domingo, 26 de mayo de 2013
"Yo no renuncio. El pueblo dirá quién se queda o quién se debe ir, no EE.UU."
Bashar Al Assad acompañado de su elegante esposa
La entrevista gestionada durante meses en los que no hubo apenas noticias sobre su posible realización, se produjo en una biblioteca del Palacio Presidencial en Damasco con el trasfondo del sonido distante y esporádico de los obuses de la artillería que combaten en las afueras de la ciudad. Fue la primera vez que este polémico heredero de la dinastía que gobierna con bota de hierro hace 42 años ese estratégico país árabe, aceptó hablar con periodistas del mundo hispano desde el inicio de la sangrienta guerra civil en marzo de 2011. Pero fue, también, la tercera ocasión en siete años que este periodista de Clarín tenía enfrente al líder sirio para un reportaje. Sirvió mucho la comparación. Su actitud fue esta vez tanto más severa y algo rígida que en las dos ocasiones anteriores también en Damasco en noviembre de 2007 y en Buenos Aires en 2010 cuando nada anunciaba el actual escenario de guerra.
Durante la extensa charla en la que también participó un enviado de la agencia Télam, Assad pareció un ejecutivo de una corporación de negocios. Con cierta frialdad pero con gesto cordial defendió la durísima ofensiva militar de sus tropas en todo el país y negó veracidad al número de muertos (más de 70.000) que reportan las Naciones Unidas. Negó las denuncias sobre el uso de armamento químico como gas sarán, y también negó que sus militares, muy bien equipados con armamento que le provee Rusia, estén utilizando fuerza excesiva en la represión. Y a diferencia de su rechazo anterior a negar el Holocausto como insiste su influyente aliado iraní, esta vez se mostró ambiguo sobre ese polémico tema. Asimismo, dijo que aunque su gobierno apoya la crucial conferencia internacional de fines de mayo en Ginebra pactada entre Washington y Moscú para analizar el final de la crisis siria, se mostró escéptico sobre sus resultados.
El presidente sirio, hijo menor del fundador de la dinastía, Hafez Al Assad y que obtuvo el poder en relevo de su hermano, el candidato paterno que murió en un accidente, desafió a Estados Unidos y el resto de las potencias occidentales al sostener que no existen posibilidades de dar un paso al costado como reclamó el canciller de Barack Obama, John Kerry. "Renunciar sería huir", sostuvo. "No sé si Kerry u otro han recibido un poder del pueblo sirio para hablar en su nombre sobre quien debe irse y quien debe permanecer. Esto lo determinará el pueblo sirio en las elecciones presidenciales de 2014".
Consultado sobre si esas elecciones se realizarán con un ambiente de irrestricta libertad de prensa para la cobertura periodística y observadores internacionales, afirmó que "la presencia de observadores es una decision nacional. Una parte del pueblo no tolera la idea de observadores externos partiendo del concepto de soberanía nacional. El pueblo sirio, además, no confía en Occidente". Remarcó que en caso de que haya observadores en los comicios, "vendrán de países amigos como China o Rusia".
Respecto a los límites a la libertad de prensa, sostuvo que habrá una nueva reforma de la Constitución después de la que se efectuó en 2011 poco después del inicio de la rebelión y recién entonces se verá ese tema. "Uno no puede hablar de libertad de prensa sin que haya libertad política en general, porque esto esta interrelacionado", dijo sin aclarar con exactitud cuáles pueden ser esos vínculos.
La entrevista fue efectuada frente a cinco cámaras de television que instaló su oficina de prensa además de dos fotógrafos y un traductor simultáneo de árabe al español. Pero esos funcionarios decomisaron la grabación de los periodistas e insistieron en entregar ellos la transcripción de la entrevista y retener la voz del presidente. Ante el riesgo de edición del diálogo por parte de las autoridades siria, Clarín decidió publicar esencialmente lo que el enviado fue anotando en su libreta durante el reportaje y reproducir de la copia distribuida por el gobierno sólo aquellos tramos que coincidían estrictamente con esas anotaciones. El resto fue desmechado.
Bashar Al Assad es un hombre atildado, que siempre recibe con traje y tiene un aspecto calmo y distante que parece contradecirse con el sillón que le ha tocado. El líder sirio es un médico oftalmólogo, shiíta de la secta alauita, pero esta casado con una sunita también siria nacida en Gran Bretaña a quien conoció en Londres donde se radicó para ejercer su profesión. Sostiene que lo que ocurre en su país es una irrupción de lo que llama terroristas internacionales sostenidos por las potencias occidentales y también, desde la región, a través de Turquía, Qatar y Arabia Saudita. "Múltiples elementos internos y externos han contribuido a la crisis, el más importante es la intervención extranjera", afirma.
"Nosotros tenemos una iniciativa política que incluye un diálogo ... Pero en cuanto a los terroristas nadie quiere dialogar con un terrorista. El terrorismo golpeó a EE.UU. y Europa, sin embargo ningún gobierno dialogó con los terroristas. Uno dialoga con fuerzas políticas, pero no con un terrorista que degüella, mata y usa gases tóxicos que son armas químicas", afirmó en su primera mención directa a ese tipo de armas.
Luego fue cuando rechazó la cifra que las Naciones Unidas denuncia de más de 70.000 muertos en lo que va de esta guerra, la más sangrienta de las que se han librado desde fines de 2010 e inicios de 2011 en el norte de Affrica de la mano de este impetuoso proceso democratizador que se conoce como la Primavera Arabe.
