lunes, 14 de enero de 2013
Cartón lleno de Obama: John Brennan, el nuevo jefe de la CIA, elogia la Jihad 10 enero 2013
Si la flamante designación de Chuk Hagel por parte de Barak Hussein Obama como Secretario de Defensa de EE.UU. suscita resquemor, controversias y fundadas inquietudes, el nombramiento de John Brennan como Director de la CIA, la Agencia Central de Inteligencia estadounidense, en reemplazo del General David Petraeus, dada su enorme gravitación, no es una insustancial noticia hipérbole y genera aún más recelo por los antecedentes documentados de los discursos panegíricos del nuevo mandamás de los espías ensalzando la Jihad y por añadidura justificando el terrorismo islámico.
John Owen Brennan nacido el 22 de septiembre de 1955 en North Bergen, un municipio en el condado de Hudson, New Jersey, hijo de inmigrantes irlandeses, antes de ser elegido para desempeñarse en el cargo de vital importancia para el que fue elegido, ocupaba los puestos de Vice Asesor de Seguridad Nacional para Seguridad Nacional y Contraterrorismo y Asesor del Presidente. Sus responsabilidades -por las que se reúne hasta el momento a diario con Obama- incluían supervisar los planes para proteger al país del terrorismo y responder a los desastres naturales. En el profuso curriculum de Brennan se destaca una Licenciatura en Ciencias Políticas en la Universidad de Fordham en 1977, un penúltimo año universitario de aprendizaje de árabe (idioma que habla con fluidez) y cursos Medio Orientales en la Universidad Americana de El Cairo. También recibió una Maestría de Artes en el gobierno, focalizada en estudios sobre Medio Oriente de la Universidad de Texas en Austin.
John Brennan no es un advenedizo en la CIA, la agencia gubernamental de Estados Unidos con sede en Langley, Virginia, encargada de la recopilación, análisis y uso de inteligencia, mediante el espionaje en el exterior, ya sea a gobiernos, corporaciones o individuos que puedan afectar la seguridad nacional del país. En “La Compañía” donde trabajó durante 25 años llegó a ocupar cargos de relevancia como analista de Asia Oriental y Meridional y también se desempeñó como administrativo en el área de Washington DC y como espía en el extranjero. Fue Director Nacional de Contraterrorismo y jefe de la CIA en la estación de Riyadh, Arabia Saudita cuando se produjo el atentado con un camión bomba a las Torres Khobar el 25 de junio de 1996 que produjo la muerte de 19 militares de EE.UU. y 498 heridos de muchas nacionalidades. El ataque terrorista al edificio que era utilizado como alojamiento para personal militar extranjero, fue adjudicado inicialmente por varias fuentes a Al Qaeda, aunque al declarar funcionarios norteamericanos, nombraron a miembros de Hezbollah como responsables. En 1999 Brennan fue nombrado Jefe del Estado Mayor de George Tenet, el entonces Director de la CIA. Dos años después, se convirtió en Director Ejecutivo Adjunto. En el período 2003-2004 fue director del entonces recién creado Centro de Integración de Amenazas terroristas. Su último cargo en la Comunidad de Inteligencia fue como director del Centro Nacional de Contraterrorismo en 2004 y 2005, que incorporó información sobre las actividades terroristas a través de las agencias de los Estados Unidos.
Según el New York Times, Obama consideraba nombrar a Brennan para dirigir la agencia de espionaje en 2009, pero se enfrentó a la tenaz oposición de organismos de defensa de los derechos humanos, que alegaron que el elegido utilizaba durante la presidencia de George W. Bush técnicas de interrogatorio como el ahogamiento simulado, (eufemísticamente denominadas técnicas de interrogatorio mejoradas) considerado por muchos como una tortura ilegal. Como consecuencia de las críticas Obama y Brennan decidieron retirar la nominación. Los mismos grupos que repudiaron la postulación de Brennan, hogaño pueden tener más razones para su rechazo. Bajo la Administración Obama, como jefe asesor antiterrorista, él era responsable del envío de sospechosos de terrorismo a otros países que practican la tortura. Brennan es probablemente más conocido por apoyar la política de drones de Obama, el uso de aviones no tripulados para matar a los terroristas en el extranjero. En abril de este año llamó a los ataques “éticos y justos.” Y añadió: “No hay nada en el derecho internacional que prohíba el uso de aviones dirigidos por control remoto a este efecto o que nos prohíba el uso de la fuerza letal en contra de nuestros enemigos fuera de un campo de batalla activo, al menos cuando el país en cuestión consiente, o no puede tomar medidas contra la amenaza”.
