Llevar el sionismo a la Diáspora
Como jefa del Departamento de Actividades de la Diáspora de la Organización Sionista Mundial, el trabajo de Gusti Yehoshua-Braverman es desalentador: Hacer el Sionismo atractivo a una joven generación desilusionada de Israel.
AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Los críticos no han sido demasiado amables con la generación del milenio – ese grupo tan denostado de adultos jóvenes nacidos entre 1980-2000. Reclaman derechos, son perezosos y rápidos para criticar lo que está mal con el mundo sin molestarse en cambiar nada, han dicho los críticos.
Si bien este punto de vista puede ser demasiado duro, Gusti Yehoshua-Braverman reconoce un factor común entre los adultos jóvenes judíos con los que habla durante sus muchos viajes al extranjero: esta generación de judíos del milenio están insensibilizados por el Estado de Israel, y si no se hace algo – y pronto – nos arriesgamos a perderlos.
“Mi misión es decirles – tanto si deciden venir a Israel como si no – Quiero que Israel sea parte de tu identidad”, explica la jefa del Departamento de Actividades de la Diáspora de la Organización Sionista Mundial sentada en un bullicioso café Aroma en su ciudad natal del suburbio de Jerusalem Mevaseret Sión. “Y está resultando cada vez más difícil conseguir que el mensaje llegue a los jóvenes judíos liberales en la Diáspora”.
Su propósito como jefa del Departamento de Actividades de la Diáspora en realidad es muy simple: “Continuar trayendo la visión de [el visionario sionista Theodor] Herzl a la vida. La visión de dar al pueblo judío una tierra propia – un país. Un país que es tradicional y puede abarcar a todo el mundo judío”.
Pero lo que puede parecer una visión simple en teoría es extraordinariamente más complejo cuando se ejecuta, por una sencilla razón: los judíos liberales encuentran cada vez más difícil separar la política de Israel – con la que en gran medida no están de acuerdo – de sus tradiciones, cultura y valores.
Durante sus charlas a los jóvenes los sondea con preguntas sobre Israel y el sionismo, porque cree que lo último que esta generación quiere es que les digan qué pensar”. ¿Qué significa el sionismo para ti?”, solía preguntar.
No hay una respuesta correcta a esa pregunta, dice.
“Tengo que apoyarlos y hacerles preguntas sobre lo que significa el sionismo para ellos y cómo da forma a su identidad”, explica. “Sabemos que en el mundo liberal judío, muy a menudo, vemos la profunda división entre alegar una identidad judía y alegar una sionista. Es muy fácil identificarse como judío cultural y no tener ninguna conexión con Israel.
Su mayor reto es convencer a los jóvenes judíos que se puede ser firme partidario de Israel, sin serlo de su gobierno.
Una de las preguntas que hago es, ‘¿Qué valores compartes con los israelíes, independientemente del gobierno que haya? Y les resulta muy difícil hacer la diferenciación – separar a Israel de la política”, dice.
El problema se agrava porque la mayoría no entiende realmente las complejidades que hay detrás de los temas polémicos de Israel, pero se apresuran a hacer juicios rápidos en contra basados en las imágenes que ven en la televisión”.
Desde su perspectiva, si Israel tiene un gobierno de derecha, ataques “etiqueta de precio”, discriminación contra los etíopes y beduinos, no quieren ser parte de él, aunque no entiendan la complejidad de cada uno de estos problemas”, se lamenta. “Yo les digo, ‘¿No te gusta lo que está pasando? Pues ve allí y cámbialo”. “Con ese fin, la Organización Sionista Mundial trabaja en estrecha colaboración con las federaciones sionistas en todo el mundo para crear seminarios donde estas cuestiones confusas y complicadas pueden ser discutidas en detalle.
Uno de estos programas se llama Beit Haam, dirigido específicamente a esta generación del milenio evasiva de 18 a 35 años de edad. “Con Beit Haam – la casa del pueblo – quiero que traten a Israel como su hogar espiritual”, dice.
Beit Haam tiene como objetivo fomentar la discusión sobre la identidad sionista y las actitudes respecto al Estado de Israel.
El programa de dos años cubre una variedad de temas, desde textos tradicionales y fiestas judías, a modernos temas de actualidad y cuestiones de identidad, así como las relaciones de la Diáspora con Israel.
Mientras Yehoshua-Braverman supervisa todo el programa, sus actividades del día a día están dirigidas por Ori Leizer, que dice que los temas van desde los líderes sionistas, a la protesta de la justicia social en las calles de Israel en 2011, a las operaciones recientes de las FDI en Gaza.
El programa tiene mucho éxito en América del Norte, y también se ofrece en países de todo el mundo con textos disponibles en hebreo, inglés y español.
