By JONATHAN TOBIN
El impacto de la opera sobre la politica contemporanea es bastante limitado estos dias. A diferencia del siglo XIX, cuando las nuevas operas de compositores como Giuseppe Verdi serian vistas a menudo como importantes declaraciones politicas, el teatro lirico contemporaneo es generalmente el dominio de una elite que a la mayoria de la gente no le interesa. Pero cada tanto algo puede suceder en una casa de opera que hace su camino hacia las paginas de noticias.
Tal acontecimiento sucedio a principios de este mes cuando una nueva produccion de Camille Saint-Saen de la pieza biblica Sanson y Dalila tuvo su presentacion en el Flanders Opera en Amberes. Un equipo de dos hombres directores, Omri Nitzan, un israeli, y Amir Nizar Zuabi, un palestino, concibieron la nueva puesta en escena de la opera. Pero mas que una interpretacion convencional de lo que fue escrito como un bastante estatico trabajo para el teatro, Nitzan y Zuabi decidieron dar vuelta la pieza de cabeza. En su version, los filisteos oprimiendo a los hebreos fueron retratados como israelies y los hebreos como palestinos. De acuerdo al The New York Times esto incluyo escenas en las cuales "los judios, en elegantes vestidos, danzaban sobre un brillante, negro nivel de dos pisos, inconcientes del enjambre de palestinos vestidos en sotanas bajo sus pies." En otra parte del show, "las doncellas de Dalila, en bombachones rojos, despatarradas sobre sus espaldas, las piernas en el aire, ayudan a seducir a Sanson" y los "soldados israelies vestidos de negro humillan a los palestinos que estan con ojos vendados y disparan a un chico palestino, quien reaparece como un tipo de leitmotif durante la opera." Y despues que "los soldados israelies danzan orgiasticamente con sus falicos rifles", el personaje de Sanson, vistiendo un "traje cargado de dinamita" termina la opera con un ataque suicida. Chocante como esto puede sonar, en el mundo de la opera hoy dia tal "licencia artistica" esta lejos de ser rara en lo que tiene que ver con poner sobre los clasicos. Cualquiera entrando a una casa de opera estos dias es probable que vea el trabajo de Mozart, Verdi o Wagner puesto en un tiempo y lugar que el compositor nunca imagino ya que ellos son una escenificacion tradicional. Las agendas politicas, casi siempre con una inclinacion de izquierda, tanto como el tipo de vulgaridad visto en Amberes, son un lugar comun. El ascenso de una generacion de directores que comenten vandalismo mas que traer nuevas visiones es un hecho de la vida en la opera contemporanea, especialmente en Europa. Es un sintoma de la misma escuela de pensamiento desconstruccionista que ha puesto de cabeza el estudio de literatura con pseudo-academicos afirmando alli que no hay tal cosa como la verdad objetiva y que el texto de cualquier trabajo puede ser separado de su significado original con impunidad. PERO EL SANSON DE AMBERES debe tambien ser entendido como parte de la actual campaña para deslegitimizar al Estado de Israel. Esencial para esta tendencia es la afirmacion que los judios no son realmente los judios. A fin de tratar el derecho de Israel a defenderse contra los terroristas y los estados que buscan destruirlo como inherentemente inmoral- una norma que ninguna persona racional buscaria imponer sobre cualquier otro pais- tu tienes que imponer una nueva identidad sobre los israelies.
La forma mas popular de hacer eso es afirmar que los judios son nazis.
Tales afirmaciones se han vuelto populares en Europa tanto como a traves del mundo musulman. Tal yuxtaposicion es tanto ofensiva como una absoluta falsedad, ya que Israel no busca exterminar a los palestinos como los nazis lo hicieron con los judios, meramente intentar frenarlos de cometer caos.
