martes, 31 de marzo de 2015

El Seder, Un Viaje Espiritual


El Seder de Pesaj es el orden de Dios de cómo proceder de la esclavitud espiritual a la libertad espiritual.

Rebetzin Tzipora Heller

El Seder es un viaje de la oscuridad a la luz. La palabra seder significa “orden”. El Seder específicamente delineado, que nosotros realizamos en la primera noche (en la Diáspora, dos noches) de Pesaj es el orden de Dios de cómo proceder de la esclavitud espiritual a la libertad espiritual. Puede diferenciarse significativamente de nuestro propio sentido de orden, el cual está usualmente basado en eficiencia y estética. El Seder es nuestra ventana hacia el orden de Dios.

Kadesh

El primer paso del Seder es llamado Kadesh. Involucra recitar el Kidush sobre una copa de vino.

Existe un profundo principio que dice: En la realidad espiritual, tú recibes lo que quieres. En la realidad física, tú recibes lo que Dios piensa que es bueno para ti.

Es por eso que, el primer paso en el crecimiento espiritual es querer vivir una vida santa. Esto es expresado a través de Kadesh, a través de comprometernos con la santidad.

La santidad tiene dos aspectos: alejarse de lo que no es santo y moverse hacia lo que es santo. Esta dinámica dual de "desde" y "hacia" se refleja en las cuatro expresiones de redención que Dios utiliza en la Torá cuando le dice a Moshé que redimirá a los israelitas de la esclavitud egipcia. Las expresiones, "Yo los sacaré" y "Yo los rescataré" se refieren a alejarse de la esclavitud. Las expresiones, "Yo los redimiré" y "Yo los tomaré para Mí", se refieren al movimiento hacia Dios.

Del mismo modo, la santidad requiere alejarse de todo lo que te limita. El comentarista medieval Rashi explica que tú realizas la mitzvá de "ser santo", al ser extraordinariamente cuidadoso en todas las cosas que se relacionan con la separación entre hombres y mujeres. Esto incluiría las proscripciones contra las relaciones ilícitas.

La conexión espiritual se basa en el acto de dar y en el compromiso; la conexión física se basa en la explotación.

Rashi define la santidad en términos de pureza sexual porque la más básica de todas las necesidades humanas es la necesidad de cariño. El lazo podría ser espiritual (que puede incluir el físico santificado) o puramente físico. La conexión espiritual se basa en el acto de dar y en el compromiso; la conexión física se basa en la explotación. Las relaciones de explotación nos mueven muy lejos de la santidad, lejos de la conexión última, que es la vinculación verdadera con Dios.

Maimónides discrepa con Rashi. Maimónides sostiene que la santidad requiere no sólo de la abstención de lo negativo, sino que también de hacer algo positivo. No sólo el desde, sino también el hacia. La santidad según Maimónides requiere el conocimiento de Dios y la dedicación a Dios. Su máxima famosa es: "Santifícate a ti mismo con lo que es permitido para ti". Él explica que tú logras esto siendo moderado con lo que la Torá te permite. Por ejemplo, no te emborraches con vino casher y no seas glotón con la comida casher.

Entonces Maimónides dice algo mucho más profundo. Él nos advierte, "No se ahoguen en el materialismo". Pero, ¿por qué utiliza él la palabra, "ahoguen"? La palabra hebrea para el mundo material es gashmiut. La palabra gashmiut proviene de la palabra geshem, que significa "lluvia". Dios nutre el mundo con la lluvia. Pero, si tú te concentras en el mundo y no en su fuente, te ahogas. Tú estás inundado por todo lo que Dios te da, al punto que pierdes la pista de Él completamente. Entonces, santidad significa ser conscientes de Dios.

El primer paso del Seder es Kadesh, porque para comenzar a movernos hacia la luz tenemos que comprometernos con una vida de santidad. Esto requiere separarnos de lo negativo y movernos hacia el conocimiento de Dios.

Urjatz

El siguiente paso del Seder es urjatz, que significa "lavado". Esto implica lavarse las manos con un recipiente, vertiendo el agua dos veces sobre cada mano. No se recita ninguna bendición.

El lavado en este punto del Seder es muy artificial. Después de todo, el karpas (vegetales verdes) podrían haber sido comidos con la comida, en cuyo caso no habría ninguna necesidad de lavarse las manos dos veces. Esto sería más conveniente. Pero otra vez, esto no es nuestro orden que tiene que ver con conveniencia y eficacia. Este es el seder de Dios.

