Hezbollah no ha hecho descubrimientos de hidrocarburos, pero parece ansioso por descubrir un nuevo conflicto fronterizo
26/7/11
By ARIEL COHEN
Las tensiones están en aumento en el Mediterráneo oriental entre Israel y Líbano, esta vez por aproximadamente unas 430 millas cuadradas de aguas en disputa que contienen considerables reservas de gas bajo el agua. Irán, Hezbollah y Siria están todos interesados en una guerra con Israel, cada uno por sus propias razones. Teherán y Damasco desean salvar al asediado régimen de Bashar Assad, mientras que Hezbollah busca proteger a sus altos funcionarios de las acusaciones que ellos estuvieron involucrados en el asesinato del fallecido primer ministro libanés Rafik Hariri. Una nueva guerra en el Medio Oriente ayudaría a todos estos objetivos -y sería un desastre para los EEUU, ya embrollado en las retiradas de Afganistán e Irak y una operación militar en Libia.
Tanto Israel como Líbano tienen trillones de pies cúbicos de gas natural bajo el agua y se pueden beneficiar enormemente de estos recursos. Todo lo que necesitan es la buena voluntad de negociar un acuerdo de delimitación fronteriza marítima. Esto ocurre generalmente a través de negociaciones bilaterales o arbitraje mutuamente acordado- no a través de los mecanismos de disputas fronterizas de la ONU, como Líbano está exigiendo.
En el año 2000, la ONU trazó meticulosamente la frontera terrestre entre Israel y Líbano cuando Israel se retiró del sur del Líbano. En ese momento la ONU no logró establecer una frontera marítima entre los dos países y a nadie parecía importarle. Líbano no ha hecho descubrimientos de hidrocarburos desde entonces, pero parece ansioso por descubrir otro conflicto fronterizo: Es sólo ahora que Israel ha identificado gas natural sustancial en los campos de Tamar y Leviatán que Hezbollah, el largo brazo de los regímenes sirio e iraní en Líbano, ha decidido hacer un tema de las fronteras marítimas.
El gobierno de Líbano dominado por Hezbollah ha llamado una "agresión" a la frontera propuesta de Israel y ahora amenaza con atacar cualquier proyecto de gas israelí- incluso aquellos en aguas no disputadas. Quiere que la ONU arbitre la disputa fronteriza conforme la Ley del Tratado del Mar, del cual Israel no es siquiera una parte. Más preocupante aún, el Departamento de Estado de Estados Unidos según se dice ha respaldado la solución preferida por Hezbollah de arrojar el tema a la ONU- a pesar del hecho que Estados Unidos nunca ratificó el tratado tampoco.
Hay mucho en juego para EEUU e Israel. Hezbollah está armado con misiles anti-buques C802 hechos en Iran de diseño chino que podrían ser desvastadores contra las futuras plataformas off-shore de gas y camiones cisterna de Israel. Hezbollah también tiene unidades comando marítimas.
El temor del Departamento de Estado a un estallido en el Mediterráneo y su preocupación reciente con la Ley del Tratado del Mar no debería dar lugar a mimar a una organización terrorista y al estado que está controlando. Washington haría mejor en posicionarse por su aliado democrático y rechazar la posición de Hezbollah inspirada en Teherán y Damasco, la cual sólo puede aumentar más las tensiones en el Levante. Washington debe aclarar que los dos países tienen que resolver la disputa fronteriza entre sí-y ambos disfrutar de los beneficios de sus recursos naturales bajo el agua.
El Sr. Cohen es investigador senior en la Fundación Heritage.
FUente: The Wall Street Journal- Traducido por Marcela Lubczanski especialmente para el blog de OSA Filial Córdoba
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