Por: José Ignacio Rodríguez
Las tarjetas de crédito, dinero de plástico como algunos las llaman, forman parte de nuestra vida y de nuestra muerte. No por sus implicaciones económicas, que también las tiene, sino por sus implicaciones en el campo del terrorismo yihadista. Si, mis estimados amigos, los terroristas también usan tarjetas de crédito como un arma mortal. Tarjetas gestionadas y concedidas por el “mismísimo infierno” sin limitación para asesinar y seguir derramando sangre inocente.
En el penúltimo acto del yihadismo palestino en Jerusalén, en la Puerta de Damasco, una jovencísima oficial de fronteras de 19 años, Hadar Cohen, ha sido asesinada en medio del estupor general de los ciudadanos de Israel. En ese mismo acto terrorista su compañera, mencionada como Ravit, ha resultado gravemente herida. El goteo de sangre y muerte es continuo en Israel.
En las fotografías de prensa de la documentación encontrada en los cuerpos de los terroristas abatidos se han podido ver, entre otros documentos, tarjetas de crédito ¿Quién concede estas tarjetas de crédito y para qué son usadas? La Autoridad Nacional Palestina concede a sus militantes, como no puede ser visto de otra forma, el crédito en forma de tarjetas de crédito, y valga la redundancia, que los permite seguir perpetrando estos mortales atentados.
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