viernes, 17 de mayo de 2013

Ser la Bendición… - PERASHAT NASÓ

B.H.N.”V. La presente, es la más extensa de todas las perashiót de nuestra Torá. Abundan en ella capítulos que tratan la más variada gama de temas y, entre ellos, una sección muy pequeña que contiene 6 pequeños versículos, que revisten una gran importancia. Nos referimos al lugar que guarda nuestra perashá semanal para “Bircat Cohanim”, es decir, la “Bendición de los Sacerdotes”. Para una mejor comprensión de ella, permítannos acercarles su texto, que dice: “...Habla a Aharón y a sus hijos y diles: Así habréis de bendecir a los Hijos de Israel; Diles a ellos: “Que Ha-Shem Te bendiga y Te guarde”; “Que Ha-Shem haga resplandecer Su Rostro sobre tí y te conceda sabiduría”; “Que Ha-Shem se Torne hacia tí, y Te conceda la Paz”. Así ellos pondrán Mi Nombre sobre los Hijos de Israel y Yo Les bendeciré” (Bemidbar 6:22-27). Aharón el Sacerdote, sus hijos -quienes le habrán de continuar en su noble tarea- y todo aquel descendiente de él, los “Cohaním” por doquier, tendrán una tarea más sobre aquellas que se les asigna en esta perashá y la pasada: la difícil aunque hermosa misión de ser transmisores, ya no sólo de enseñanzas, sino y por sobre todo de una bendición...y no es poca cosa. La palabra bendición lleva un sentido muy especial en nuestras vidas. Y cuando la podemos conjugar en su lenguaje original, entonces el sentido cobra un vuelo especial. Singular diríamos. El primer patriarca de Israel, Abraham nuestro padre, alcanzó él mismo la dimensión de ser una bendición para los demás. “Veheié Berajá” le dice D´s, ‘y serás tú mismo una bendición’... ‘Hasta aquí’ enseña el Midrash, ‘Yo bendije a Adám y a Noaj. A partir de ahora de ahora, serás tu quien provea la bendición al género humano…’. Abraham es recipiente de abundancia. Su ‘estar lleno de D’s’ se verterá entre los hombres. Menuda tarea para aquel que pudo enfrentar a reyes y enemigos, con la fuerza de un espíritu inclaudicable. ¿Cómo se es una Berajá? Tal vez la respuesta más simple la hallemos en las palabras de Shimshon Refael Hirsch Z”L, eximio líder espiritual de Frankfurt Au Main en el siglo XIX, quien nos aproxima la idea que el sustantivo “Brajá” se escribe igual que la palabra “Breijá”. Mientras que el primero ya sabemos lo que significa, el segundo hace alusión a una piscina, a una pileta que contiene inmensas cantidades de agua. De ahí la idea: Ser recipiente que contenga en cantidad, ser una fuente inagotable de un recurso...La “Brajá” es más allá de un deseo, la medida cualicuantitativa que contiene en abundancia. Lo material, lo espiritual, todo. Abraham Abinu será una bendición, pues será el mismo portador, contenedor de la misma. Y a causa de ello, ‘serán bendecidas por tu causa todas las familias de la tierra’, le augura el Creador. Luego vendrán sus hijos. Itzjak mismo será el una bendición: la brajá de llevar a cuestas la tarea de la continuidad y la permanencia en la tierra de su padre…Iaacov su nieto –quien sabe de ángeles ministeriales y sueña con ellos de día y de noche-, invoca a ese ‘Ángel que me liberó a mí de todo mal, para que quiera bendecir a los jóvenes…’. Sus nietos Efráim y Menashé serían los primeros en recibir la bendición. Luego cada tribu ‘a cada cual según su bendición los bendijo a ellos’ al decir de Bereshit. Nuestra Torá nos regala el presente Shabat, Su Brajá. La única contenida en ella y que nos habrá de llegar, a cada uno y uno de nosotros por medio de los Cohaním, los recipientes humanos que se tornarán vasos comunicantes para transmitir la palabra de El transformada en Brajá...Los hijos de Leví –nietos de Iaacov- son ahora los responsables. Bendición es un fluir constante. Es pasar y traspasar el noble contenido de la vida al que está junto a mí y también al que viene... ¿Cuál es el punto de partida de la bendición? “Co tebarejú et Benéi Israel, amor lahém…”. ‘Así habréis de bendecir a los Hijos de Israel: les dirás a ellos’. Hay un comienzo sugiere la Torá. ‘Có’. Lo tradujimos como ‘así’. Y en hebreo el vocablo quiere significar también: ‘desde aquí’… El sabio Ben Ish Jai enseña –tal como nos tiene acostumbrados para el asombro-, que la palabra ‘Co’, sus dos letras suman el equivalente numérico de 25…Y el autor sugiere que la ‘palabra número 25 de la Torá, al inicio de la Creación es ‘Or’, o sea Luz…’. Bendecir desde la Luz que ilumina el mundo…HaShem es esa Luz, y allí el punto de partida para cada Brajá y Brajá. “Que HaShem Te bendiga y te cuide. Que HaShem Te ilumine con Su Presencia y Te conceda sabiduría. Que Él Te eleve en tus caminos y Te conceda la paz...”. En hebreo se la conoce como la “Brajá Meshuleshet”, la bendición triple. Tres renglones. Tres niveles. Que van ‘in crescendo’. Tres palabras. Luego Cinco y por último Siete. (en el original hebreo!). Un total de Quince palabras para decirlo simplemente: La Bendición no está en lo ‘mucho’ de la cantidad. A veces, quince palabras son suficientes para hacer del otro alguien singular, amado, elegido...bendito. Cuando arribamos a esta perashá, comprendemos el sentido de la ‘Breijá’ y la ‘Brajá’: poder percibir el Todo allí donde lo podemos y debemos sentir. No necesitamos ‘tenerlo todo’ para ser benditos. Necesitamos ser recipientes, ante todo. Y cuando sentimos que podemos recibir, allí comienza la inagotable tarea del dar... Dar Luz, dar de Su Luz para poder habitar en medio de los días y las noches. Bendecir a alguien es traer el mundo de Bereshit con las manos extendidas del Cohen y los corazones abiertos al amor y la comprensión de cada iehudí… Bendecir es prodigar luz. Entonces la Brajá arroja un haz de infinito sobre cada uno y uno, y a partir de allí, somos todos, propulsores de luz. Luz de vida, Luz de Torá, Luz de sabiduría. Una vida significativa a la cual ‘daremos a luz’… “Entonces ellos pondrán Mi Nombre sobre los Hijos de Israel, y Yo los Bendeciré” dice D´s al final de la Brajá. Ser recipientes para ser portadores, para más tarde, ser dadores...Nada más simple, nada más hermoso. ¡¡Shabat Shalom uMeboraj!! Rab. Mordejai Maarabi Rabino official de la OLEI