lunes, 21 de enero de 2013
Gatestone Institute, Soeren KernEn Hungría "renace el culto al antisemitismo"
El equipo de fútbol nacional húngaro ha sido condenado a jugar el próximo partido clasificatorio para el próximo Mundial en un estadio vacío, después que los aficionados corearan agresivamente consignas anti-semitas durante un partido contra Israel.
El organismo rector del fútbol internacional (FIFA), también multó a la Asociación Húngara de Fútbol (MLSZ) en 40.000 francos suizos (43.000 dólares) como castigo por el accionar anti-semita de los aficionados húngaros.
La FIFA con sede en Zurich anunció las sanciones el 8 de enero, después de completar una investigación sobre los informes de que los aficionados húngaros no sólo dieron la espalda durante la ejecución del Hatikva [La Esperanza], himno nacional de Israel, sino que también corearon consignas antisemitas tales como "judíos apestosos"y "Heil Benito Mussolini" en un partido contra Israel en Budapest el 15 de agosto ppdo.
La Comisión Disciplinaria de la FIFA dijo que "condena unánimemente este episodio repugnante de antisemitismo" y las acciones de "carácter político, provocador y agresivo perpetradas por los seguidores del equipo nacional húngaro."
De acuerdo al Código Disciplinario de la FIFA, cada Asociación local de fútbol es responsable por la conducta impropia de los espectadores.
La FIFA dijo asimismo que el equipo nacional húngaro será obligado a jugar su próximo partido de clasificación contra Rumanía para la Copa del Mundo, previsto para el 22 de marzo, sin espectadores en el estadio. La FIFA también advirtió que si ocurre otro incidente de este tipo, el equipo húngaro podría ser excluido de la próxima Copa del Mundo, a celebrarse en Brasil a mediados de 2014.
La Asociación Húngara de Fútbol (MLSZ) sostuvo que el castigo era excesivo y que presentaría un recurso de apelación contra la decisión.
El caso del fútbol húngaro es el último de una lista cada vez mayor de incidentes antisemitas en Hungría, donde viven alrededor de 100.000 judíos en medio de una población total de alrededor de 10 millones de habitantes.
Algunos analistas creen que el clima de anti-semitismo abierto en Hungría está siendo impulsado en parte por el primer ministro Viktor Orban y su gobernante partido Fidesz [Alianza de Jóvenes Demócratas]. El gobierno de Orban ha estado tratando de conducir a Hungría a través de una grave crisis económica, en la que la tasa de desempleo se ha disparado y la calificación crediticia del país ha sido degradada a "basura".
Los críticos dicen que Orban hace la vista gorda ante el auge del anti-semitismo, en un esfuerzo por mitigar la creciente popularidad del partido nacionalista anti-semita Jobbik [Movimiento por una Hungría Mejor], el tercero más grande del parlamento húngaro. Los observadores locales dicen que el anti-semitismo es una parte clave en la estrategia de Jobbik, para así mejorar sus posibilidades de ganar las elecciones parlamentarias de 2014. Jobbik es especialmente popular entre la generación joven más influenciable de Hungría que, dicen los observadores, corre el riesgo de convertirse en cada vez más racista y apoyar todas las formas y expresiones de odio.
En diciembre, Lenhardt Balazs, un parlamentario independiente, fue detenido por quemar una bandera israelí durante una manifestación anti-sionista en Budapest. La manifestación fue organizada por dos grupos ultra-nacionalistas: el Movimiento de los Guardianes de la Patria de los Cárpatos y la Federación de los Guardianes, y se realizó frente al Ministerio de Relaciones Exteriores de Hungría. Los participantes gritaron consignas anti-semitas tales como "judíos mugrientos” y "Para Auschwitz con todos ustedes”.
En noviembre, Marton Gyongyosi, diputado por el partido Jobbik, pidió la creación de una lista de legisladores húngaros y de miembros del Gabinete húngaro que fueran de origen judío. Gyongyosi hizo la propuesta el 26 de noviembre durante un debate parlamentario sobre las operaciones militares de Israel para combatir a los terroristas palestinos en la Franja de Gaza. Dijo que los judíos representan un "riesgo de seguridad nacional" por supuestamente querer inclinar la política exterior húngara en favor de Israel.
