domingo, 20 de enero de 2013

La doble moral para juzgar a Israel: el caso de la presencia de los franceses en Mali‏

LO QUE SE VE DESDE ACÁ Ben Dror Yemini http://www.inn.co.il/News/News.aspx/250015 El ataque contra las fuerzas islámicas se cobró el precio de cientos de muertos. Los anuncios, desde la zona de combate, son contradictorios. El verdadero número de muertos se desconoce tanto como los logros o fracasos de ambas partes. El canal Al Jazeera, informa que, los militantes islámicos, se acercan a la capital. Ese es, también, el informe de The Guardian. Otros, sostienen que los islamistas están en retirada. Todo ocurre en Mali, a miles de kilómetros de Francia. Pero he aquí que Francia cuenta con justificaciones. No es que los rebeldes islamistas disparen misiles contra París, Marsella o Niza. Lejos de ello. Pero la expansión islámica atemoriza a Occidente en general y a Francia, en particular. Por eso, envió fuerzas al huevo africano. No es simple. El norte de Mali, la zona controlada por islamistas, es del tamaño de toda Francia. De hecho, controlan la mayor parte del territorio del país. No aparecen allí decenas de organizaciones de derechos, que filman cada suceso. Ninguna comisión investigadora será creada. Nadie sabe cuántos, de verdad, han muerto en explosiones contra los rebeldes y cuántos son civiles. Según ciertas estimaciones, los rebeldes llegaron a una distancia de 400 kilómetros de la capital y, según otra información, se trata de 700 kilómetros. La ayuda médica se encuentra a una distancia de muchas horas de tal modo que no será una sorpresa que, los informes desde la zona de combate, sean tan confusos. Y en todo caso, ya queda claro que si dos palestinos de la Franja resultan muertos en un intento de filtración a Israel, serán objeto de mayor cantidad de titulares y cobertura global que los 200 muertos en África a manos de soldados de Francia. Esa es la nueva moral mundial. La doble moral. 6000 civiles de Francia viven en Mali. Esa es una de las justificaciones para la intervención francesa y la explosión masiva, que ocupan algo menos de titulares masivos. ¿Qué son 6000 civiles, que no están bajo ningún peligro inmediato, frente a los 600 mil civiles de Israel que están, cada tanto, bajo el peligro constante de cohetes y misiles? Lo que obliga a una pregunta: Si un muy lejano peligro provoca un ataque masivo, ¿qué haría Francia si no se tratara de una amenaza tan lejana sino, digamos, de una entidad como Mónaco, que podría transformarse en una base de los islamistas? Según las proporciones que Francia manifiesta en el presente cabe suponer que, Mónaco, sería borrada del mapa. Continuamos con las proporciones. Hasta el momento ningún ciudadano francés resultó dañado en Mali. Tampoco ningún soldado francés. Y, sin embargo, hay cientos de muertos entre los negros. Se trata de las mismas proporciones que se tomaban en cuenta con las explosiones de la OTAN contra Belgrado, en 1999. Entonces, ¿por qué, los mismos países y esos mismos factores, esgrimen argumentos contra Israel que daña en mucho menos a la gente de Gaza, tanto de forma absoluta como relativa? En vano buscaremos respuestas. Para despejar dudas, los islamistas en Mali, exactamente como en la Franja de Gaza y en cualquier lugar al que llegan, son un mal para el enfermo; un tumor que se expande y no solo en África. La mayoría de sus víctimas son musulmanas. En Mali hacen estallar sitios islámicos vinculados a las corrientes musulmanas más moderadas, como la corriente del sufismo. La respuesta francesa es la excepción. La Jihad no penetra solo en África. Eso ocurre también en Occidente, por medio de prédicas en las mezquitas y textos en libros de estudio que cuentan, en general, con financiamiento saudita. De tal modo que resulta extraño que los combatan en Mali, aunque Occidente cierre los ojos. Hay algo de fastidioso en la hipocresía global. Francia tiene permitido defender sus intereses muy lejanos, pero Israel no puede defender sus intereses cercanos ni la vida de sus ciudadanos. Y, a pesar de ello, se debe felicitar a Francia y al apoyo global en la lucha francesa contra el islamismo radical. Nosotros solo nos permitiremos recordarles sus luchas en la casa de otros, la próxima vez que nos hagan observaciones mientras estamos ocupados defendiendo nuestra casa.