Las declaraciones de estos días del primer ministro británico, David Cameron, condenando la construcción de viviendas e infraestructuras por parte del gobierno de Israel en la ciudad de Jerusalem definiéndolas como “realmente chocante” son realmente chocantes y malsonantes. El primer ministro Cameron se jacta, dicho en sus propias palabras, de ser “un gran amigo de Israel” lo cual queda claramente en entredicho. Chocante, realmente chocante, sus declaraciones.
Desde la desaparición del Imperio Británico, particularmente desde que dejó de administrar a su antojo la mal llamada Palestina, las salidas de tono del gobierno inglés sobre Jerusalem fueron, son y nos tememos que serán, épicas por su abstracción a la verdad histórica y endémicas por su malsana intención.
Jerusalem, es y será la capital indivisible de Israel lo discuta quién lo discuta. Las potencias internacionales ya deberían saber que con el Potente Cielo no se discute. Las decisiones del Cielo solo se pueden interpretar en forma de acatar sus decretos y someterse con respetuosa humildad a la Voluntad Celestial.
Los grandes estadistas como el sr. David Cámeron o el sr. Barack Hussein Obama, entre otros muchos, siguen insistiendo en ejercer su autoridad sobre Israel en general y sobre Jerusalem en particular. Las continuas críticas de estos dos grandes estadistas, insistimos entre otros muchos, no van hacer que el Cielo cambie de “política” respecto a Jerusalem.
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