viernes, 10 de mayo de 2013

EL MAL EN BOSTON

Fuente: The Wall Street Journal- Traducido por Marcela Lubczanski especialmente para el blog de OSA Filial Cordoba por Bret Stephens 22/4/13 Antes que salgamos de Boston—salgamos de psicoanalizar a los hermanos Tsarnaev, y sus padres; salgamos de pelear sobre cuando, exactamente, debieron serle leidos sus derechos Miranda a Dzhokhar; salgamos de la leccion de historia (irrelevante) sobre Chechenia; salgamos del discursismo sobre la importancia de la tolerancia; salgamos de la busqueda de conexiones terroristas, influencias islamistas y motivaciones personales; salgamos, punto—recordemonos precisamente para lo que estaba preparado este duo en la tarde del 15 de abril del 2013. No era meramente para aterrorizar, aunque fue una gran parte de ello. No era meramente pàra matar, aunque ellos tuvieron exito alli tambien, con nombres que no deben solo caer en el hoyo del recuerdo: Krystle Campbell, 29, una gerente de restaurant; Lu Lingzi, 23, un estudiante chino de pòsgrado en la Universidad de Boston; Martin Richard, 8, un niño de Dorchester; y Sean Collier, 26, un oficial de policia del MIT emboscado por los hermanos tres dias mas tarde. La principal intencion, ciertamente el efecto principal, fue enviar mil cuchillos de metal pequeños volando a velocidades supersonicas en todas direcciones a partir de la explosion. Eso es lo que hacen los "ingenieros" palestinos cuando agregan clavos y bolitas—y, a veces, veneno de ratas—a los chalecos de los atacantes suicidas. Estas son operaciones de mutilacion, en su propia clase de cruel. Es para lo que los Tsarnaev se habian preparado durante muchas semanas, quizas meses, probablemente sin dudas ni reflexiones. Imaginen las horas pasadas construyendo las bombas. El viaje aparentemente inocente a un negocio para comprar ollas a presion de marca Fagor. (Habia un vendedor a mano para explicar la diferencia entre las lineas "Rapid Express," "Futuro" o "Chef"?) La busqueda mas furtiva del explosivo ideal. (Pasaron los Tsarnaev por el "Libro de Cocina de Polvora Hazlo-tu-mismo", extrañamente disponible en Amazon?). La adquisicion de clavos, bolitas, y otras piezas de metal pequeñas y puntiagudas en alguna ferreteria. La mezcla de los ingredientes, la construccion de los gatillos, la prueba de los relojes, el ajuste dentro de las mochilas. El pensamiento dado a donde plantar las bombas, y cuando: Mejor cerca de la linea de llegada, donde las multitudes se pararan mas cerca juntas; mejor tarde en la carrera, asi menos policia estaria prestando atencion de cerca a un par de muchachos con gorras de baseball. Y luego las explosiones. Y el panico. Y la cascada de sangre sobre la calle. Un amigo mio, doctor en Boston, tuvo la tarea de triangular a las victimas del bombardeo a medida que llegaban al hospital donde el trabaja. "Olia como montones y montones de sangre fresca", dijo. "Parte de eso era la cantidad de sangre que estaba siendo perdida. Parte de eso era la cantidad de sangre siendo echada dentro de la gente." Este tambien fue un efecto deseado, central para el plan de los Tsarnaev. Yo tengo mi propia experiencia de como se ve un bombardeo de este tipo. En enero del 2004 estaba viviendo en Jerusalem cuando un atacante suicida se volo en un autobus en la calle de mi departamento. Yo estuve en la escena en unos tres minutos. "El terreno estaba cubierto de vidrio; toda ventana del autobus habia sido explotada," escribi mas tarde ese dia. "Dentro de los escombros, pude ver tres cadaveres aun y un cuerpo que se sacudia hacia atras y adelante convulsivamente. Fuera del autobus, otros tres cadaveres estaban desparramados sobre el suelo, uno boca arriba, dos boca abajo. Habia una gran parte de torso separado de su cuerpo, el cual yo supuse que era del atacante suicida. En otra parte en el suelo, mas jirones de carne humana: una pierna, un brazo, partes mas pequeñas, piscinas de sangre." Releyendo estas lineas todos estos años mas tarde, estoy asombrado por cuan cortas se quedan de capturar mi recuerdo del hecho, de la experiencia de el. Pero la carniceria humana esta mas alla de la descripcion, un hecho conocido principalmente por aquellos—ahora incluidas muchos cientos de personas en Boston—que lo han visto por si mismos. Verlo es comprenderlo; comprenderlo es no tener palabras verdaderas para ello. Ese es el motivo por el cual tanto del comentario sobre Boston parece tan curiosamente fuera de punto. Trata el horror de lo que fue hecho, y el nihilismo que se necesito para hacerlo, como meros hechos. Por que gastar algu tiempo observando calladamente dentro del abismo cuando podriamos estar hablando sabiamente sobre, digamos, la alienacion de enojados jovenes musulmanes? O los pros y contras de Twitter durante el curso de la caceria humana? O, por tal caso, el ejemplo esperanzador mostrado por la gente de Boston al cuidar de los heridos y mantener su buen animo mientras los Tsarnaev estaban aun en la huida? No son todos estos temas apropiados para una discusion constructiva? Quizas lo son. Pero no podemos empezar a comprender lo que sucedio en Boston hasta que pensemos mas acerca del mal que ha sido hecho alli. Antes que ustedes pasen al modo constructivo, reflexionen sobre que, y quien, ha sido destruido. Preguntense: Por quien? En el nombre de quien? En el nombre de que?