Conmemorando el 30º aniversario del bombardeo al reactor iraquí de Osirak, el comandante de la Fuerza Aérea de Israel en la época recuerda los desafíos que ellos enfrentaron.
8/07/2011
Por Yaakov Katz
Pocos meses después de tomar posesión de su cargo como noveno comandante de la Fuerza Aérea de Israel en octubre de 1977, el General de División David Ivry fue invitado a una reunión especial.
Sentados a la mesa estaban el ministro de Defensa Ezer Weizman y representantes de la Dirección de Operaciones de Tzahal y el Mossad. Los participantes fueron obligados a guardar secreto mientras comenzaron a hablar acerca de las opciones del país frente a la continua construcción por parte de Saddam Hussein de un reactor francés con potencia de uranio de unos 70 megavatios cerca de Bagdad.
En ese tiempo, los intentos de Israel estaban centrados en la vía diplomática, logrando que Francia corte su ayuda a Irak. Israel no quedó muy convencida por la promesa de Francia que retendría la supervisión sobre el reactor y se aseguraría que no fuera utilizado para desarrollar un arma nuclear.
Para Tzahal era un período de hacer la paz.
Anwar Sadat había visitado recientemente Israel, y la Fuerza Aérea estaba empezando a planificar la evacuación de sus bases de la Península del Sinaí - incluyendo Etzion, la cual sería utilizada dos años después para lanzar el ataque a Irak.
No obstante, era hora de preparar una opción militar.
Pero para hacerlo, Ivry tenía que llegar con una buena excusa de por qué su equipo tenía que preparar una misión de bombardeo en Irak. Afortunadamente para él, al mismo tiempo, hubo informes de inteligencia que un bombardero supersónico soviético Tupolev 22 iba a aterrizar en el aeródromo Habinia de Irak.
El le dijo a su equipo que el gobierno estaba considerando atacar la pista de aterrizaje, y preparar una forma de llegar allí.
En los 30 años desde la Operación Opera - el bombardeo israelí al reactor de Osirak el 7 de junio de 1981 - Ivry ha dado pocas entrevistas. En honor al 30º aniversario del bombardeo histórico el mes pasado, accedió a sentarse con el Jerusalem Post esta semana y contar la historia.
Ivry, de 77 años, es hoy el presidente de Boeing Israel.
Desde que terminó su mandato como comandante de la Fuerza Aérea de Israel, el se ha desempeñado en algunas de las posiciones diplomáticas y de defensa más altas y sensibles. El fue subjefe de Estado Mayor General, Director General del Ministerio de Defensa, presidente de Industrias Aeroespaciales de Israel, jefe del Consejo Nacional de Seguridad y Embajador ante los Estados Unidos.
El recuerda la operación como si fuera ayer, y la entrevista con el ex piloto de combate es un claro recordatorio de los muchos desafíos que enfrenta Israel, cuando evalúa sus opciones para detener la carrera de Irán hacia el poder nuclear.
Las consideraciones, debates y complicaciones militares en los años previos a la operación de 1981 son similares a los que el gobierno y de la Fuerza Aérea de Israel enfrentan en el año 2011 mientras consideran las opciones militares para detener a Irán. A lo largo de la entrevista, en más de una ocasión, hay una sensación que Irak es Irán y Hussein es Mahmoud Ahmadinejad.
Unas pocas semanas después de haberle sido encargado elaborar los planes, el equipo de Ivry - a pesar de las afirmaciones de algunos miembros que no era posible - le presentaron una serie de ideas creativas sobre cómo llevar los aviones de combate Phantom y Skyhawk de la Fuerza Aérea de Israel a Irak. El año 1979 pasó modificando los sistemas de reabastecimiento en el aire de los aviones de transporte Hercules de la Fuerza Aérea de Israel para que ellos pudieran dar servicio de reabastecimiento a los Phantom y fue desarrollada tecnología para que los Skyhawks pudieran reabastecerse de combustible unos a otros.
"En general, los planes no eran tan atractivos debido al problema de reabastecimiento de combustible", dice Ivry.