El 29 de noviembre, Elod Novak, otro diputado por el partido Jobbik, exigió que un colega del Parlamento, Katalin Ertsey, del Partido LMP de la oposición, dimitiera por tener ciudadanía israelí además de su nacionalidad húngara. La prensa local citó a Novak diciendo que "Israel tiene más diputados en el parlamento húngaro que los que tienen en la Knesset (parlamento) israelí", lo que causado que el parlamento húngaro tomara decisiones "favorables" para con Israel.
En octubre, Andras Kerenyi, un líder judío de Budapest, fue atacado por un asaltante que le dio un puntapié en el estómago y le gritó obscenidades tales como "podridos judíos mugrientos, todos morirán." El ataque se produjo después que el mismo agresor gritara comentarios anti-semitas a través de la puerta de una sinagoga de la ciudad.
En agosto, Csanád Szegedi, un político fascista conocido por su retórica anti-semita, fue expulsado de Jobbik después de admitir que tenía raíces judías y que su abuela era una sobreviviente del Holocausto nazi. Como miembro destacado del partido anti-semita, Szegedi aparecía con frecuencia en las reuniones políticas donde acusaba a los judíos de "estar comprando" Hungría y de profanar los símbolos patrios.
También en agosto, el alcalde de Budapest, Istvan Tarlos, canceló los planes para poner en escena una obra anti-semita en un teatro financiado por la ciudad, después que intelectuales húngaros - judíos y no judíos por igual - dijeran que el asunto era una prueba del aumento de la tolerancia del gobierno hacia el comportamiento anti-semita.
La obra cancelada, "El sexto ataúd”, se desarrolla en Francia en la década de los ‘20 y presenta a un grupo de judíos poderosos conspirando para destruir a Hungría y sumergir a la humanidad en otra guerra mundial poco después del final de la Primera Guerra Mundial. El drama había sido fijado para ser estrenado en febrero de 2013 en el famoso Teatro Nuevo de Budapest.
En una entrevista con la Agencia Telegráfica Judía (JTA), Adam Fischer, director musical de la Orquesta Austro-Húngara Haydn, dijo que la puesta en escena y el patrocinio de "El sexto ataúd” habría sido parte de un proceso continuo y creciente de aceptación del anti-semitismo en Hungría. "Lo que era impensable hace cinco años es aceptable hoy en día. Un artista debe expresarse cuando un teatro, financiado con fondos públicos, en la capital de un país de la UE, tiene previsto exhibir obras antisemitas - algo que no había ocurrido desde la guerra”.
En julio, los vándalos profanaron 57 tumbas en un cementerio judío de la ciudad de Kaposvar, ubicada a 190 kilómetros al suroeste de Budapest. El líder judío local, Lazlo Rona, dijo, que el ataque vandálico que causó daños por 12.000 euros (16.000 dólares) fue "claramente motivado por el racismo."
El 17 de julio, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu se reunió con el presidente húngaro Janos Ader en Jerusalén y le expresó su preocupación por el "resurgimiento del anti-semitismo en Hungría."
También en julio, los fiscales del estado húngaro arrestaron a Laszlo Csizsik-Csatary, un presunto criminal de guerra nazi, ahora de 97 años, en su apartamento de Budapest. Csizsik-Csatary era un comandante de la policía a cargo de un gueto judío en la ciudad de Kosice (entonces parte de Hungría y que ahora forma parte de Eslovaquia). Durante la Segunda Guerra Mundial, supuestamente ayudó a deportar a más de 15.000 judíos a su muerte en el campo de concentración de Auschwitz. Después de que los aliados ganaron la guerra, huyó de la ciudad. En 1948 fue condenado a muerte en ausencia por crímenes de guerra en Checoslovaquia.
En junio, el Gran Rabino Joseph Schweitzer, de 90 años de edad, fue abordado cerca de su casa en Budapest por un hombre que lo insultó y le gritó: "¡Odio a todos los judíos". Un día antes, a una periodista del diario Nepszabadsag se la llamó "sucia puta judía" y fue escupida por la gente mientras cubría una huelga de taxis en Budapest, según un video publicado en el sitio web del diario.
Ese mismo mes, el Partido Socialista Húngaro envió una carta abierta al primer ministro Orban, advirtiéndole que Hungría estaba experimentando una "grave crisis moral" provocada por el Gobierno “revitalizando los crímenes históricos de la época de Horthy."
