domingo, 6 de enero de 2013

Ser o no ser, esa es la cuestión. La duda de Bibi

¿Vuelco a la derecha o a la izquierda? Según la Dra. Mina Tzemaj, cabeza visible de una de las empresas que realizan estudios de mercado en Israel más serias. antiguas y confiables de Israel el Proyecto del Hombre Fuerte y el Partido Súper Fuerte se está debilitando. Una encuesta publicada por el diario "Yediot Ajaronot", el último fin de semana indicaría que la coalición Benjamín Netanyahu y Avigdor Lieberman ha perdido entre cuatro y cinco mandatos en los últimos 30 días. En la actual Kneset, el Likud, partido del actual Primer Ministro había logrado 27 mandatos e Israel Beiteinu 15. Ambos líderes estimaron que la unión hace la fuerza y decidieron presentar una lista en común. Formaron una nueva agrupación denominada Likud Beiteinu y esta lograría 33 escaños según la encuesta mencionada anteriormente. La segunda fuerza política sería el antiguo partido Avodá, que recuperaría parte de su prestigio perdido cuando Ehud Barak era su referente máximo y en estos momentos estaría con 17 escaños uno menos que en el sondeo anterior. ¿Quiénes son los beneficiarios de los votos? Parecería que los más beneficiados son las nuevas agrupaciones políticas En primer lugar "HaBait Ha-Yeudi" (La Casa Judía) dirigido por Naftali Bennet, quien viene subiendo en cada encuesta con un mandato a su favor. Actualmente se estima que llegaría a 12 escaños. Esta agrupación, continuadora del viejo y respetado Mafdal ha ido evolucionando y en estos momentos se ubica en un sector de extrema derecha. No aceptan la separación de dos pueblos , dos naciones y entienden que Israel debería incluir toda la superficie que transcurre entre el Jordán y el Mediterráneo. Estos conceptos son negados por toda la comunidad internacional y no deseamos saber que pasaría si los mismos son parte del gobierno y siguen con esos principios. Tampoco indican que piensan hacer con más de un millón de palestinos que viven en Cisjordania. Si los convertirían en israelíes con derechos y beneficios como los actuales palestinos-israelíes o formarían un apartheid al mejor estilo sudafricano de hace 30 años. Los otros beneficiarios serían los partidos de Tzipi Lipni y Iair Lapid. Ambos alcanzarían 11 mandatos. Dentro de los partidos de los religiosos ortodoxos se mantendrían en 11 mandatos para Shas y cinco para Yeadut HaTorá. Nada nuevo bajo el sol aunque en un principio se estimaba que el partido de los sefardíes, con la incorporación de Arie Derie podía conseguir más votantes. Los partidos árabes siguen con sus 11 mandatos y lo que es novedoso, pero que no llama la atención es que Kadima, que fue en las anteriores elecciones la agrupación más votada, no alcanzaría el mínimo exigido para acceder al parlamento. Un signo inequívoco de lo poco estables que son los partidos individualistas en nuestro espectro electoral. En los últimos 20 años hemos vistos varios partidos que luego de buenas elecciones, en uno o dos períodos posteriores desaparecen, así como desaparecen la influencia de sus líderes dentro de las políticas del país. Meretz, el viejo y tradicional de izquierda seguiría con tres o cuatro mandatos y Utzma LeIsrael (derecha extrema) otros dos Así planteada la cosa la brecha entre la derecha y el centro-izquierda se redujo en 4 mandatos. Likud-Beteinu, Ha-Bait Ha-Yeudi y Utzma le-Israel suman 47 escaños. En tanto, el bloque de centro-izquierda formado por: Avoda, HaTnuá, Iesh Atid y Meretz suman 43. Los partidos ultra-ortodoxos; Yeadut Hatorá y Shas suman 17. Los partidos árabes 11 mandatos, en tanto que el partido "Am Shalem"- el cual no se puede catalogar en un bloque determinado- tiene 2. Alguien dijo, "Israel es ingobernable". No estaría lejos de la realidad. El Presidente Peres llamará a formar gobierno al cabeza de lista del partido que más votos ha obtenido. En este caso, Bibi volvería a ser convocado. En sus manos estamos. Su decisión es la que abrirá la puerta a una posible solución del problema palestino o la cerrará definitivamente dejando a Israel prácticamente aislado políticamente de la comunidad internacional. Puede sumar a las fuerzas de derecha a los grupos religiosos y formar una mayoría, un poco justa, pero muy manejable. Con dinero se arregla todo. Dinero para las ieshivot, dinero para construir caminos en los territorios, dinero para reuniones infructuosas diciendo que no hay con quien hablar. En fin, más de lo mismo. La otra variante sería la de sumar a su partido a los tres partidos del centro y centro izquierda y lograr un gobierno laico y con intenciones de modificar las estructuras del estado y avanzar de alguna forma en las conversaciones de paz. Es la más arriesgada. Pero la única que sería un camino posible para lograr cambiar viejas estructuras. Dictar una constitución. Modificar el sistema de elecciones. Mejorar la enseñanza laica y tradicional, etc. etc. etc. Pero conociéndolo a Bibi, no es mucha la esperanza que intente un cambio trascendental Para eso hay que tener la claridad y audacia de un verdadero líder. Eso no abunda en plaza. Lo lamentable es que formaría un gobierno como el descripto en la primera opción al que trataría de sumar a Avodá. Parece un poco incongruente, pero conociendo los intereses de Shelly Iachimovich para ocupar un sillón ministerial podría renunciar a los viejos principios del partido que ahora dirige para manifestar que es mejor desde adentro y de esa forma lograr alguna pequeña ventaja para los grupos más castigados del espectro económico de Israel. En política, todo es posible, por desgracia. Cr. Víctor Vaisman.olei