El verdadero avance llegó más tarde ese año, cuando el Secretario de Defensa americano Harold Brown llegó a Israel. Fue unos meses después de la Revolución Islámica en Irán, y EEUU tenía 75 aviones de combate F-16 que estaban preparados para la Fuerza Aérea Iraní, pero no pudieron ya ser entregados. Israel estaba en negociaciones para su propia primera orden de 75 aviones F-16 y estaba en el medio de allanar cuestiones sobre integrar la tecnología israelí en los aviones.
"Weizman llamó y me pidió que me uniera a el en la reunión", recuerda Ivry. "Yo entré y el me preguntó si la Fuerza Aérea de Israel estaría interesada en recibir los F-16 iraníes. Yo dije que sí."
La respuesta no era sencilla, ya que significaba que Israel recibiría los aviones que no tenían su propia tecnología ingeniosa, pero en el fondo de su mente, Ivry estaba pensando en Osirak y cómo los F-16 podrían resolver los problemas de reabastecimiento de combustible de Israel.
Los primeros aviones llegaron en julio de 1980 - si Israel hubiese rechazado la oferta, habría comenzado a recibir su orden en 1982 - y Ivry ordenó inmediatamente a sus pilotos comenzar a probar el alcance del avión, y presionarlos al máximo.
A principios de 1981, Ivry recibió luz verde del primer ministro Menajem Begin para seguir adelante con el ataque. El plan era atacar en un domingo, cuando la instalación estaría principalmente vacía y los científicos franceses no estarían trabajando. El ataque sería al atardecer, para que si era necesario, Israel tuviera una larga noche para rescatar a pilotos derribados.
Ivry presentó los planes al gabinete en varias ocasiones. El era conciente que tenía que proyectar confianza. Como el comandante de la Fuerza Aérea de Israel, todos los ojos estaban puestos en él en las reuniones. El tenía que creer en el plan, convencer al jefe del Estado Mayor General en la época, Raful Eitan, y luego explicar al gabinete cómo funcionaría.
"Si el comandante de la Fuerza Aérea de Israel dice que no es posible, entonces no hay operación", explica.
Pero no todos los jefes de defensa del país estaban a favor del ataque. El jefe del Mossad en la época, Yitzhak Hofi - como Meir Dagan, quien recientemente expresó su oposición a un ataque contra Irán - estuvo en contra de el, como lo estuvo el jefe de la Inteligencia Militar, General de División Yehoshua Sagi.
La principal preocupación eran las secuelas del ataque - el efecto que tendría en el proceso de paz con Egipto, la forma en que podría afectar las relaciones con Francia y los EEUU, y la evaluación que en última instancia un ataque sólo retrasaría el programa nuclear de Saddam Hussein por dos a tres años.
Ivry no perdió mucho tiempo pensando en la filosofía detrás de la necesidad del ataque. Mientras Begin hablaba sobre la prevención de un segundo Holocausto y calificaba a Osirak como una amenaza existencial para Israel, Ivry se centró en los detalles finos del plan, la revisión de cómo llegarían los aviones, en qué ángulo llegarían para el bombardeo y cómo ellos volarían de regreso a casa.
La posibilidad de armas nucleares en las manos de Saddam, explica, era simplemente una realidad con la que Israel no podía vivir.
"Si tu decides que armas nucleares en Irak son una amenaza existencial, entonces no hay muchas preguntas para hacer", dice.
La primera fecha dada para el bombardeo fue 10 de mayo.
Ivry y los pilotos volaron a la Base Etzion de la Fuerza Aérea. Los aviones fueron cargados con las bombas, y los pilotos comenzaron a encender los motores cuando Ivry recibió una llamada para detenerse. El jefe de la oposición en la época, Shimon Peres, estaba en contra de los bombardeos y Begin necesitaba más tiempo.
La siguiente fecha fijada fue el 7 de junio. El viernes 4 de junio, el comandante de la Sexta Flota de la Marina de los EEUU estaba cambiando el comando, y Eitan quería que Ivry volara con él a Nápoles. Ellos partieron el jueves por la noche y regresaron la tarde del viernes. Con ellos en el avión estaba el agregado militar americano ante Israel, quien había aprovechado el viaje para la ceremonia.
