martes, 17 de marzo de 2015

17/3/2015
Israel vota su próximo gobierno en los comicios con el final más abierto de la historia del país
El actual primer ministro, Benjamin Netanyahu, enfrenta al candidato de la Unión Sionista, Isaac Herzog. Los especialistas anticipan una elección reñida y la posibilidad de varias sorpresas.

A pesar de que la consigna "Cualquiera menos Bibi" -en referencia al actual primer ministro, Benjamin Netanyahu- parece haber copado la agenda de campaña de las principales ciudades israelíes, nadie tiene demasiadas certezas respecto a lo que sucederá en el país después de las elecciones de hoy.

Ni siquiera el favorito Partido Laborista y su coalición Unión Sionista, liderados por Isaac Herzog -a quien las encuestas le dan una clara ventaja por sobre el oficialista Likud-, tiene la seguridad de que logrará formar una coalición de gobierno que permita el regreso del laborismo al poder después de varias décadas de ocupar el lugar de la minoría.

El israelí es un sistema parlamentario de mayoría proporcional con lista única. La costumbre es que el presidente -cuyo rol es simbólico- convoque al líder del partido que logre más votos en la elección para que éste se ocupe de la formación de gobierno.

"Este sistema abre la posibilidad de que el líder del partido que haya logrado más votos en la elección no tenga una coalición lo suficientemente grande, es decir, de 60+1 en un Parlamento de 120 escaños, como para nombrar al primer ministro y poder gobernar. Esto significa que aunque Netanyahu perdiera en los votos, aún es posible que mantenga el poder gracias a sus alianzas", explica el especialista en Ciencia Política de la Universidad Hebrea de Jerusalén Mario Sznajder.

Sznajder va hacia atrás en la historia política del país para asegurar que hoy este sistema debería ser cambiado: "Históricamente, este sistema funcionaba porque el partido que encabezaba la coalición de gobierno obtenía en las elecciones entre 40 y 50 bancas. Esto fue así en los años 50, 60, 70, incluso hasta los años 80. Hoy en día es distinto: Unión Sionista tiene la mayor intención de votos con sólo 25 bancas, y Likud, con 21. Hay un escenario de disgregación".

Para el especialista y profesor, más allá de quién gane en los comicios, ese Gobierno tendrá una mayoría pequeña, lo que condicionará una situación de mucha inestabilidad.

No son pocos quienes, en este escenario, se animan a hablar de una "gran coalición de gobierno" entre ambos partidos. En efecto, esta salida de ingeniería electoral lógica parecía lejana en los últimos días de campaña electoral antes de la veda, cuando el tono de las acusaciones entre la Unión Sionista y Likud aumentó varios niveles.

Sin embargo, las vicisitudes de política internacional y sus presiones podrían poner fin de manera precipitada a un Gobierno de ese tipo, que no resistiría las divergencias internas en esa materia.

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