miércoles, 3 de febrero de 2016

EL TERROR PALESTINO Y LA SALUD MENTAL
El terror palestino es un hecho que se opone a la naturaleza humana.
Porque la voluntad de vivir es una muestra de salud mental.
Y no sólo el ser humano lo quiere: el perro y el gato quieren vivir y se escapan del peligro, tal como el resto de los animales.
Y tampoco hablemos de la crueldad de los asesinos, y su falta absoluta de la más mínima sensibilidad.
Una sociedad que alienta el suicidio de adultos, jóvenes e incluso de niños, es una sociedad delicadamente enferma.
Y los representantes de una sociedad que asesina por la espalda, y que luego festeja estos actos, no pueden ser invitados a negociar límites territoriales o acuerdos de paz.
Tal vez primero, los gobernantes europeos, por ejemplo, que tanto los aprecian, deberían colaborar y ayudar para curarlos y educarlos.
Y cuando ya den alguna muestra de salud y recuperación, seguramente se podrá volver a pensar en temas relacionados con la política y los estados.
Porque a un enfermo no se lo sienta en una mesa de negociaciones: se lo lleva urgentemente a un hospital.

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