"Habría que preguntar sobre la credibilidad de esas fuentes. Acaso podemos obviar el hecho de que muchos de los muertos de que hablan son extranjeros que vinieron a matar al pueblo sirio ... Tampoco podemos obviar que hay muchos sirios desaparecidos. La cifra cambia constantemente porque los terroristas matan a la gente y a veces la entierran en fosas comunes".
Consultado si, en cambio, no ha sido su gobierno el que lanzó una fuerza excesiva de represión lo que habría generado gran parte de esos muertos respondió: "¿Cómo definir la fuerza excesiva? ¿Cómo determinar si ha habido un uso de fuerza excesiva o no? ¿Cuál es la fórmula? El debate aquí no es en torno al volumen de la fuerza empleada o el tipo de armamento ... el parámetro es primero la forma y volumen de terrorismo que sufrimos con el consiguiente deber de replicar".
Assad reconoce que en su país hay "personas", dice, del partido político y milita armada libanesa Hezbollah y de Irán, pero sostiene con firmeza que no están ahí para combatir. Simplemente han estado antes de la guerra y lo siguen estando ahora, remarca intentado quitar valor a las denuncias en contrario en la prensa occidental sobre la presencia en el terreno de milicias de ese origen. "No tenemos a combatientes de fuera de Siria, de otras nacionales y no hace falta ningún apoyo de ningún estado árabe o extranjero. Hay personas de Hezbollah e Irán en Siria, pero desde muchos antes de la crisis actual iban y venían a Siria ..."
La conferencia de fines de mayo en Ginebra tras el súbito acuerdo entre Washington y Moscú, el mayor aliado de Damasco, generó fuerte expectativa en el mundo, pero Assad no cree que brinde los resultados esperados. "Nosotros hemos acogido bien el acercamiento ruso-estadounidense, y esperamos que tenga lugar un encuentro internacional para ayudar a los sirios a superar la crisis. Pero no creemos que muchos países occidentales quieran efectivamente una solución en Siria. Y no creemos que muchas de las fuerzas que apoyan a los terroristas quieran una solución de la crisis".
"Debemos ser claros ... hay confusión en el mundo entre la solución política y el terrorismo. Ellos creen que una conferencia política detendrá el terrorismo sobre el terreno. Eso es irreal".
Bashar Al Assad rechazo casi con ironía las denuncias de Israel o Estados Unidos sobre el uso de armas químicas en la guerra y llegó a atribuir su uso a los rebeldes. "Esas declaraciones con relación a armas químicas cambian cada día. Las armas químicas son armas de destrucción masiva. Dicen que las usamos contra zonas residenciales. Si digo que una bomba nuclear fue arrojada sobre un suburbio y el saldo de victimas es diez o veinte personas, ¿acaso me creerían? El uso de armas químicas en zonas residenciales significa matar miles o decenas de miles de personas en cuestión de minutos. ¿Quién podría ocultar semejante cosa?"
Assad insistió que la guerra la establecen terroristas ultraislámicos que buscan derrocar su gobierno laico con ayuda de Occidente. ¿En verdad usted cree que los norteamericanos cooperan con Qatar y Arabia Saudita para que tome el poder sirio un régimen extremista?, se le preguntó. "Lo sucedido en Afganistán refuta eso ... ellos (EE.UU.) apoyaron a los taliban y el 11 de setiembre de 2001 (ataque a las Twin Towers) pagaron un precio altísimo"
Bashar Al Assad reconoció que existe temor en su régimen por una eventual invasión. "Es una probabilidad vigente especialmente después que hemos logrado golpear a los grupos armados en muchas zonas de Siria y el balance de fuerzas sobre el terreno comenzó a cambiar. Entonces estos países encomendaron a Israel que atacara para elevar la moral de los grupos terroristas", remarcó en relación a la serie de reciente bombardeos en territorio sirio por parte de la aviación de guerra de esa nación.
Con relación al Holocausto y el negacionismo sostuvo en tono muy ambiguo que "es una cuestión histórica que necesita una visión abarcadora y no ser usada como un asunto meramente político. Si fue un hecho o no, pues no soy un investigador de la historia para determinar lo exacto en este tema. Las cuestiones históricas dependen de quien las escribe por eso la historia se falsea a veces".
Por último el hombre fuerte sirio negó tener información sobre el paradero de los periodistas italianos Domenico Quirico, desaparecido hace alrededor de un mes en el norte del país cuando cruzó desde Líbano y del norteamericano James Foley cuyo rastro se perdió hace seis meses aunque su familia cree que esta detenido en prisiones del régimen. "Hasta el momento no tenemos ninguna información sobre los dos periodistas mencionados ... Cuando disponemos de información sobre cualquier periodista que ingresó ilegalmente la transmitimos al país en cuestión", sostuvo.
* Marcelo Cantelmi es el jefe de la sección Mundo de Clarín. Y ha cubierto toda la crisis de la Primavera Arabe iniciada en Tunez en el fin de año de 2010, incluyendo todo el proceso en Egipto y la guerra en Libia. Ha estado el año pasado en Aleppo siguiendo a los rebeldes que combate al régimen sirio y esta es su tercera entrevista con Bashar al Assad. Es autor de los libros Una Primavera en el Desierto (Random House - Sudamericana) y Diario de Viaje, Crónicas de una Revolución (Unviersidad de Palermo)
http://www.clarin.com/mundo/renuncio-pueblo-queda-debe-EEUU_0_921508165.html