Pero cuando los nazis no estan disponibles, dar vuelta la tortilla sobre los judios frente a los palestinos lo hara muy bien. Aun uno de los problemas que los vandalos tales como Nitzan y Zuabi manejan cuando ellos tiran en paracaidas su ideologia en operas inocentes es que el texto a menudo los contradice. Esto requiere que su publico belga (el cual, a diferencia de un publico como el de New York, probablemente entiende el idioma frances en el cual la pieza esta cantada) crea que cuando en el primer acto Sanson concentra a los judios para derrocar a sus opresores filisteos, "Israel romps ta chaine" - Israel rompe tus cadenas - el realmente no quiere decir "Israel" sino Palestina. Esto es interesante porque en esta opera estilo oratorio, los judios son los buenos chicos pero no tienen musica muy interesante para cantar. Por contraste, los filisteos tienen todos los buenos numeros incluyendo una realmente fuerte bacanal justo antes que el Templo de Dagon llegue a caerse sobre sus cabezas.
Esta atrocidad artistica levanto la ira de la comunidad judia de Amberes, pero cuando un judio expreso su indignacion y miedo que la produccion pudiera levantar antisemitismo al director general de la opera, se informo que se le dijo "que si la situacion para los judios fuese realmente tan precaria aqui, ellos deberian marcharse." Es interesante que el critico y columnista del New York Times Michael Kimmelman reacciono a esta invitacion para que los judios abandonen Europa con consternacion acerca del mal gusto del comentario pero no por difamar contra el Estado de Israel y sus partidarios. "Ira," Kimmelman escribio acerca del incidente, "es una perfectamente sana respuesta a la ocupacion israeli. Y todo arte es politico al final." Uno puede argumentar en respuesta que si los palestinos hubiesen estado incluso marginalmente interesados en compartir el pais y vivir en paz con los judios, ellos podrian haber aceptado cualquier numero de ofertas de paz en el curso del ultimo siglo. Incluso mas para el punto, Gaza, el lugar de la escena final de la opera, esta actualmente ocupada por Hamas, no por Israel.
La inversion por la cual los asesinos islamistas de Hamas inclinados a la aniquilacion de Israel se convirtieron en las sufrientes almas judias en "Sanson" es mas que solo otra obra sobre el familiar David convirtiendo el tema de Goliat que ha obtenido traccion desde que los judios comenzaron a ganar guerras de defensa propia mas que ser masacrados en masa. Puesto en el contexto de una opera cuyo punto es el triunfo de la fe sobre la violencia y el sexo, es una forma por la cual los judios contemporaneos pueden ser corridos de cualquier conexion con su tierra y su legado. El hecho que una de las personas responsables por esto es un israeli judio no lo hace menos engañoso. Esto es especialmente cierto cuando este tipo de trabajo da un impulso a la renovacion del antisemitismo en Europa.
Kimmelman piensa que esta suerte de Sanson podria no haber sido producida en New York, donde presumiblemente los judios no estan listos para que se les diga que se marchen. Como sucede, la produccion de la pieza representada en el Metropolitan House desde 1998 toma el punto de vista opuesto. Esa version, creada por el ingles judio Elijah Moshinsky, tiene la desvergüenza de retratar a los judios en Sanson, como, tambien, judios. Aunque no son vistos nazis uniformados sobre el escenario, la direccion de Moshinsky evoca el Holocausto con judios en trajes religiosos siendo oprimidos por un enemigo cuya primera caracteristica es un primitivo y violento paganismo.
Este, tambien, puede ser un caso, como dice Kimmelman, que prueba que todo arte es politico. la diferencia es que la vision de un director esta basada en la verdad y la otra en una mentira. El problema es, en un entorno intelectual en el cual aquellos conceptos ya no existen, es demasiado facil imaginar un mundo en el cual Israel y los judios pueden ser eliminados tambien.
El autor es editor ejecutivo de revista Commentary donde el contribuye tambien a los contenidos del blog en
www.commentarymagazine.com.
Fuente: The Jerusalem Post
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