martes, 4 de junio de 2013

Aún persisten prejuicios contra judíos mexicanos: Shulamit Goldsmith

La comunidad judía establecida en México tiene más de cien años, y aún hoy persisten diversos mitos discriminatorios alrededor de este grupo compuesto por aproximadamente 40 mil mexicanos. Así lo señaló la doctora Shulamit Goldsmith Brindis, coordinadora del Programa de Cultura Judaica del Departamento de Historia de la Universidad Iberoamericana, casa de estudios que actualmente celebra 70 años de existencia. Entre los prejuicios que persisten en la mente del mexicano católico, señaló Golsmith, se encuentran: La idea equivocada de que los judíos son los culpables históricos de la muerte de Jesucristo, cuando esta noción fue desechada por el Papa Juan XXIII en el Segundo Concilio del Vaticano (1962-1965) que, entre otros asuntos, buscó impulsar la mejora en las relaciones del catolicismo con otras religiones. Que no conviven con otras culturas y que todos cuentan con una posición económica adinerada; además que sus hábitos gastronómicos y de vestimenta son completamente distintos a los del mexicano católico promedio. Con respecto al supuesto hermetismo de la comunidad judía en México -que representan apenas el .05 por ciento de la población del país-, esta ha sido más una respuesta al rechazo e ignorancia de la sociedad, que una iniciativa propia de los judíos, precisó la investigadora. Al contrario de lo que se piensa, la comunidad judía está plenamente integrada a la vida nacional y se ve afectada por sus problemas, indicó Goldsmith. Aun cuando los judíos aparentan ser una comunidad cerrada, compacta y homogénea, en verdad se trata de una “comunidad de comunidades”, subrayó Goldsmith, en referencia al hecho de que en México viven judíos provenientes de Siria, Europa Oriental y España, quienes, si bien practican la misma religión, tienen costumbres e idiomas distintos. Según la académica de la Ibero, es debido a la diáspora histórica de los judíos que estos se han convertido en una minoría marginada y mal vista, lo que ha hecho que “el judío siempre haya sido visto como una figura sospechosa”, razón por la cual esta comunidad no se ha involucrado en el terreno de la política y ha preferido destacar en otros campos, como la arquitectura, la medicina, la ingeniería y el ramo empresarial. INMIGRACIÓN JUDÍA A MÉXICO En la historia de nuestro país, de acuerdo con la especialista, pueden ubicarse dos momentos del siglo pasado como claves en el asentamiento de la comunidad judía en México. El primero es en 1912, cuando inmigrantes judíos tradicionalistas provenientes de Siria fundaron las primeras bases de una comunidad en la capital del país, donde establecieron un primer panteón y una sinagoga, para después llegar a entidades de Puebla, Monterrey, Guadalajara, Tabasco, etcétera. Se sabe que con los primeros viajes de colonizadores a América llegaron judíos expulsados de España, que se asentaron en el norte de México, pero estos grupos desparecieron con el paso del tiempo. El segundo momento de llegada importante de judíos a suelo mexicano fue en 1924, cuando Estados Unidos cerró sus puertas a la inmigración, lo que convirtió al México postrevolucionario en la antesala para todos los judíos que deseaban entrar a la Unión Americana tras el fin de la Primera Guerra Mundial. En ese entonces, México, que deseaba mostrarse abierto y moderno, y estaba deseoso de desarrollar un crecimiento económico, abrió sus puertas a la comunidad judía proveniente de países como Rusia y Polonia, dijo la académica. Sanos, trabajadores, ambiciosos y con un índice de analfabetismo prácticamente inexistente, los judíos rápidamente formaron comunidad, fundando en 1924 el Colegio Israelita de México, que actualmente sigue brindando educación judía a la par de las materias obligatorias de la Secretaría de Educación Pública, destacó la experta. http://www.sinembargo.mx/01-06-2013/638218. Fuente: sinembargo.mx