domingo, 1 de mayo de 2016

YANOVSKY ESTUVO EN EL ÉXODO DE EGIPTO

Los Códigos Bíblicos lo demuestran


Por el rabino Marcelo Polakoff

Que la “Matzá Yanovsky” es -por estos lares al menos- un clásico de Pesaj, no es realmente ninguna novedad.
Una historieta maravillosa que anda circulando por las redes -anónima hasta el momento-, lo pone en evidencia. Los israelitas están en pleno cruce del mar y acaece la siguiente escena.
Moisés le dice al pueblo: “Y ahora que olvidamos la levadura deberemos comer matzá durante 40 largos años por el desierto… ¡Menos mal que llegaremos un día a la tierra prometida y no la volveremos a probar!”.
Un hombre replica: “Yo creo, Moisés, que como buenos judíos ya hemos aprendido que sólo se puede cultivar la memoria con una dosis de experiencia, y quizás evocar este momento con unos días al año comiendo matzá sea algo muy positivo…”.
Moisés, pensativo, concluye el diálogo diciéndole: “Quizás tú tengas razón, Yanovsky”.
Impecable la caricatura. Y me pregunto: ¿y si acaso fuera verdad?
Valgámonos de la “guematria” que es una ancestral técnica hermenéutica que combina el valor numérico de las letras y las palabras hebreas (y que cuando se hace de manera seria y sin ansiaS comerciales suma relevancia y sentido a muchos conceptos) y, a la usanza de aquellos “chantas” que con otras fórmulas matemáticas -como los “Códigos de la Biblia”- le hacen predecir a los textos sagrados hechos históricos trascendentes, obviamente mucho después de que sucedan (¡?), veremos a Yanovsky en pleno libro del Éxodo.
De paso esta sarcástica humorada nos permitirá adentrarnos en algo de Torá, así que agárrense fuerte que empezamos la búsqueda…
Primero debemos escribir “Yanovsky” en hebreo. Sin duda alguna se escribiría así:
 ינובסקי
Perfecto. Sumemos ahora el valor numérico de esas siete letras (¡guau!, ¿el 7 no es un número cabalístico? podrían preguntar sin mucha sustancia quienes no saben que no existen números que no lo sean…). Nos da 238. Por si no me creen sumen los 10 que vale la “iud”, los 50 de la “nun”, los 6 de la “vav”, los 2 de la “bet”, los 60 de la “samaj”, los 100 de la “kuf” y otros 10 de la “iud” final. ¿Les dio 238? Muy bien, avancemos entonces.

Vamos al capítulo clave de nuestra historia, aquél en el que precisamente comienza el éxodo de Egipto a continuación de la décima plaga, y que justamente es el capítulo que más contiene la palabra MATZOT (plural de “matzá”) de toda la Torá. Estamos en el capítulo 12 del libro del Éxodo, o para los más entendidos en el “Sefer Shmot, perek iud bet”.
En sus primeros 20 versículos se nombra a las MATZOT cinco veces. Todo un exceso de producción…
Son los siguientes:

Éxodo 12:8
Y aquella noche comerán la carne asada al fuego, con MATZOT y con hierbas amargas lo comerán.
Éxodo 12:15
Siete días comerán MATZOT; y así el primer día haréis que no haya levadura en vuestras casas; porque cualquiera que comiere leudado desde el primer día hasta el séptimo, será cortado de Israel.
Éxodo 12:17
Y guardarán la fiesta de las MATZOT, porque en este mismo día saqué vuestras huestes de la tierra de Egipto; por tanto, guardarán este mandamiento en vuestras generaciones por costumbre perpetua.
Éxodo 12:18
En el mes primero comerán MATZOT, desde el día catorce del mes por la tarde hasta el veintiuno del mes por la tarde.
Éxodo 12:20
Ninguna cosa leudada comerán; en todas vuestras residencias comerán MATZOT.
¿Y Yanovsky y la guematria y los códigos? Paciencia, amigos, está llegando. Todavía hay tiempo para que no leude esta pequeña osadía.

Ahora les toca contar palabras en hebreo, o confiar en mí. Ambas son cuestiones no sencillas, pero tendrán que elegir una de ellas (o las dos, si así lo desean y su obsesión se los demanda).
Estos 20 primeros versículos de este capítulo poblado de MATZA y que a su vez inicia el éxodo más trascendente de la historia de nuestro pueblo suman exactamente 313 palabras, obviamente contadas en el hebreo original del texto. ¡Notable! (digo yo). ¿Por qué? Porque ahí estaba Yanovsky como testigo privilegiado de este momento colosal. El ancestro fundamental de nuestro proveedor estrella de MATZE es fácilmente hallable en esta porción de la Torá. El que aún no lo ha notado es porque carece del conocimiento más esotérico de los códigos bíblicos o porque no le ha sido revelada la manera de decodificarlos. Pero a no desesperar…Para eso estamos aquí. ¿Preparados? Pues aquí vamos.
Habíamos señalado que estos versículos sumaban 313 palabras. Habíamos desgranado (algo imposible de hacer con la MATZA) la palabra “Yanovsky” en hebreo y llegado a su valor numérico de 238. Y habíamos postulado que entre aquellos versículos únicos, y que en aquel preciso momento, él era testigo de esas primeras MATZOT. Restemos ya, antes de desmayarnos por la sorpresa. ¡Ya! Hacemos 313 menos 238 y nos quedan 74, y esa cifra sólo se puede escribir en hebreo con dos letras: una “ain” y una “dalet” que forman la palabra “ed” que nada casualmente significa “testigo”.
Yanovsky, es decir 238, siendo testigo (“ed”), o sea 74, suman 313, la exacta suma de las palabras que componen los 20 psukim (versículos) que unen la MATZA con el Éxodo.
Sin embargo, si son buenos en matemáticas y no se dejan engañar fácilmente, debieran estar pensando muy mal de mí porque en realidad esa suma da 312…
¿O sea que falta 1? ¿O sea que los códigos bíblicos son truchos? ¡En ab-so-lu-to!
Falta sumarle 1 porque el testigo principal de todo (y en todo momento) es 1. ¿Y cuál es el uno? Muy sencillo: hay que fijarse al final del Seder… “¡Uno es el Criador, Baruj Hu uBaruj Shemó!”.

¡Jag Sameaj!
Marcelo
PD1:
Dono a Yanovsky mis honorarios en concepto de publicidad a fin de que baje el costo de la Matzá y no precisemos vender los tesoros del faraón para comprar una caja.
PD2:
Antes de que los defensores a ultranza de estos códigos (y con poco humor) saquen sus garras y afirmen que la prestigiosa revista académica “Statistics” publicó los hallazgos de Michael Drosnin ya en 1994, debo comentarles que la misma revista corrigió su error años después y que la mayoría de los matemáticos del planeta (incluyendo premios Nobel) ha descartado su seriedad. Incluso destacados académicos -varios de la corriente ortodoxa- han encontrado las “claves” para la predicción de los asesinatos de Rabin, Lincoln y Gandhi utilizando muy simpática y científicamente las mismas herramientas metodológicas de los códigos bíblicos pero con obras tales como “Moby Dick” y “La Guerra y la Paz” de Dostoievsky. O sea, que este debate ya es vetusto (no vale la pena ingresar en él nuevamente) así que “críticos de las críticas: ¡abstenerse!”. Amén.

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