miércoles, 26 de noviembre de 2008

Fin de una era

La elección de Barak Obama como presidente de los EE.UU. es un hecho histórico de características dificiles de mensurar.
La elección de Barak Obama como presidente de los EE.UU. es un hecho histórico de características dificiles de mensurar. Se trata de un cambio de profunda significación para la sociedad norteamericana con una proyección mundial sin precedentes. En contra de casi todas las posibilidades y con un aparato político muy aceitado logró un joven abogado de color vencer primero a Hillary Clinton y luego a John Mac Cain en las que fueron las elecciones nacionales más importantes de toda la historia norteamericana. Obama arrasó en votos robusteciendo su dominio en ambas camaras y trabajando sobre las notables debilidades y errores de Bush.
No hay dudad ya que uno de los factores que posibilitó su triunfo proviene de su avasallante personalidad. A lo largo de toda su campaña, tanto en EE.UU. como fuera del país, demostró el democrata una personalidad fuera de lo común : su aspecto humilde, lozano, seguro en sus convicciones, rápido en respuestas, de calidez desbordante, personalidad carismática al estilo de los grandes líderes a EE.UU. como lo fuera Roosvelt, Kennedy y hasta el desgarbado Clinton. Obama es un orador singular pero a la vez no hace gala de conductas circenses. A diferencia de Mac Cain, sus discursos sonaron auténticos, sinceros y seguro en sus expresiones. En su discurso triunfal uno pudo observar la retórica humanística de Martín Luther King jugándose por una ideología a la que ofrendó su vida. Solo que Obama no fue elegido solamente por estas virtudes sino principalmente porque representa en forma verdadera un cambio social y económico y estilo de poder que los norteamericanos deseaban. Se trata de un cambio en todos los órdenes de la vida castigando una política económica mezquina,egoísta e irresponsable con los sectores más débiles de la sociedad.Cuando el 20-01 Obama ingrese ya como presidente en ejercicio a la Casa Blanca allí se vera si su encanto perdura o si la dureza de las dificultades que EE.UU. debe enfrentar, vence su idealismo. Irak, Afghanistan, las relaciones con Europa, con Rusia, la nuclearización de Irán y parte del mundo islámico, el conflicto árabe-israelí, la crisis económica y la consiguiente recesión, el calentamiento global y el terrorismo islámico son parte de una nutrida agenda temática que no le dara un instante de tregua.¿Y las relaciones con Israel ? ¿en qué cambiarán ? ¿ Habrá un giro propalestino al estilo Clinton que forzó a Israel al calamitoso acuerdo de Oslo ?. La preocupación es genuina pero aún es prematuro saberlo. Por lo pronto el triunfo de Obama se cuela en el complejo proceso electoral israelí. El 10-02 habrá elecciones en Israel y el triunfo de Obama es un indirecto respaldo a Tzipi Livni y un golpe a Netaniahu. Tanto Jimmy Carter como Bill Clinton, ambos democratas, forzaron a Israel a diversas concesiones territoriales que no fueron correspondidas por los palestinos. Obama no ira por menos. Así las cosas no es de extrañar que si bien gran parte de la población israelí vio con simpatía el triunfo de Obama el gobierno del alicaído Ehud Olmert se sumo en público a esta euforia pero en el fondo hay preocupación por recortes en la ayuda anual que EE.UU. otorga a Israel ( u$s 3.000 millllones) y por los ingenuos intentos dialoguistas con Ahmadinejhad mañana y pasado quizas con Hamas.La elección de Barak Obama como presidente de los EE.UU. es un hecho histórico de características dificiles de mensurar.

por Natalio Steiner

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