"En el camino de regreso, yo me comuniqué por radio con Tel Aviv y hablé con el jefe de operaciones, quien me dió la palabra en clave que teníamos luz verde para la operación del domingo", dice. "Después de aterrizar, el agregado se fue a su fin de semana, y yo me fui a Jerusalem para una última reunión con Begin, Eitan y [el Ministro de Relaciones Exteriores Yitzhak] Shamir."
Lo que también ayudó a evitar que el mundo se diera cuenta de lo que estaba sucediendo fue la crisis internacional que se había desarrollado después del despliegue por parte de Siria de sofisticados sistemas de misiles tierra-aire en el Líbano. Begin había prometido que Israel atacaría si no eran quitados.
"Todo el mundo pensó que estábamos ocupados con el Líbano, y esto fue una ventaja para nosotros, a pesar que también insultó a algunos de nuestros aliados, ya que fueron sorprendidos con la guardia baja", dice Ivry.
El día de la operación, Ivry y Eitan hablaron con los pilotos. Eitan habló sobre la importancia de la operación. Ivry se enfocó en los detalles - la ruta, la altitud, la forma de evadir los sistemas de defensa aérea iraquíes y en qué dirección entrar y bombardear el objetivo.
"Nosotros sabíamos que los aviones llegarían y tendrían éxito en bombardear el reactor", dice Ivry. "Nuestra mayor preocupación era con respecto al vuelo de regreso y que un avión fuera derribado. Dado que los aviones no tenían ningún combustible de sobra, ellos no hubieran podido utilizar sus propulsores para maniobrar si eran interceptados."
Justo después de la hora 17:35, el líder de los ocho aviones F-16 que habían volado 1600 km. desde la Base de la Fuerza Aérea Etzion en la península del Sinaí rompió el silencio de radio y dijo las palabras "Todo el mundo Charlie" - la llamada que significaba que todos los aviones habían dejado caer sus bombas y se estaban dirigiendose de regreso a casa.
Para Ivry, el bombardeo de Osirak, no fue el mayor logro aéreo de la Fuerza Aérea de Israel bajo su mando.
Ese título iría para los bombardeos en 1982 de los 17 sistemas de misiles tierra-aire que Siria había desplegado en el Líbano, sin perder una sola aeronave - una de las operaciones más impactantes llevada a cabo por un país occidental para eliminar sistemas de defensa aérea soviéticos.
El bombardeo del reactor resonó más por el poder de disuasión que creó para Israel.
"Fue un año después de la operación Entebbe y ayudó a mostrar al mundo que Israel podía realmente ir a cualquier lugar que necesitara ir", explica Ivry.
Diez años más tarde, el Secretario de Defensa americano Dick Cheney presentó a Ivry una foto del reactor bombardeado tomadas por un satélite de EEUU después de la Primera Guerra del Golfo.
En la parte inferior de la foto, que cuelga en la oficina de Ivry en Tel Aviv como un recordatorio constante de las amenazas y retos a los que Israel continúa haciendo frente, Cheney escribió: "Con agradecimiento y reconocimiento por el excelente trabajo que hizo en el programa nuclear iraquí en 1981, lo que hizo nuestro trabajo mucho más fácil en Tormenta del Desierto!" Cuando se trata de Irán, uno esperaría que el hombre que ordenó el bombardeo de Osirak sea más directo. Pero Ivry es cuidadoso con lo que dice.
El insiste en que el gobierno tiene que agotar todas las opciones disponibles antes de usar la fuerza militar, diplomacia y sanciones. De lo contrario, dice, la gente nunca perdonará a sus líderes.
Pero, el dice, aquellos que afirman que dilatar el programa por sólo por un par de años no vale la pena el riesgo, podrían estar equivocado.
"La situación puede evolucionar en el medio", explica. "Lo mismo se dijo acerca de Saddam, y al final el no lo logró."
Fuente: The Jerusalem Post- Traducido por Marcela Lubczanski especialmente para el blog de OSA Filial Córdoba
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