“Si uno quiere información sobre el conflicto árabe-israelí o la historia de Israel se conecta a internet o va a la universidad. La diferencia es que Beit Haam no da información, sino discusión y debate”, dice Leizer.
“Los participantes se exponen a diferentes opiniones. Si alguien no está familiarizado con la vida y la sociedad israelí, es una buena oportunidad para aprender y escuchar diferentes opiniones, y luego formar una opinión y decidir, añade Leizer, señalando que en su opinión, este es uno de los aspectos más importantes del programa.
Donny Inbar, director de Arte y Cultura en el Centro Israel, está de acuerdo.
“La forma en que traen el sionismo – sin disculparse por ello – al Área de la Bahía [de San Francisco], donde el sionismo se considera una palabra que avergüenza a veces, una palabra de preocupación – vienen y dicen que no, que el sionismo es algo que vale la pena discutir, de lo que merece estar orgullosos, en lo que vale la pena ahondar”.
El programa ha llegado con formas innovadoras y divertidas que traen las complejidades de Israel a la vida. Por ejemplo, en las elecciones de 2013, un emisario OSM (Organización Sionista Mundial) creó un juego llamado “Monopolity”, basado en el Monopoly, pero con la política israelí. El tablero está dividido en diferentes partes, y contiene tareas y preguntas que exploran las complejidades de Israel y la Knesset.
“Los niños tienen la oportunidad de aprender las diferentes partes de la Knesset, y cuestionar su estructura, adentrarse en su fundación y la historia”, explica Leizer.
Como sheliaj en Sudáfrica durante tres años, Leizer introdujo el juego a la juventud judía de allí, y se jugó en movimientos juveniles escolares y campamentos de verano en todo el mundo, de manera que Beit Haam fomentó su misión de estimular un animado debate sobre la identidad sionista entre la diáspora y los judíos, especialmente las generaciones más jóvenes.
También ha organizado concursos de canto en hebreo en todo el mundo para ayudar a conectar judíos a la escena cultural dinámica de Israel.
“Israel tiene mucho que ofrecer, y muchos no se dan cuenta”, añade Yehoshua-Braverman.
La Organización Sionista Mundial, que también trabaja en estrecha colaboración con el United Israel Appeal, ha invertido mucho en estos programas porque reconoce la triste realidad en cuanto a lo que sucederá si Israel pierde esta generación.
“Todos estamos luchando con lo mismo: si estos jóvenes judíos no reconocen la importancia de Israel, simplemente no tendremos donaciones”, advierte, y agregó que entre los liberales la idea de apoyar a Israel de forma automática se está desvaneciendo.
Israel, agrega, también tiene que hacer su parte y abrazar – no ignorar – a los judíos que no lo son según la Halajá.
En calidad de representante del Movimiento Reformista de la OSM, añade, “para que Israel sea fuerte, necesitamos que todos los judíos de todo el mundo apoyen al país. Y los israelíes que creen que podemos renunciar a los judíos reformistas, los judíos conservadores, los judíos liberales y los no afiliados – cometen un grave error”, y agregó que es probable que muchos de estos jóvenes tengan trabajos influyentes dentro de EE.UU. en el futuro y alienarlos sólo perjudicará a Israel en el largo plazo.
Volviendo a la diáspora, la acumulación de la presión del movimiento Boicot, Desinversión y Sanciones es un fenómeno que también preocupa a Yehoshua-Braverman.
“Un estudiante australiano me dijo una vez: “Yo no digo a la gente inicialmente que soy judío. Porque enseguida que lo hago, me etiquetan. ¿Y ahora quieres que encima diga que soy pro-Israel?” , recuerda. “Nos guste o no, esta es la realidad”.
“Por lo tanto, nuestro próximo objetivo es diseñar un programa que ayude a combatir el BDS. Este es nuestro mayor reto hoy en día. Hay quienes dicen que la amenaza está demasiado inflada, pero yo quiero ayudar a prevenirla antes de que sea un problema en toda regla”, dice decicidamente. “Quiero ser proactiva y no reactiva”.
Tal como Yehoshua-Braverman enfoca su mandato de cinco años en la Organización Sionista Mundial, sin duda tiene un objetivo ambicioso si es reelegida en el 37º Congreso.
Este artículo aparece como parte de una revista especial creada por The Jerusalem Post y la Organización Sionista Mundial para conmemorar el 37º Congreso de la organización, que tendrá lugar en Jerusalem del 20 al 22 octubre.
Fuente: The Jerusalem Post / Noa Amouyal, Tamara Zieve
Traduce y edita: Silvia Schnessel para Enlace Judío México
http://www.enlacejudio.com/2015/10/01/llevar-el-sionismo-a-la-diaspora/
Reproducción autorizada con la mención: © EnlaceJudíoMéxico
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