lunes, 27 de mayo de 2013
MI VIDA EN UNA ZONA DE GUERRA QUIMICA
fUENTE: The Wall Street Journal- Traducido por Marcela Lubczanski especialmente para el blog de OSA Filial Cordoba
22/5/13
por Diana Bletter
Shavei Zion, Israel
Quite el polvo de las mascaras de gas de mi familia el otro dia. Las habia escondido arriba de todo en el estante superior de nuestra sala de lavado en nuestra casa en el norte de Israel, a unas 70 millas de Siria. La guerra civil de ese pais—con su masacre diaria de incontables civiles, y la creciente influencia de grupos terroristas islamicos radicales como al Qaeda y Hezbollah—esta cerniendose cada vez mas cerca. Quien sabe que fanaticos pondran sus manos sobre las armas quimicas, y lo que haran despues?
Recuerdo cuando adquiri por primera vez las mascaras de gas dos años atras con mi hija mayor, Amalia. Habiamos ido a un shopping cercano, compartido un yogur helado y luego tomamos la escalera mecanica al centro de distribucion temporario de mascaras de gas. Parada en la fila, observe en la gran pantalla de television frente a nosotras, donde una amistosa mujer rubia estaba demostrando como utilizar las mascaras.
Yo estaba casi esperando que fuera apenas una muestra de cocina y la comida no habia sido mostrada aun. Entonces sono mi telefono celular.
"Quieres ir a nadar?" pregunto mi amiga Rena.
"No puedo, dije. "Estoy adquiriendo nuestras mascaras de gas."
"Yo no voy a adquirir una mascara de gas!" dijo ella. "Por que debo jadear y prolongar mi agonia? Mejor solo muero y termino con eso."
Cuando colgamos, Amalia y yo miramos un panfleto emitido por el Comando del Frente Interno. Habia un mapa de Israel, y yo localice nuestro pueblo. Esta en la region amarilla, lo cual, de acuerdo con la clave, significa que cuando suena una sirena de advertencia, tenemos 30 segundos para llegar a una zona segura.
Eso nos pone en mejor situacion que la gente en la region roja, apenas dos millas al norte, quienes tienen que ingresar inmediatamente a una zona segura. Asi como en, ningun segundo. Imagino que yo al menos tendria suficiente tiempo para microondear medio pan pita.
"TODOS CONOCEMOS LOS RETOS QUE ENFRENTAMOS Y PODEMOS LIDIAR CON ELLOS!" exhortaba el panfleto. En mi mente, sonaba bastante como Vince Lombardi.
Amalia y yo llegamos al primer lugar. Un muchacho en sus veintes vistiendo una remera holgada pidio mi tarjeta de identidad nacional. El marco mi numero de identidad de nueve digitos dentro de su aparato de mano e instantaneamente supo casi todo sobre mi: los nombres de mis cuatro hijos, y el nombre de mi esposo tambien.
"Encuentro ligeramente incomodo que los judios estemos recogiendo mascaras de gas," dije.
Amalia, quien nacio en America pero crecio en Israel, se encogio de hombros. "Es solo parte de la vida aqui," dijo.
Yo me habia mudado a Israel desde New York en 1991, alimentada con el optimismo americano, esperando trabajar por la paz entre arabes y judios. Dos decadas mas tarde, aqui estaba recogiendo mascaras de gas en cambio. Me volvi hacia el muchacho detras de la mesa de plegable. "La gente parece nerviosa recogiendo sus mascaras?" pregunte.
"De hecho ellos estan bastante calmos," dijo el. "Lo cual es inusual para los israelies."
El entrego seis mascaras de gas. Cada una de ellas llegaron en una caja de carton corrugado marron, aproximadamente del tamaño de tu caja de zapatos promedio, con una tira plastica para colgar del hombro. El tomo un marcador permanente magico y escribio nuestros nombres en las cajas.
"Ellas estan incluso personalizadas," dije. "Muchas gracias!"
Durante la Guerra entre Israel y Hezbollah del 2006, 30 cohetes Katyusha cayeron en nuestro pueblo. Desde entonces, muchos de nuestros vecinos han construido refugios para bombas de ultima generacion, lo suficientemente grandes como para albergar a familias extensas durante dias. Mi familia tiene una sala muy pequeña con paredes y techos reforzados pero una ventana comun. "Si caen bombas, ellas llegaran desde el norte, y la ventana mira al oriente", dijo mi esposo, Jonny, en el momento.
Con sus palabras fatalistas nuevamente en mente, regrese las mascaras al estante mas alto. Luego fui en bicicleta al Mar Mediterraneo a unos pocos minutos de distancia. Saltando dentro del agua azul turquesa, lo asumi todo dentro: la tranquilidad, la belleza. Cada dia, parece, las noticias traen otro recordatorio sangriento que esta es una epoca de crueldad. Y debido a que los terroristas glorifican la muerte, nosotros debemos continuar celebrando cada dia las pequeñas victorias de la vida comun.