una tierra y el Movimiento Sionista devolvió al pueblo su herencia. Lo cierto es tambiénque el mandamiento de Shavuot (ofrecer los bikurim, los primeros frutos- no comer lácteos que es una interpretación de otra índole) es un mandamiento “sujeto a la Tierra de Israel”, según nuestros sabios. ¡¿Y qué más sionista que eso?!
De la misma manera que los representantes de diferentes países en el Sexto Congreso Sionista en 1903 no aceptaron el plan Uganda, porque según ellos “no existe sionismo sin Sión”, sin la tierra de Sión- Jerusalén, podemos decir que no existe el Sionismo sin Shavuot, sin esta historia, sin esta vivencia del pueblo en su tierra en tiempos antiguos. Sionismo sin Shavuot es, traducido a nuestros días, aprovechar Yom Haatzmaut para comer asado (parrillada) en el parque. Sionismo sin Shavuot es no reconocer que el pueblo judío es una nación milenaria, a la cual el sionismo la revivió en su tierra.
El Sionismo es este volver a la historia, a la normalidad en la que el Pueblo de Israel vivió en estas tierras en la época de los Templos.
Este sionismo, entonces, nos retornó no solo la soberanía de la tierra, sino también la de las acciones que realizamos en ella.
Shavuot, en los dos sentidos (agrícola y religioso) nos recuerda que el hombre es pequeño ante la grandeza divina y que esa tierra nos fue dada para trabajarla, para poder vivir en ella y de ella, y para repartir justamente y equitativamente los frutos que esta da. La ofrenda de los primeros frutos en el templo simboliza, el reconocimiento que la producción si bien “pertenece” al habitante que trabaja, y él la administra, y él decide por ella, pero que en última instancia el hombre, los estados nacionales y todas las normas que establecen la propiedad están por debajo de Di-s, el verdadero “dueño” de la tierra. La función de estos entes de paso, es cumplir la voluntad del dueño de la tierra, de hacer justicia social.
No casualmente nuestros sabios establecieron que el libro de lectura para esta festividad es el libro de Ruth. (el libro de Ruth demarca los principios del concepto de Tzedaká en el judaísmo)
Shavuot debe ser aquella festividad, que en sus dos sentidos alimente con contenido humano y judío a la idea sionista, y con esto, al Estado de Israel para que este sea un estado justo, ético y de todos sus habitantes, para que esto vivan dignamente y normalmente como judíos, libres en su tierra.
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MA. Rodrigo “Rolo” Weiner
Director para Iberoamérica
Departamento de Actividades para la Diáspora
Organización Sionista Mundial