martes, 25 de junio de 2013

cultura

** Donde El Pasto No crece** Aquellos, que a su paso por la vida, huellas no han dejado, lo lamento por ellos, fue una vida perdida y hoy es una muerte olvidada. Quizás, en poco tiempo, alguien discuta si en realidad pasó por el mundo o fue una sombra, como una pesadilla, en una noche de insomnio, en una noche pasada. Nacer, vivir y morir; que tragedia, si nada queda de nuestros pasos, ni una palabra, ni un gesto, ni una flor; una vida sin sentido, sin razón, sin recuerdos, que alegre algún corazón o deje alguna lágrima correr y estruje la emoción. Nacer, nos cuidan y nos miman; vivir y dejarse llevar por el río de la vida, con destino o sin destino, seguimos el curso del agua que nos lleva por el camino y cuando el camino termina, es momento de morir. Morir; con familiares si supimos conseguir o amigos, si supimos conquistar y muchas veces solos hasta llegar a la tierra, del descanso final. Si en este recorrido, con la visita habitual, no dejamos nada, pidamos que nos recuerden igual. Pidamos, pero nadie asegura, que eso ocurrirá. Lamento por los que no han dejado amores que son las huellas, los testigos, de nuestro paso al más allá. ¡ Estoy conforme, estoy tranquilo, he dejado suficientes amores, tantos como los que he recibido; que son los que me acompañarán en el recuerdo final ! Mario Beer-Sheva