Activistas de izquierda califican las políticas que propician el uso de aviones no tripulados, contraproducentes. Dicen que Brennan ha mentido abiertamente en numerosas ocasiones al público estadounidense acerca de sus políticas sobre ataques aéreos, en primer lugar al insistir que no ha habido muertes de civiles y más tarde alegando que las muertes de civiles son el daño colateral aceptable. Esperan que John Brennan retire su nominación una vez más y afirman que sus acciones han sido inmorales y antiamericanas. Añaden que sólo ha creado más enemigos para el pueblo estadounidense, y él no tiene cabida en el gobierno y la política.
Brennan tuvo un rol estelar en el ajusticiamiento de Osama Bin Laden y se lo vio junto al presidente y un reducido grupo de funcionarios, siguiendo la operación de los comandos del SEAL en Pakistán, que describió como “uno de los momentos de más ansiedad en la vida de gente reunida”, y que los “minutos pasaban como días.
Los detractores de Brennan no se circunscriben a la izquierda y hacen fila para denostarlo. En mayo de 2010, durante un discurso en el Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales, describió a los extremistas islámicos violentos como víctimas de “las fuerzas políticas, económicas y sociales”, pero dijo que esos ataques conspirando contra los Estados Unidos no deben ser descritos en “términos religiosos.”
“Tampoco debemos describir a nuestro enemigo como” jihadistas “o” islamistas porque la Jihad es una guerra santa, un principio legítimo del Islam, que significa purificar a uno mismo o de la comunidad de uno, y no hay nada sagrado o legítimo o islámico de asesinar a hombres inocentes, mujeres y niños “, dijo Brennan, quien agregó: La técnica, la definición más amplia de la Jihad es una “lucha” en el nombre del Islam y el término no implica la “guerra santa” para todos los musulmanes. Sin embargo, la Jihad frecuentemente connota imágenes de combate militar o la guerra, y algunos de los terroristas más buscados del mundo como Osama bin Laden comúnmente usan la palabra para llamar a la guerra contra Occidente. Él repitió con palabras enmarañadas el argumento de la administración Obama de que el enemigo no es el “terrorismo”, porque el terrorismo es una “táctica”, y no el terror, porque el terror es un “estado de ánimo”. Desconcierta la declaración porque emana del Asesor Adjunto de Seguridad Nacional de Lucha Contra el Terrorismo y la Seguridad Nacional, quien sorprendentemente dijo que la palabra “Jihad” no debería aplicarse tanto ya que sería “contraproducente” para los Estados Unidos su uso, ya que “el juego a la falsa percepción” de que los “asesinos” que conducen la guerra contra Occidente lo hacen en nombre de una causa “santa.”
“Por otra parte, al describir a nuestro enemigo en términos religiosos dan credibilidad a la mentira propagada por Al Qaeda y sus afiliados para justificar el terrorismo, que los Estados Unidos están de alguna manera en guerra contra el Islam”.
En febrero de 2010, unos meses antes del discurso en el Centro de Estudios Estratégicos, John Brennan -quien condujo la investigación sobre la violación de los registros del misterioso pasaporte de Obama que habría viajado a Pakistán en 1981- en un evento co-patrocinado por la Oficina de la Casa Blanca de Participación Pública y el Centro Islámico de Nueva York University y la Asociación Islámica de Estudiantes de Derecho de la NYU, describía su respeto por la tolerancia y la devoción de las naciones del Medio Oriente y se refirió a Jerusalén en la primera referencia por su nombre árabe, Al-Quds. “En todos mis viajes, a la ciudad que he llegado a amar más es al-Quds, en Jerusalén, donde tres grandes religiones se unen”. --
Rubén Kaplan
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