La declaración aquí es que si tú quieres santidad, tus manos tienen que estar limpias. Un verso en los Salmos proclama: "Levanten sus manos en santidad y bendigan a Dios". ¿Qué significa esto?

La santidad se trata de lo que tú haces realmente, no de los que deseas.

us manos llevan a cabo tú voluntad. Tú no sólo tienes que desear la santidad, sino que tus manos (es decir tus acciones físicas) también deben ser santas. Por ejemplo, si tú no quiere ser materialista, pero estás viviendo una vida materialista, o si tú quiere ser santo, pero estás involucrado en una relación de explotación, tú estás atascado. No puede haber ningún movimiento hacia adelante hasta que tus "manos" estén limpias. La santidad se trata de lo que tú haces realmente.

Karpas

El tercer paso, karpas, implica comer un simple vegetal verde, como apio o perejil, después de recitar una bendición.

Karpas sugiere la simplicidad a la que los primeros humanos fueron forzados después del pecado en el Jardín del Edén. Antes del pecado, la comida en el Jardín del Edén era esencialmente diferente de lo que conocemos hoy como comida. La manifestación física de la fruta en el Jardín del Edén era la misma que su raíz espiritual. Una manzana en el Edén, por ejemplo, era una expresión de divinidad, y era percibida como tal. La alegría que los primeros humanos tenían comiendo aquella fruta era cualitativamente diferente al placer que sentimos al comer.

Imagínate como se sintió Adán después del pecado, cuando él fue desterrado del Edén y le fue dicho que su nueva dieta serían las hierbas del campo. Él se quebró con este panorama. Según el Midrash, Adán se quejó a Dios, "¿Qué? ¿Acaso seré como un animal que come hierba?".

Dios le contestó a Adán que él sería diferente de los animales porque él podría recitar bendiciones sobre su comida.

Para entender esto profundamente, veamos un mandamiento que vino luego en la Torá, la prohibición en contra de ofrecer a los hijos como sacrificios a Molej, que era un dios pagano. Este es un mandamiento encantador, ya que siempre se siente bien tener un mandamiento que tú sabes que no has transgredido.

En el texto, Dios dice de la persona que ofrece a sus niños a Molej: "él ha profanado mi santuario". Rashi pregunta: "¿Cuál santuario?". Él contesta a su propia pregunta: "la comunidad de Israel". Si tú ofreces a un niño a Molej, tú has profanado a la comunidad entera.

De hecho, Rashi cita el Talmud. El Talmud utiliza el mismo verso bíblico sobre la profanación del santuario de Dios para referirse a una persona que experimenta cualquier placer de este mundo sin pronunciar una bendición. El Talmud dice de tal persona, "él ha robado de su padre y de su madre". ¿Quién es su padre? Dios. ¿Quién es su madre? La comunidad de Israel.

Incluso algo simple puede ser elevado por una bendición.

El Maharal de Praga, el místico del siglo 16, explica que Dios creó este mundo a fin de darnos la capacidad de ser recipientes conscientes. Cuando recitamos una bendición sobre la comida, y de esta manera nos convertimos en recipientes consientes, hemos validado el objetivo entero de Dios para crear el mundo. Cuando comemos como Adán temió comer – es decir, como un animal – hemos privado a Dios de la oportunidad de tener Su objetivo validado en la creación. También hemos invalidado nuestro propio destino como pueblo, que es reconocer a Dios.

Las verduras que comemos para karpas son la clase más simple de comida. Tú puede comerlas sin ninguna preparación. La idea detrás del karpas consiste en que hasta lo que es más simple puede ser elevado por una bendición. Esta es la diferencia entre nosotros y los animales. Karpas es un paso esencial en el proceso del Seder porque antes de que avancemos más lejos, debemos ser humildes.

Yajatz

Yajatz implica tomar la matzá del medio de las tres matzot en la mesa del Seder, y romperla en dos pedazos desiguales. La mitad más grande es guardada en su sitio para el Afikoman; recitamos la Hagadá completa sobre el pedazo más pequeño.

Yajatz nos muestra que para que nosotros verdaderamente nos movamos hacia la redención, algún aspecto de nosotros mismos tiene que romperse. Un verso en los Salmos declara: "Dios está cerca de aquellos que tienen el corazón destrozado".

Hay una diferencia esencial entre estar destrozado y estar desesperado. La voz de desesperación es: "No soy bueno y el mundo no es bueno, entonces dormiré todo el día y comeré chocolate". La voz de un corazón destrozado anhela una ayuda, anhela algo más. Y dice: "Esto no es lo que quiero ser. ¡Quiero más!".

