miércoles, 4 de marzo de 2015


Austria corta la financiación extranjera a las mezquitas

GACETA.ES
El ministro de exteriores, Sebastian Kutz, espera que la comunidad musulmana se desarrolle "con libertad" pero "en línea con los valores comunes europeos".
El ministro de Exteriores de Austria, Sebastian Kutz.
El extremismo islámico en Europa es un problema creciente. Los atentados contra Charlie Hebdo muestran que la concepción más militante del islamismo amenaza las instituciones de la convivencia europea, como en ese caso la libertad de expresión. 
Ese islamismo radical en parte viene de la inmigración, y en parte se cultiva entre ciudadanos europeos de pleno derecho, cuyas familias llevan dos, tres o más generaciones en Europa. Atajarlo no es fácil. Austria ha dado un paso en ese sentido.
El ministro de Exteriores de Austria, Sebastian Kutz, ha anunciado la revisión de una ley de 1912 que impondrá nuevas condiciones a la comunidad islámica en el país. Así, ha anunciado que se harán traducciones del Corán a un Alemán normativo, se prohibirá que se construyan mezquitas con dinero procedente del exterior, y se impondrá a los imanes la obligación de conocer el idioma alemán. 
Según ha declarado Kutz, “debería quedar claro el mensaje de que no hay contradicción entre ser un musulmán fiel y un orgulloso austríaco”. Pero “si no tenemos una regulación legal ordenada (…), podríamos caer en los peligros (del extremismo). En este sentido, esto podría ser el comienzo de la prevención”. A la BBC le ha declarado que “lo que pretendemos es que se reduzca la influencia y el control desde el extranjero. Y queremos darle la oportunidad al Islam la oportunidad de desarrollarse en libertad”, pero también “en línea con los valores comunes europeos”. 
Desde Austria, esos peligros están mayoritariamente fuera. En Austria, un país mayoritariamente católico, hay medio millón de musulmanes, que suponen el 6 por ciento de la población de aquél país. La comunidad musulmana en Austria ha convivido en los últimos años sin mayores conflictos en aquél país, pero la realidad es muy distinta en otros países.
En Alemania incluso ha salido un movimiento de contestación llamado Pegida, porque en algunas de sus ciudades se han replicado las luchas entre comunidades musulmanas que se producen en sus lugares de origen. En Suecia, Noruega, Dinamarca, hay un debate permanente sobre el riesgo de radicalización de sus comunidades musulmanas en mezquitas financiadas por Qatar. Y en toda Europa se observa con enorme preocupación la vuelta de los ciudadanos europeos que están luchando en Siria, en Irak, y que podrían continuar la Yihad en el país europeo en el que nacieron. Un reciente estudio calcula que hay dos centenares de austríacos luchando en Siria.

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