viernes, 11 de enero de 2013

Los autores de la Guemará

Rabino Daniel Oppenheimer Cuando Nehardea fue destruida, Rav Iehudá, alumno de ambos - Rav y Shmuel - fundó una nueva Ieshivá en Pumbedita. De aquel momento en adelante, este sitio se convirtió en el otro faro de la vida intelectual judía de Bavel, y, junto a Sura, mantuvo esa admirable posición hasta el final del período de los Gueonim (aproximadamente 800 años). Desde hace muchos siglos, la fuente principal de estudio de los judíos de todas las latitudes, es la Guemará, también llamada Talmud. Hombres de todas las edades y en todas las circunstancias, se unen en el desafío por descifrar las enseñanzas que de allí se fluyen como de un manantial. La Guemará comprende, todas las áreas de la sabiduría de la Torá, y fue recopilada, como veremos más adelante hace aproximadamente 1.500 años en la Mesopotamia de Babilonia (que hoy sería Irak y el oeste de Irán). Dividida en tratados específicos que discuten y discurren todas las leyes de la Torá y muchos temas morales, tiene un total de 2.711 folios que en nuestras versiones impresas del Talmud, siempre están acompañados por los comentaristas clásicos de los que invariablemente están presentes en la hoja misma: Rash”í y Tosafot, más otros cientos que están impresos en las páginas complementarias, al final de cada volumen, o en libros separados (estos profundos análisis han sido escritos por los estudiosos de los últimos mil años, en todos los países en los que han habitado). Intentaremos, en lo que sigue, conocer algo más sobre las circunstancias en las que la Guemará fue compilada. La fuente más acreditada de aporte histórico es la información que nos legó uno de los últimos Gueonim (pl. de Gaón: con este título se distinguió a los líderes y Rashei Ieshivá de Bavel), Rav Sherira Gaón, que vivió hace aproximadamente 1.000 años. Los judíos ya habían estado viviendo en Bavel desde el exilio que precedió a la destrucción del 1º Bet haMikdash a manos de Nevujadnetzar (o sea, más de seis siglos antes que comience la era de la Guemará). Aun cuando oportunamente, una parte del pueblo había retornando a Israel al cabo de 70 años en dos tandas, lideradas por Zerubavel y por Ezrá haSofer, un número importante de judíos permaneció en la Mesopotamia. Su protagonismo, sin embargo, palideció en comparación con lo que sucedía en la Tierra de Israel, que se había vuelto a convertir en el asentamiento principal de los judíos. Sin embargo, cuando trágicamente los romanos sometieron de manera brutal a los judíos que vivían bajo su dominio, los judíos de Bavel - fuera de las garras de los romanos - comenzaron a florecer y a tener un desempeño cada día mayor, aun cuando, obviamente, aún no podrían compararse o “competir” con la atracción espiritual del Bet haMikdash que todavía permanecía en pie en la Tierra de Israel. Luego, ya en plena época de los Tanaím - autores de la Mishná - con la destrucción del 2º Templo y la intransigente persecución religiosa romana, destinada a erradicar los rasgos practicantes más evidentes de los judíos - en particular el estudio de la Torá - las academias de Bavel se tornaron más importantes aun. Entre los primeros Sabios conocidos de Bavel, encontramos a R. Natán haBavlí y a R. Jiya bar Abba, contemporáneos de Rabí Iehudá haNasí (segundo siglo de la era común) - recopilador de la Mishná. El sobrino de este último, Abba Arija, más tarde llamado simplemente Rav, fue también uno de los alumnos más importantes de Rabí Iehudá haNasí - en Israel, adonde había ido a aumentar su caudal de conocimientos. Rav regresó a su hogar en Bavel, aproximadamente en el año 219 (de la era común), fecha que señala el comienzo del nuevo esplendor de la Torá en Bavel, y el inicio del papel predominante que desempeñarían en consecuencia, las Ieshivot de Bavel durante varios siglos a partir de allí. Rav fundó una Ieshivá en Sura. Al mismo tiempo, vivió otro gran Rosh Ieshivá: Mar (“señor”) Shmuel - un excelente médico, matemático y astrónomo (según sus palabras, estaba tan familiarizado en los senderos del cielo, las constelaciones, como con las calles de Nehardea - Brajot 58:) - que fundó su lugar de estudio en Nehardea. Estos dos Sabios están citados a lo largo de toda la Guemará, directamente, o a través de las citas que se mencionan en sus nombres. Como en otros casos, hay reglas establecidas en las múltiples discusiones halájicas que ellos plantearon, y salvo raras excepciones, la Halajá queda asentada como la opinión de Rav en cuestiones rituales, y como Shmuel en temas económicos. Sobre el sol naciente en Bavel y la repercusión que tendrían en