En los últimos 18 meses, varios municipios han nombrado calles y erigieron estatuas en honor a Miklos Horthy, el colaborador húngaro de los nazis. Se estima que bajo Horthy, 500.000 judíos húngaros fueron enviados a la muerte en los campos de concentración nazis. El PS pide a Orban que detenga "el renacimiento del culto al anti-semitismo".
En mayo, Orban amplió los planes de lectura en las escuelas e incluyó libros de autores antisemitas tales como Istvan Sinka, Dezso Szabo, Albert Wass y Jozsef Nyiro. En una carta abierta al Ministerio de Cultura de Hungría, la Federación de Comunidades Judías de Hungría escribió que estos autores "propagaron el odio y el anti-semitismo durante toda su vida. Es inaceptable que sus escritos sean enseñados a la juventud húngara”.
El 27 de mayo, los miembros del parlamento húngaro trataron de trasladar los restos de Nyiro desde Madrid, donde sus cenizas fueron enterradas en el año 1953, hasta la ciudad rumana de Odorheiu Secuiesc, anteriormente parte de Hungría. Pero el gobierno rumano bloqueó el plan porque Nyiro, un parlamentario fascista asociado con el nazismo, era un abierto anti-semita.
El primer ministro rumano Victor Ponta, dijo que Rumania "no acepta conmemoraciones y aniversarios de personas que eran conocidas por su comportamiento anti-rumano, anti-semita y pro-fascista”.
En lugar de la re-inhumación, los leales a Nyiro optaron por una ceremonia de veneración, a la que asistieron los principales dirigentes del partido Jobbik, así como el Presidente del parlamento húngaro, Laszlo Kover.
Elie Wiesel, premio Nobel y sobreviviente del Holocausto, envió una carta a Kover diciendo que estaba furioso porque Kover había participado de la ceremonia en honor a Nyiro, un acto que refleja el deseo del Gobierno de Hungría de pasar por alto el oscuro pasado del país. Wiesel escribió: "Me pareció vergonzoso que el Presidente de la Asamblea Nacional de Hungría pudiera participar en una ceremonia en honor a un ideólogo fascista húngaro".
En abril, Zsolt Barath del partido Jobbik afirmó que había judíos implicados en un caso notorio de libelo de sangre en el norte de Hungría hace 130 años. En un discurso frente al edificio del Parlamento, Barath citó el caso del libelo de sangre en 1882 en el pueblo de Tiszaeszlar, en la que quince judíos locales fueron acusados de asesinar a una chica húngara, Eszter Solymosi. El caso provocó histeria anti-semita generalizada pero después de un largo juicio los judíos fueron absueltos.
En su discurso, Barath puso en duda el resultado del juicio de Tiszaeszlar y dijo que los culpables nunca habían sido determinados. Dijo: "Como se puede ver, no hay una explicación clara, no sabemos qué le pasó a Eszter. Sin embargo, hay un punto en común a las variantes conocidas: el judaísmo y el liderazgo del país estuvieron severamente implicados en el caso”. Barath dijo que el veredicto absolviendo a los judíos se había debido a "presiones externas".
En febrero, Marton Gyongyosi del partido Jobbik cuestionó el Holocausto; afirmó que los judíos están colonizando Hungría y que Israel maneja "un sistema nazi". En una entrevista con el Jewish Chronicle de Londres, Gyongyosi cuestionó si 550.000 judíos fueron realmente asesinados o deportados de Hungría durante la Segunda Guerra Mundial. "Este jugar con los números se ha convertido en un negocio fantástico ", dijo. Gyongyosi expresó que las exitosas empresas israelíes en Hungría son una amenaza y un "expansionismo".
También en febrero, la Liga Anti-Difamatoria (ADL) con sede en Nueva York, publicó un informe sobre el anti-semitismo europeo que demuestra que el anti-semitismo se está arraigando cada vez más en Hungría.
La encuesta informa que el 55% de todos los húngaros cree que "los judíos son más leales a Israel que a Hungría" y el 73% cree que "los judíos tienen demasiado poder en el mundo de los negocios." Además, el 75% de los húngaros cree que "los judíos tienen demasiado poder en los mercados financieros internacionales", y el 63% cree que "los judíos todavía hablan demasiado acerca de lo que les sucedió en el Holocausto."