lunes, 13 de mayo de 2013

Joser a Baita – Volviendo a Casa

Por fuera todo sigue igual El primero de mayo era la fecha elegida. Luego de casi dos años reabría sus puertas el mítico edificio del Eijal Hatarbut de Tel Aviv, sede natural de la Filarmónica Israelí. Durante todos esos meses, los amantes de la buena música clásica, estuvimos deambulando entre la incómoda e irracional sede en el Hangar 12 del puerto de Tel Aviv a la coqueta sala Smolarz de la Universidad de Tel Aviv. La función inaugural estaba fijada para las 19 hs. y al llegar al lugar, donde una nueva y remozada plaza mostraba que, aún a pesar de las flores, los trabajos no habían terminado. A las 18.30 hs. aún las puertas no habían sido abiertas y el edificio no estaba habilitado. Cientos de personas aguardaban pacientemente frente a la entrada para ver que sucedía. A las 18.50 hs. se habilita la entrada y el público entra en tropel al vestíbulo. Según pudimos averiguar a posteriori, la apertura no se realizaba pues no habían llegado de la policía y los bomberos el certificado de habilitación necesarios para la inauguración. No sabemos si llegó a no, pero a ciencia cierta pudimos observar directamente el motivo de la ausencia de tales certificados. Columnas aún protegidas por revestimientos provisorios, escaleras con pasamanos sin terminar, cables sueltos en todos lados, las puertas sin los cierres correspondientes, andamios de albañiles, etcétera era lo que se podía ver en el lugar. En la sala se habían ubicado cuatro mesas donde los espectadores aguardaban poder recoger sus entradas que habían comprado vía internet o teléfono. Generalmente ese trámite se lleva a cabo en las boleterías a la vuelta del teatro, pero éstas no estaban habilitadas y la gente se aglomeraba y esperaba con infinita paciencia. Todo parecía que no terminaría nunca. Con 45 minutos de atraso comenzó la función cosa muy poco frecuente en la Filarmónica que no ha interrumpido sus conciertos y su puntualidad inglesa aun cuando los cohetes dirigidos desde Irak hacían impacto en Tel Aviv. Pero eso no era todo. El conductor seleccionado para el primer concierto Christoph von Dohnanyl, que se encontraba en Israel y había dirigido los ensayos con la orquesta decidió no dirigir el concierto. No se notificó la causa de tal actitud y esperamos conocer la misma pues el célebre director de las orquestas de Hamburg y Frankfurt habrá procedido así por alguna causa específica. Se notificó solamente que el violinista invitado, Julian Rachlin de Lituania iba a asumir la doble función, la de director y de primer violín. También a causa de lo expuesto se había introducido modificaciones en el programa original y una Sinfoneta de Gustav Mahler había sido reemplazada por dos obras de Félix Mendelssohn. Ya dentro de la sala la situación era un poco más tranquila. Los asientos habían sido renovados y sus tapizados rojos brillaban con esplendor. Los 2.800 lugares estaban completos. El escenario con nuevo piso tenía más gradas y permitían apreciar mejor a todos los músicos y estos poder ver con mayor comodidad al conductor de turno. Los asientos que se ubicaban detrás del escenario habían sido eliminados, no sabemos si ya en forma definitiva pues el lugar estaba lleno de andamios que no se sabía si era la decoración final o sólo algo circunstancial. Luego leímos en los diarios del lunes que parte de material se había desprendido mientras se ejecutaba un concierto el día sábado y tuvo que interrumpirse la función. Pero ya a las 19.50 hs. luego de exhibir un corto filmado, en donde el director musical de la Filarmónica, Zubin Mehta daba la bienvenida a los espectadores, comenzaron los primeros acordes. El concierto número 5 de Wollfgang Amadeus Mozart inundó el amplio recinto y se pudo observar una acústica muy mejorada que llegaba casi a la perfección en la planta baja y en casi todo el piso superior, salvo las últimas filas de segundo piso. Todo un logro. Todo un lujo. Al oír los compases escritos por el genio austríaco, se pudo justificar todo el sufrimiento pasado estos últimos meses por los amantes y simpatizantes de la orquesta que está viviendo su 77 temporada. Es doce años más antigua que el Estado en sí. Al terminar la interpretación el público aplaudió a rabiar y pudo verse entre los espectadores al intendente de la ciudad de Tel Aviv, Ron Huldai, lleno de júbilo, que de pie, ubicado en la primer fila al centro del piso superior, batía sus palmas y daba vivas. Lástima que no se quedó a ver también la segunda parte, que también fue vibrante y emotiva con dos conciertos de Felix Mendelssohn. Ya terminado el acto y viendo los rostros del público retirarse de la sala con regocijo y satisfacción nos vino a la mente una última consideración. ¿Al Sr. Arie Deri no se le ocurrirá presentar una protesta diciendo que se ha realizado discriminación contra los sefaradíes ya que por lo menos el 90 % de los presentes tenían aspecto asquenazí? Pero eso ya es otra historia. Lo ocurrido en la re inauguración del edificio de la Filarmónica de Israel, puede escribirse en los anales de que estas cosas pasan sólo en Israel (Rak Be Israel), improvisación, informalidad y que no suceden desgracias, porque D.s protege al pueblo judío. Cr.Víctor Vaisman