Judeofóbia en Europa. Por Víctor Zajdenberg
El Presidente de la Agencia Judía, Natan Sharansky, destacó un hecho histórico manifestando que en el año 2014 “la cantidad de inmigrantes que llegaron al Estado de Israel del mundo libre, en especial de Europa, fue mayor que la de países en conflicto”.
La cantidad de judíos franceses que emigraron a Israel en 2014 se duplicó por primera vez en la historia con 6.600 inmigrantes en un año. De Gran Bretaña emigraron a Israel 570 personas en el mismo año y de Bélgica llegaron 260.
¿A qué se debe este fenómeno, en pleno siglo XXI, considerando que se está involucrando a países supuestamente campeones de la democracia, la libertad, el multiculturalismo, la diversidad y la antidiscriminación?
Luisa Corradini, corresponsal del Diario La Nación en Europa, escribe el 22 de Febrero de 2014 “Los judíos europeos tienen miedo”.
Los atentados, agresiones y actos antisemitas en Europa están creciendo en progresión aritmética desde hace muchos años.
En Francia se duplicaron de 276 en 2013 a 527 en 2014 (CRIF – Consejo Representativo de Instituciones Judías).
En Gran Bretaña mas que se duplicaron de 535 en 2013 a 1.168 en 2014 (CST – Community Security Trust).
En España el resultado de la encuesta realizada a nivel nacional comparada con la votación efectuada en el Pueblo de Matajudíos para cambiar ese atroz nombre que proviene de la época de la Inquisición dio un porcentaje similar: 40 % manifestó su odio a los judíos en la general y casi exactamente igual fueron los votos emitidos en el poblado medieval.
En Bélgica, Holanda, Alemania, Hungría, Polonia, Ucrania, Dinamarca, etc. crecen sin límites los ataques contra Instituciones y personas judías e israelíes.
La situación en Eurabia, como la denominaba la inolvidable Oriana Fallaci a Europa, se está pareciendo cada vez más al período anterior al ascenso de Hitler al poder en Alemania (1919-1933) con el continuo crecimiento de la violencia antisemita.
La diferencia es que ahora la virulencia proviene de una perversa simbiosis de islamistas y yihadistas importados con socialistas perturbados y personas “normales”.
Lo sucedido en el más que centenario cementerio judío de Sarre-Unión, donde fueron profanadas 250 de las 400 tumbas existentes, es un hecho gravísimo.
Fue al grito de “sucios judíos”, “maldita raza” y “Heil Hitler” que 5 jóvenes estudiantes de familias “normales” se lanzaron para realizar esta macabra tropelía.
Fueron hijos y nietos de Directores y Maestras de Escuelas, de comerciantes y profesionales que viven ”normalmente” en esa pequeña localidad de Francia.
Suecia fue el primer país de Europa en reconocer a Palestina como Estado y el primero también en abrir una Embajada de un país inexistente, sin tomar en cuenta siquiera que la organización palestina Hamas, que ocupa Gaza desde 2007, está considerada por EE.UU. y la Unión Europea como entidad terrorista. Con su inicua actitud Suecia está legitimando el terrorismo, situación nada nueva ya que durante la 2ª Guerra Mundial se mantuvo “neutral” con el fin de proveer a Hitler de los elementos necesarios para sostener su monstruosa guerra.
El “libro de los héroes” de Suecia en la 2ª. GM se compone solo de una página con el nombre del diplomático Raoul Wallenberg quien actuó en Hungría salvando judíos de la garra nazi a pesar de la oposición de su propio gobierno de aquel entonces.
¿Qué se puede decir del Gobierno socialista de Noruega encabezando el BDS (Boicot – Desinversión – Sanciones) contra el Estado Judío de Israel y financiando paralelamente los campamentos de verano para niños palestinos donde el Hamas los instruye, con armas reales, a asesinar israelíes?
La gran diferencia es que hoy existe el Estado de Israel donde todos sus habitantes están bien protegidos y se ha convertido además en un refugio seguro para todos aquellos que sientan en sus espaldas el aliento de la judeofóbia.
“El mérito de ese Estado está en comprometerse a defender la justicia y la democracia precisamente cuando sus enemigos, dentro y fuera de sus fronteras, libran múltiples guerras para exterminarlas, cuando su población es un arco iris en el agua y aceite de culturas, razas, religiones, tradiciones, orígenes geográficos y posiciones políticas” (Jack Goldstein en la Revista Virtual HASHAVUA de Bogotá, Colombia).
Los judíos de la diáspora deberían acariciar menos a los Embajadores de Europa, en los países en los que viven, recordándoles que deben llevar a sus respectivos gobiernos el clamor de la necesidad de una actitud más eficiente en la lucha contra la discriminación judeofóbica y el terrorismo internacional.
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