Hace un tiempo yo estuve en el entierro de un bebé que fue asesinado en un ataque terrorista. La persona que conducía los rezos en el entierro rezó con tal quebranto de dolor que podíamos sentir como perforaba los cielos. Era una voz de inconformidad, de no aceptar las cosas como son, y sabía exactamente a Quien dirigirse. Aquella clase de quebranto conduce a la redención.

Magid

Magid, que significa "contar", es la parte principal del Seder, la recitación de la historia del Éxodo como es contada en la Hagadá.

"Contarla" es diferente a "decirla". "Contarla" implica contar una historia. Una historia, por definición, tiene un principio, un desarrollo, y un final. Si tú pudieras ver los acontecimientos en tú vida a partir de su principio verdadero hasta su final verdadero, tú observarías como Dios dirige el mundo a través de Su Providencia. Normalmente no podemos ver la Providencia de Dios porque sólo notamos lo que ocurre ahora, hoy, esta semana. Todas las interacciones asombrosas de almas e historias que nos condujeron hasta el día de hoy, y todos los caminos intrincados por los cuales los acontecimientos de hoy causarán el final de la historia en años, o generaciones, en el futuro, están escondidas para nosotros. El objetivo de Magid es obtener una visión a largo plazo, una perspectiva amplia que comienza generaciones antes del Éxodo con nuestro patriarca Jacob y pasa por las décadas de sufrimiento hasta la redención, que muchos esclavos judíos no pudieron vivir para ver. Magid intenta estirar nuestro modo de percibir, un paso absolutamente indispensable para tomar conciencia de Dios.

Magid comienza con un párrafo en arameo:

Este es el pan de la aflicción que nuestros antepasados comieron en la tierra de Egipto. Deja a todos los que tienen hambre, que vengan y coman. Deja a todos los necesitados, que vengan y participen del (sacrificio del) cordero de Pesaj. Ahora estamos aquí; que el próximo año estemos en la Tierra de Israel. Ahora somos esclavos; que el próximo año seamos hombres libres.

Este párrafo trae varias preguntas. ¿Por qué está en arameo, cuándo el resto de la Hagadá está en hebreo? ¿Por qué en este punto del Seder hacemos una invitación a otros de venir y compartir? Incluso si tú no eres la persona más organizada del mundo, si el Seder tiene quince pasos y tú estás en el paso cinco, ¿no deberías haber invitado a la gente antes? "El pan de la aflicción" – la matzá – también se considera el pan de la redención. ¿Cómo puede una sustancia simbolizar dos estados opuestos?

La Hagadá, así como el libro de rezos (sidur), fue compilada cuando los judíos retornaron del exilio babilónico, que siguió a la destrucción del Primer Templo. Antes de esto, durante el período del Primer Templo, todos los judíos comían el sacrificio de Pesaj y contaban la historia del Éxodo de Egipto de un modo informal. La destrucción del Primer Templo y nuestro exilio a Babilonia, donde comenzamos a hablar arameo, fue la primera gran catástrofe de la historia judía. Los sabios instituyeron este párrafo en arameo para mostrarnos que no importa la intensidad de la caída, aún podemos redimirnos.

El Maharal dice que el habla debe ser la expresión del pensamiento. Si no pensamos de un modo santo, entonces no podemos hablar "la lengua santa" que es el hebreo Bíblico. Desde el tiempo del primer exilio, nosotros, como un pueblo, fuimos reducidos a hablar "lenguas extranjeras". La Hagadá incluye este párrafo en arameo para recordarnos que incluso en el estado más bajo donde caímos, somos capaces de aspirar a la futura redención.

Este pan, la matzá, simboliza la esclavitud egipcia, cuando no teníamos ni el tiempo libre para hacer buen pan leudado. Al mismo tiempo, la matzá es el pan de la redención, de la simplicidad. Es el pan que nos devuelve a quiénes somos. La Matzá consiste sólo de dos ingredientes: harina y agua. Del mismo modo, los seres humanos consisten en cuerpo y alma. Cuando podemos volver a un estado de simplicidad, la simplicidad pura de la esencia, la redención  seguirá automáticamente.

Invitamos a otra gente a comer con nosotros. Obviamente, esto no significa una invitación formal a invitados, que deberían haber sido invitados hace unas semanas. Mejor dicho, esto debe recordarnos que nuestra redención es contingente en nuestra visión de nosotros mismos como la Comunidad de Israel, no como judíos individuales.

