martes, 26 de julio de 2011

SER BASHAR ASSAD‏

La transformación de un callado doctor sirio en un brutal déspota de Medio Oriente.
21/7/11

Por NEILL LOCHERY

A veces la vida no funciona tal como se esperaba. Hoy en día Bashar Assad es conocido como el dictador sirio cuya espantosa represión contra los manifestantes ha matado a cientos de civiles desde marzo. Pero durante su estancia en Londres a principios de 1990, habría sido difícil adivinar lo que estaba reservado para el joven médico residente. Entonces la reputación de Assad era la de un hombre más bien tímido, erudito y culto, que no carecía de encanto.
En ese momento, el señor Assad parecía destinado a pasar su vida en las salas de importantes hospitales oftalmológicos, bastante lejos de la política. Su padre, el presidente sirio Hafez Assad, había elegido a su hijo mayor Bassel para sucederle en la presidencia. Pero cuando en 1994 su heredero elegido murió en un accidente de coche, el resto de la vida de Bashar Assad, como dicen, es historia. Bashar fue convocado a Damasco y preparado rápidamente para el alto cargo por su padre enfermo.
Cuando Bashar Assad asumió el poder tras la muerte de su padre en 2000, abogó por la reforma tanto económica como política. En los círculos diplomáticos europeos, el consenso era que este político independiente podría ser el hombre adecuado para liderar a Siria lejos de los dogmas baazistas que caracterizaron al gobierno de su padre. La evaluación estadounidense fue más sobria, pero sin embargo el gobierno de Bush, entonces en su infancia, se mostró dispuesto a ir con la corriente europea.
Central para el programa de reforma de Assad fue la liberalización de la economía siria. Los carteles que los partidarios de su padre habían empleado para controlar sectores clave de la economía fueron rotos y reemplazados por estructuras más competitivas. Damasco se comprometió a comenzar a respetar los derechos humanos y a permitir algún tipo de oposición al partido gobernante. El gobierno del Sr. Assad aflojó sus lazos con Irán y comenzó a buscar a Estados Unidos para vínculos comerciales y políticos.
Una resolución del conflicto entre Israel y Siria podría haber sido un catalizador para estas reformas. Hacer la paz con Israel hubiera anunciado el fin del más amplio conflicto árabe-israelí, y lograndolo el señor Assad podría haber transformado los mapas político y económico de Medio Oriente. Pero el pronto se dio cuenta que no era lo suficientemente fuerte como para hacer la paz con Israel y sobrevivir políticamente.
Durante décadas el régimen de su padre había justificado sus elevados gastos de defensa, y por el contrario bajos gastos en áreas como la salud, señalando el conflicto con Israel. En verdad Damasco gastaba tanto en su defensa por razones internas: para comprar la lealtad de sus fuerzas armadas y para mantener al régimen en el poder. La eliminación de Israel como una amenaza externa hubiera eliminado la justificación de los excesivos gastos de defensa.
Así que el Sr. Assad, como su padre, quería algún acuerdo de paz con Israel que llegara con algún tipo de paquete de armas externas u otra ayuda económica, que le permitiera seguir alimentando al ejército y mantener su régimen en el poder. Los americanos se negaron, y el interés de Assad en el proceso de paz en gran parte terminó allí. A continuación, el comenzó a mirar hacia el oriente y encontró que la Rusia de Vladimir Putin estaba muy feliz de vender una cantidad enorme de armas a Siria a precios rebajados a cambio de influencia política en el país.
Cuando las cosas empezaron a ir mal económica y políticamente en el país, Assad volvió a su retórica contra Israel y pasó a profundizar los lazos de su gobierno con Irán y con Hezbollah. El repentinamente descubrió su interés por la difícil situación de los palestinos y comenzó a vincular cualquier acuerdo de paz con Israel a una solución satisfactoria del conflicto palestino. Mientras tanto, el flirteó con el desarrollo de un programa nuclear para contrarrestar el poder de Israel, sólo para que Israel bombardeara el reactor.
Todo esto provoca la pregunta de qué convirtió al tranquilo doctor en otro déspota de Medio Oriente. La primera explicación es que la oposición interna en Siria, la cual encontró el Sr. Assad, resultó ser mucho más robusta de lo que el esperaba. Centrales para esta teoría son las luchas internas de poder dentro de la familia Assad para controlar partes clave de las fuerzas armadas sirias. Las reformas económicas de Assad se dice que son vetadas por los mismos aliados dentro de su familia que le habían prometido su apoyo.
Pero eso no explica el aparente cambio en la perspectiva del Sr. Assad. El viejo adagio que el poder corrompe puede ser relevante aquí, pero no explica plenamente el alcance de su transformación.
Quizás el simplemente no comprende lo que está haciendo. El está hoy en día aferrandose al poder, cada vez más aislado incluso de sus propios partidarios, por la única razón que siente que no hay otra alternativa. La reciente reunión entre el vicepresidente sirio Farouk al-Sharaa y algunas figuras moderadas de la oposición resultó improductiva, pero que reveló cuan alejado parece estar Assad de la realidad actual en Siria y del resto del mundo árabe.
Mientras la violencia se agrava en Siria, uno se pregunta cuántas veces el Sr. Assad ha maldecido a su hermano mayor y al manejo tarde en la noche a alta velocidad en la niebla que llevó a su colisión fatal cerca del aeropuerto de Damasco. Si su hermano hubiera vivido, Bashar Assad, sin dudas, hoy en día estaría disfrutando de un verano mucho más plácido de conferencias médicas internacionales.
En cambio, el Sr. Assad se encuentra completamente fuera de su alcance y no confiando en nadie, ni siquiera en su propia familia. Tal es el estado de paria en que el, con toda probabilidad, pasará el resto de su vida tratando de evadir a la justicia siria o internacional por su brutal represión a la oposición siria. La tragedia de hoy en Siria es de proporciones shakespearianas, tanto para el médico tímido como, más importante aún, para el pueblo sirio.
El Sr. Lochery es el director del Centro para Estudios Israelies en el University College de Londres. Es el autor del inminente "Lisboa: Guerra en las Sombras de la Ciudad de la Luz, 1939-1945" (Public Affairs, 2011).
fUENTE: The Wall Street Journal- Traducido por Marcela Lubczanski especialmente para el blog de OSA Filial Córdoba

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