jueves, 13 de noviembre de 2008

LA RESCATISTA


En 1972, La maestra de musica de Toronto high school Judy Feld Carr leyo un articulo del The Jerusalem Post que contaba las tragicas muertes de 12 jovenes judios sirios que corrieron a traves de un campo minado intentando dejar Siria a traves de la frontera con Turquia.
Ella decidio hacer algo. Por los siguientes 28 years, Carr dirigio desde su casa de Toronto una operacion internacional de contrabando de personas, con elaborados codigos secretos, encuentros en el extranjero con agentes extranjeros y grandes sobornos a funcionarios sirios, que rescato a 3,228 judios de la persecucion. Mucho del trabajo de Carr permanecio en secreto.
La historia comienza como una iniciativa local filantropica. Carr y su marido, Dr. Ronald Feld, organizaron lecturas y dias de estudio sobre la Juderia Siria. Los participantes aprendieron de la persecucion a los judios sirios a manos de los arabes locales y del regimen, que continuan hoy dia. Ellos aprendieron sobre los 1947 pogroms en los cuales multitudes de arabes destruian casas y sinagogas de la antigua comunidad judia de Alepo (de 2500 años de antigüedad), de las leyes de los años 40 exceptuando a los judios de adquirir tierras; de la vigilancia de la Muharabat (policia secreta) en el barrio judio de Damasco; del arresto y tortura de judios sospechados de haber intentado dejar el pais; y del hecho (recientemente citado en el informe del Depto de Estado de EEUU sobre Derechos Humanos) que los judios son la unica minoria en Siria cuya religion se anota en sus documentos de identidad y pasaportes.
Una vez que ellos entendieron el problema, decidieron hacer algo. Llamaron a Siria. Finalmente ella logro hablar con una mujer judia que estaba en la nomina de pagos de la Muharabat. Afortunadamente solo el esposo estaba en la casa en ese momento. El dio el nombre y direccion del Rabbi Ibrahim Hamra, que era el Rabino Jefe de Siria. Decidieron enviar un telegrama en frances (idioma que tambien se habla en Siria) al Rabino preguntando si necesitaba libros religiosos, para no despertar sospechas y pagaron la respuesta. A los diez dias el Rabino envio una gran lista de libros judios. Asi comenzo la comunicacion de Carr con la comunidad judia de Siria.
La sinagoga Beth Tzedec de Toronto, la mas grande de Canada, establecio la Fundacion Dr. Ronald Feld para judios en paises arabes, y Carr uso las donaciones a su fundacion para financiar su trabajo. "No teniamos gastos elevados, no teniamos directores ejecutivos, ni salarios. No teniamos cenas, cocktails, recaudacion de fondos", dijo ella. "Solo imprimiamos tarjetas de agradecimiento". Recibio ayuda de judios de Norteamerica. "Se extendio por el boca a boca."
Al comienzo, la fundacion "era solo un vinculo con el Rab en Damasco, y luego con los rabinos de Alepo y Kamashili", los unicos tres lugares en Siria donde a los judios se les permitia residir legalmente- e incluso los restringieron a guetos, les prohibieron tener sus propios autos o viajar. "Los Rabs querian libros, tefilin, talitot". Pronto los telegramas y cargamentos judaicos se convirtieron en un codigo. "Comence a insertar palabras en los telegramas, como "quien esta en prision?"", ella conto. "Entonces el Rab contesto con un nombre escondido en mi direccion". A los fines de verificar que el Rab hubiera recibido los libros, Carr escribia un verso de salmos dentro de un libro y el Rab Hamra debia contestar con el siguiente. A medida que el codigo se fue desarrollando tomo elementos adicionales. La operacion se expandio a Aleppo cuando otra mujer de Toronto, Hanna Cohen, cuyo hermano fue Rab en Aleppo, decidio visitarlo. La mujer fue arrestada e interrogada en Siria. A su regreso traia cartas escondidas para Carr de los Rabinos en Aleppo rogando por libros y por salir de Siria. A traves de judios sirios que lograron escapar a Canada por sus propios medios, la red de contactos se fue desarrollando dentro y fuera de Siria. Ella se comunico con funcionarios gubernamentales sirios, jueces y funcionarios de la Muhabarat, todos ellos se sabia que a cambio de dinero ayudarian. Carr uso esta red para rescatar a los judios, pagar gente en la ruta de escape y negociar precios. Pago sobornos a funcionarios sirios a traves de terceras partes y negocio ella misma las liberaciones. Mas adelante, con la cooperacion de los Servicios Secretos Israelies, ella tuvo gente moviendose dentro y fuera de Siria asi como en Turquia y Libano para ayudar a los judios que escapaban y trasladarlos a salvo a Israel u otras partes. Una de las historias mas interesantes de Carr tiene que ver con un manuscrito biblico. El Keter de Damasco, escrito en Burgos, España en 1260 y llevado al pais arabe por judios que escapaban de la Inquisicion, fue contrabandeado por uno de los agentes de Carr y hoy dia esta en la Biblioteca Publica en Jerusalem. En 1999, un historiador de la Universidad de Toronto revelo la historia de Carr en un libro: "Los rescatados de Di-s: la notable historia del rol de una mujer en el rescate de los judios sirios". En Mayo de 2001 fue premiada con La Orden de Canada. Tambien fue reconocida por el entonces Primer Ministro Rabin que le agradecio en 1995 en una carta por su duro y peligroso trabajo. Carr recibio el Premio para la Tolerancia, Justicia y Derechos Humanos del Centro Simon Wiesenthal. Muchos de los que ella rescato no conocen su identidad. "Estuve en unas pocas bodas y bar mitzvas de judios sirios en Israel y Brooklyn", dijo con vergüenza. Carr permanece en contacto los rabinos de las comunidades y con algunos que rescato de las prisiones sirias.
Fuente: AishHatorah

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