LA POLEMICA
EN CONTRA DEL TERRORISMO ISLÁMICO
Por: Peter Wehner
Hace un mes, dije que Obama era “simplemente anti-Israel”. Los acontecimientos del último mes no han hecho sino confirmar dicha descripción.
Hay numerosos argumentos que podrían esgrimirse para sustentar esa afirmación, pero me parece que una de las más convincentes es ésta: Obama siente más rabia hacia Israel y su primer ministro, Benjamín Netanyahu, de la que siente hacia cualquier otro régimen del mundo, incluidos los más opresores. Ha tratado al primer ministro del Estado judío con menos respeto y más mezquindad que a ningún otro líder mundial, incluidos los más brutales. Es sorprendente la cantidad de tiempo y energías empleados por el presidente y su Administración en atacar a Netanyahu (en declaraciones oficiales, extraoficiales y entre bastidores). Tan sólo la práctica del golf parece exigirle a Obama más tiempo y pasión que Israel, aunque a lo primero dedica sólo energías positivas y a lo segundo totalmente negativas.
Sin duda, existe una problemática combinación de motivos que explica la inagotable hostilidad de Obama hacia Israel y Netanyahu. Sospecho que uno de ellos es que el primer ministro israelí se niega a sentirse intimidado por el presidente y está dispuesto a discutir sus argumentos públicamente, y, lo que desde el punto de vista de Obama es aún peor: a abochornar al presidente poniendo al descubierto (en este caso) su política de apaciguamiento respecto a Irán(para más información acerca del desastroso acuerdo adoptado por el presidente, lean esto yesto).
He hablado con miembros del Congreso que han tratado con Obama, y me han señalado que se vuelve de lo más irascible y quisquilloso cuando se le desafía y se le supera en un debate. Eso le enfurece, que es justo lo que cabría esperar de un presidente famoso por sus argumentos simplistas y su deshonestidad intelectual. Ningún jefe del Ejecutivo que yo haya conocido se ajusta mejor a la descripción realizada por Kenneth Minogue: “un fuego de artificio en un campo de hombres de paja” (gracias a George Will por la cita).
Los narcisistas odian que los pongan en evidencia, que es justo lo que Netanyahu hará hoy con Obama desde el estrado del Congreso. A diferencia del presidente, el premier israelí no se mostrará desagradable ni hará alusiones personales. Sospecho que lo que hará, más bien, serádesmontar con precisión quirúrgica todos los argumentos de Obama, uno tras otro. Eso provocará que el inquilino de la Casa Blanca se enfurezca aún más (también lo hará el hecho de que la popularidad de Netanyahu en Estados Unidos vaya en aumento pese, o quizás debido a, los infantiles ataques dirigidos contra él desde la Administración).
Netanyahu es todo lo que no es Obama: fuerte, duro, astuto, nada dispuesto a someterse e inclinarse ante tiranos y dispuesto a dar la cara por su nación y a defenderla en el extranjero. Seguro que Obama, de algún modo, es consciente de ello. Por eso odia a Netanyahu, aunque, mientras, otros lo admiramos aún más por ello.
Fuente: Commentary
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