el futuro las Ieshivot que allí florecieron, está mencionado en el Misdrash (Tanjumá Noaj 3): “D”s estableció un pacto con Israel que la Torá Oral no quedaría olvidada de sus bocas o de la boca de su simiente por la eternidad, tal como está escrito (Ieshaiahu 59:21) ‘este pacto, Mi Espíritu que mora sobre tí, y Mis Palabras que he puesto en tu boca, no se apartarán de tu boca, o la de tu simiente, o la de la simiente de tu simiente- de ahora y para siempre’.... Por lo tanto, D”s estableció dos Ieshivot en las que se esmeren estudiando la Torá día y noche, y se reúnan dos veces al año - en Adar y en Elul - desde todos las regiones, y debatan los temas de la Torá hasta alcanzar las conclusiones claras y la Halajá correcta. Asimismo, traen pruebas de la Torá, de la Mishná y del Talmud, a fin de que los judíos no yerren en el cumplimiento de la Ley... Aquellas dos Ieshivot no tuvieron que sufrir destierro, ni intentos de conversión, ni saqueos. No han dominado sobre ellos ni Grecia, ni Edom (Roma). D”s ha provocado su destierro 12 años antes de la destrucción (del 1º Bet haMikdash) con su estudio (bien asentado)... para que la Torá Oral no caiga en olvido...” La paz y tranquilidad a la que hace alusión este Midrash, es relativa a los padecimientos que sufrían los judíos de aquella época por doquier. También, como veremos, en Bavel hubo momentos de dificultad y tirantez - clásicos del exilio que la Torá vaticina - pero fueron comparativamente escasos y leves. Poco después de la muerte de Mar Shmuel, el pueblo de Nehardea y la Ieshivá fueron saqueadas por los invasores de Palmira. Cuando Nehardea fue destruida, Rav Iehudá, alumno de ambos - Rav y Shmuel - fundó una nueva Ieshivá en Pumbedita. De aquel momento en adelante, este sitio se convirtió en el otro faro de la vida intelectual judía de Bavel, y, junto a Sura, mantuvo esa admirable posición hasta el final del período de los Gueonim (aproximadamente 800 años). El siglo siguiente al de estos primeros Sabios, tuvo a otras eminencias como maestros de estas Ieshivot: en Sura estuvieron Rav Huna, bajo cuya dirección, la asistencia a la Ieshivá llegó a cifras inusuales, y después de él, Rav Jisda. En Pumbedita, en cambio, enseñaron Rabá, Rav Iosef y Abaye. Al mismo tiempo vivió Rav Najman (bar Iacov), también alumno de Shmuel. Él estaba casado con la una digna integrante de familia del Resh Galuta (Exilarca) y fue el juez máximo de los judíos. ¿Quiénes eran los Resh Galuta? Durante todo el período de la vida en Bavel, había una autoridad política de los judíos que se denominaba el Resh Galuta (Exilarca o “cabeza del exilio”). Ese era el título que se le daba al líder de la comunidad judía de Bavel a partir de la destrucción del reino de Iehudá. Solo podían ocupar ese cargo miembros del linaje del rey David. La Guemará (Sanhedrin 5.) relaciona un pasaje de la Torá (Bereshit 49:10) con este cargo (que incluso contaba con poder policial), que estaba avalado por el gobierno y que daba un marco de autarquía y autonomía jurídica a los judíos, dentro del estado nacional en el que vivían. La función más importante del exilarca era el nombramiento de los jueces. El estar nombrado oficialmente por el Resh Galuta, protegía al juez que no desea ser considerado personalmente responsable en caso de un error de juicio (si se demostrara que había fallado incorrectamente). Rav Sheshet vivió primero en Nehardea, y luego en Shilja, donde fundó una Ieshivá. Si bien era una persona de salud delicada, poseía una enorme voluntad y energía (Menajot.95:), y a pesar de que era ciego, fue compensado con una memoria muy retentiva, porque sabía toda la tradición de la Mishná, así como sus interpretaciones de los Amoraím, de memoria (Shavuot 41:). Contrató a un erudito “taná” conocedor de la Mishná y la Baraita, para que se los lea (Sanhedrín 86.; Horaiot 9.). Bajo estos maestros, el estudio de la Torá registró un notable desarrollo, y muchos estudiosos de Israel, expulsados de sus hogares por las persecuciones de la tiranía romana y posteriormente los malvados bizantinos, contribuyeron a engrosar las filas de estas instituciones y elevar el nivel de estudio. Abaie (“pequeño padre”) quedó huérfano desde muy niño, y fue criado por sus tíos, Raba bar Najmeni y su esposa, por quienes anidó gran reconocimiento y afecto mucho afecto. Abaie asumió el cargo de Rosh Ieshiva de Pumbedita poco después que su tío dejara el puesto. Sirvió con gran jerarquía en esa posición, no solo como modelo, al ser uno de los más grandes estudiosos de la Torá de su generación, sino también por los rasgos de carácter distinguido que lo caracterizaban. Rava (no el mismo Raba que mencionamos anteriormente) fue el mejor compañero de estudio de Abaie durante muchos años. A ellos se atribuye una serie de polémicas y debates, los clásicos “diálogos de Abaie y Rava”, de los cuales cientos se registran a través de la Guemará. Tan grande como había sido Abaie, Rava fue aun mayor, lo cual se demuestra por el hecho de que la Halajá se decide según la opinión de Abaie en solo seis de todos los casos. En los demás, la Halajá queda de acuerdo a la opinión de Rava. Con la muerte de Abaie, muchos de sus alumnos pasaron a estudiar de Pumbedita a Majoza, para unirse a la Ieshivá de Rava, sitio que, mientras tanto, se había convertido en uno de los centros intelectuales más importantes de la comunidad judía de Bavel. Hemos mencionado solamente algunos de los cientos de Sabios que participaron (y son mencionados) en el estudio que conforma la “Guemará”. Pero todo este conocimiento aun no estaba ordenado en una obra que lo compile de modo que fuese accesible para el futuro. ¿Que pasaría con todo este estudio? Llegó entonces el momento de redactar la Guemará. A pesar de la gran erudición de sus maestros, no fue Pumbedita, sino la Ieshivá de Sura (que mientras tanto se había mudado a la cercana Mata Mejasia), la que estuvo destinada a ser la cuna de esta magna tarea, a manos de Rav Ashi. La grandeza y longevidad de Rav Ashi, y su gran prestigio reconocido por todos los Sabios de su época, permitieron que fuera el recopilador de la Guemará. Sobre él, dice la propia Guemará, que no había habido desde la época de Rabí Iehudá haNasí una persona que reuniera “Torá y grandeza” en un solo individuo (Guitín 59.). Al mismo tiempo, durante la era de Rav Ashi las persecuciones ocasionales de los gobiernos Sassánidas se suspendieron, permitiendo una mayor estabilidad política. Si bien la mayor parte de la tarea la realizó él junto a Ravina (Rav Avina) que lo acompañó, su trabajo de editorial recibió muchas adiciones y ampliaciones posteriores, pero la forma básica y el orden en sí, no sufrieron modificaciones. ¿Cómo se realizó la obra? Había una institución en Bavel que se denominaba los “Iarjei Kalá” (meses de convocatoria). Estas asambleas se realizaban dos veces por año, y acudían a ellas los estudiosos de todo Bavel para permanecer en la Ieshivá durante un mes entero (Adar y Elul). Debido a la gran extensión de Bavel, esto permitía a los que vivían lejos de las Ieshivot a participar en sus deliberaciones en forma fija. En los meses de Iarjei Kalá, después de haber preparado en los últimos cinco meses el tratado (Masejet) que se había anunciado en la clausura de reunión anterior por el Rosh Ieshivá, se debatía todos los puntos complejos y se los aclaraba. Rav Ashi presentaba así también tratado por tratado a los alumnos, de modo que en varias décadas quedó organizado el Talmud íntegro. “Ellos (Ray Ashi y Ravina) constituyeron la última generación de los Amoraím. Hasta su época no había aún un Talmud organizado. Siempre que se formulaban preguntas en la sala de estudio sobre la interpretación de la Mishná, o una cuestión relacionada con una decisión sobre casos reales, ya sea en materia de derecho monetario o asuntos rituales, cada Amorá expresaba su opinión. Ray Ashi y Ravina recogieron (todos los registros de) las opiniones y debates de los Amoraim que les precedieron, y los organizaron siguiendo el orden de los tratados (de la Mishná), colocando cada (registro de) la discusión después de la Mishná a la que se refería. A continuación, plantearon las preguntas relevantes (para aclarar las cuestiones) y dieron las respuestas adecuadas que los Amoraím había propuesto. Así ellos y sus colegas establecieron todo esto en el Talmud” (Rash”í, Bavá Metziá 86.). Una vez fallecidos Ravina y Rav Ashi, la situación de los judíos en Bavel atravesó momentos difíciles. La lucha del imperio persa contra los romanos, la fricción entre los miembros del gobierno, los misioneros cristianos que se infiltraban en Bavel y las represalias de los sacerdotes persas fanáticos, todos causaron la anarquía en el país y consecuentemente severas dificultades para los judíos. Sin embargo, las dos generaciones que siguieron, terminaron y perfeccionaron la obra de Rav Ashi, fruto del esmero de Ravina II y de Mar bar Rav Ashi. La “obra maestra” estaba completa, y es así que felizmente llegó a nuestras manos - a pesar de todos los intentos de los enemigos de todos los tiempos por impedir que así suceda. Fuente: Ajdut Informa Nº673 Publicite en Kashrut y Mitzvot, Contacto: kashrutymitzvot@gmail.com
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