Mientras más nos veamos a nosotros mismos como parte del colectivo, más redimibles seremos.

Durante los tiempos del Templo, el sacrificio de Pesaj tenía que ser completamente comido en una noche. Esto requería que familias y vecinos se reunieran para compartir un cordero. Esto es porque la promesa de Dios de redimirnos fue hecha al colectivo del pueblo judío, no a individuos. Mientras más nos veamos a nosotros mismos como parte del colectivo, más redimibles seremos.

Después vienen "las Cuatro Preguntas," por lo general recitadas por el niño más prequeño presente. La perspicacia más profunda sobre las Cuatro Preguntas es que ningún niño las preguntaría espontáneamente alguna vez. Los niños no preguntan, "¿Cuál es el sentido de esto o esto?" Los niños hacen preguntas como: "¿está más gorda que el año pasado la Tía Ethel?", o "pensé que el Tío Harry había muerto". Todavía me acuerdo de haber preguntado esto cuando niña. ¡Las miradas que recibí! ¡Sobre todo del Tío Harry!

Estas Cuatro Preguntas posiblemente no se le podían ocurrir a los niños por el simple motivo que ellas se refieren a cosas que todavía no han ocurrido en el Seder, como comida de hierbas amargas y remojar dos veces.

Las Cuatro Preguntas son, de hecho, declaraciones que son expresadas como preguntas, porque un pre-requisito para aprender algo es darse cuenta que tú no lo sabes. Nos acercamos al Seder, que es llamado "el secreto de la redención", confesando que no sabemos. No sabemos, por ejemplo, por qué nos reclinamos si todavía estamos en el exilio. Estos secretos están más allá de nuestro conocimiento. Las Cuatro Preguntas suponen ser declaraciones sobre quiénes somos, expresiones de nuestra humildad al acercarnos a los impresionantes secretos del Seder.

Tú puedes haber notado en algún Seder anterior que las respuestas a las Cuatro Preguntas no contestan a ninguna de las preguntas. En cambio son las respuestas básicas a la esencia de nuestras preguntas: "¿Por qué vivimos vidas paradójicas? ¿Por qué se entrelazan el exilio y la redención?".

La respuesta comienza con las palabras: "Éramos esclavos del Faraón en Egipto". Nota que hay dos clases de esclavitud: la esclavitud de Faraón y la esclavitud de Egipto. La palabra que se utiliza para Faraón está relacionada con la palabra hebrea paroah, que significa "locura". El faraón representa un acercamiento que rechaza todas las limitaciones y leyes, un acercamiento a una doctrina liberal y libertinaje. La palabra paroah contiene las mismas letras hebreas que la palabra oreph, refiriéndose a la parte trasera del cuello, que sirve como soporte para el segmento del cerebro que controla los impulsos instintivos y animales.

Este acercamiento parece liberal, pero Egipto en hebreo es Mitzraim, lo que significa estrecho, reprimido, limitado. Mientras más descontrolada es una persona, más limitada se hace en su capacidad de experimentar algo más alto que el instinto, al punto que se hace animal. Lo pareciera ser libertad es, de hecho, la limitación total.

Los judíos, (quizás tú lo has notado), tienen dos rasgos sobresalientes: buscamos el sentido de las cosas y queremos arreglar el mundo. Los judíos nunca han dicho, "haz lo que quieras", a menos que ellos pensaran que esto arreglaría algo. Ninguna sociedad podría haber sido más antagónica a nuestra naturaleza verdadera que el antiguo Egipto. Nosotros tuvimos que notar y experimentar a qué distancia la jactada civilización de Egipto estaba de la esencia de un judío. En las palabras del Maharal, tuvimos que aprender indeleblemente quiénes no somos a fin de aprender quiénes si somos.

Terminaremos este artículo (que no es el final de la Hagadá) con las palabras que terminan aquella primera frase de La Respuesta: "Dios, nuestro Dios, nos sacó de allí con mano fuerte y brazo extendido". Nunca podríamos habernos liberado. Al final, con todo nuestro esfuerzo hacia el crecimiento espiritual, la redención es un regalo de Dios. "La mano" de Dios es un símbolo de hashgajá, la Divina Providencia que dirige el mundo. "El brazo" de Dios es un símbolo de Su compasión. Estas dos fuerzas nos redimen de la esclavitud espiritual. La verdadera libertad es reconocer el control compasivo de Dios en nuestras vidas.

¡Que tengan un Pesaj feliz y casher!

Reimpreso con autorización de la página web de la Rebetzin Heller, www.tziporaheller.com

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