lunes, 13 de julio de 2009

OTRA PUNTADA: TRAS LOS PASOS DE LOS CHUPAMEDIAS DE SAM LEWIS‏


Sarah Honig
En algun momento en el mismo comienzo de 1982 yo asisti a una funcion en la Embajada americana en Tel Aviv, la cual hubiera sido completamente olvidable excepto que raramente estuve yo tan asqueada como entonces. Yo sali rebelada por el espectaculo de mis colegas israelies ansiosamente arremolinandose alrededor del Embajador Sam Lewis, buscando su atencion e intentando deshacerse unos a otros en amontonar burlas y desprecio hacia su propio primer ministro. Bromas brutales a expensas de Menajem Begin llegaron rapidas y furiosas. Lewis las apreciaba visiblemente y se reia condescendientemente.
Fue una de las mas lamentables muestras de auto-degradacion israeli que yo haya presenciado hasta entonces.
Pero con el tiempo yo llegue a observarlo como tipico del halagador entusiasmo por obtener favor de los peces gordos extranjeros. Doblegarse ante el sumamente bien conectado y ampliamente cortejado Lewis no era meramente complaciente. Tambien sirvio a las politicas locales viscerales de Izquierda anti-Begin. El evidente disgusto americano con el parecio una casual fuente de apoyo. Fue despues que Begin habia desobedecido seriamente a Washington. Primero el se atrevio a destruir el reactor nuclear iraqui. Aunque America debe haber agradecido a Israel por el servicio, el secretario de defensa, Caspar Weinberger (para mi vergüenza un pariente lejano de mi padre) estaba livido. Por lo tanto los envios de aviones de combate previamente contratados fueron "suspendidos".
Mas tarde la Fuerza Aerea de Israel bombardeo los cuarteles generales de la OLP en Beirut y mas entregas aereas fueron puestas en espera. Entonces la ley extendiendo la ley israeli a las Alturas del Golan fue promulgada. Los EEUU respondieron reevaluando su acuerdo de cooperacion estrategica.
Begin decidio no tomar sus bultos. El convoco a Lewis y lo sometio a la mas antidiplomatica reprimenda que un diplomatico americano probablemente haya jamas recibido de un aliado. Begin pincho sobre la misma nocion de los dictados americanos. "Somos un estado vasallo?" el demando, y continuo explicando que Israel no es ni una republica bananera ni un manojo de "chicos de 14 años que tienen sus nudillos golpeados" por mal comportamiento.
Begin estaba embalado. El dijo a Lewis que Israel no seria intimidado por amenazas de castigo y que ellas caerian en oidos sordos. El prometio no permitir que "la espada de Damocles cuelgue sobre la cabeza de Israel... los judios han sobrevivido sin un memorandum de cooperacion estrategica con EEUU por 3700 años, y pueden vivir sin el por otros 3700 años."
La legislacion del Golan, explico Begin, no seria anulada.
Esta reprimenda fue inmediatamente publicada por la Oficina del Primer Ministro, asi el pueblo sabria que su gobierno trazo lineas rojas y se puso de pie en su defensa.
Sin embargo, los medios israelies dominados por la Izquierda nunca perdian oportunidad de poner al descubierto su obsecuencia. Reaccionaron con la conmocion de un severo clerigo a la absoluta imperdonable blasfemia. Pero mas que However, Israel's left-dominated media never lost an opportunity to lay bare its obsequiousness. It reacted with the shock of a stern cleric to outright unpardonable blasphemy. Pero lo que era mas molesto, exploto la franca indignacion de Begin como otro pretexto mas para vituperarlo. El orgullo nacional ya era entonces percibido como reaccionario y de mala onda, especialmente cuando chocaba con el dogma post-sionista.
Como la reaccion de la mayoria de nuestros serviles escritorzuelos y cabezas parlantes ante la no solicitada recomendacion del Presidente frances Nicolas Sarkozy de que el Primer Ministro Binyamin Netanyahu eche al Ministro de Relaciones Exteriores Avigdor Lieberman y lo reemplace por Tzipi Livni. No importa si nosotros queremos o no a Lieberman, es en instancias como esta que ninguna consideracion debe caracterizar nuestro discurso interno mas que el orgullo nacional.
Puesta en el contexto de la infame bocaza de Sarkozy, su insolencia hacia Lieberman no es gran cosa. Sarkozu aparentemente se auto-nombro critico caustico autonomo de las mas importantes figuras en el escenario mundial mas que nuestro ministro del exterior. La mansa replica de Netanyahu- el ostensible heredero del manot de Begin- es de gran preocupacion. Aunque lo mas desconcertante de todo es la presteza conque los actuales comentaristas israelies- completamente en los pasos de los chupamedias de Sam Lewis de antaño- toman con rapidez cualquier oportunidad para avanzar en su agenda. En algunos casos el regodeo triunfante en la humillacion a Lieberman fue tangible. Para ese fin fue excusable retratar el desprecio de Sarkozy como un evangelio.

Tal regocijo es en nuestros dias frecuentemente facilitado por nuestros expertos, incluyendo muchos empleados en la propia autoridad de transmisiones del estado- la subsidiada por ustedes y por mi. No pasa un dia sin algun pronunciamiento de la corte de Obama acerca de como Israel debe cumplimentar el decreto de Washington de cesar toda "construccion en los asentamientos", incluyendo mucho de Jerusalem.
La respuesta de Netanyahu - en aquellas raras ocasiones cuando nada es oido- es tan liviana como lo fue en Paris. El parece timido e insipido. Su corazon esta en el lugar correcto, pero el esta muy nervioso para pronunciar una replica apropiada. El temor puede ser adornado como significando prudente moderacion, como no rompiendo el protocolo diplomatico estilo Begin, como manteniendo la cabeza fria y, calculadamente, los labios apretados.
Ah, si solo fuese eso.
Desafortunadamente, hay muchas causas para sospechar que Netanyahu es irresoluto. El puede no temblar en sus botas, pero el es muy inseguro frente a la sinvergüenza arrogancia de Obama y los mismos detractores locales de Israel. La pasividad de Netanyahu seria lo suficientemente mala si esta fuese una situacion fija no fluctuante. El problema es que no lo es.
Cuanto mas Netanyahu consiente en tomarlo de la barbilla, mas audaz se vuelve Obama y mas se siente con poder cualquier cabeza de gobierno de cualquier lado para campanear y agregar sus dos valiosos centavos. Incluso los relativamente amigables Angela Merkel y Silvio Berlusconi no pudieron resistir hacerlo en el acto. Obama marca el tono, mientras que los otros cantan junto a el y gozan de armonia a expensas de Israel.
Mientras el gobierno britanico se hamaca al borde del colapso, sus lideres parecen unidos solamente por su obsesion con las 50 unidades de vivienda en el suburbio de Jerusalem, Geva Binyamin (tambien conocido como Adam), cinco kilometros al noreste de la capital de Israel. Confunde la mente para pensar que la estabilidad del mundo reside en que el proyecto no sea completado.

No obstante este es el consistente mantra internacional de rigor. Es lo que las no imparciales ONGs en el exterior arrogantemente proclaman. Es lo que una caterva de ONGs complices "promotoras de la paz" (que reciben financiacion de benefactores europeos y otros menos que amistosos del exterior) tendenciosamente reiteran. Es lo que la camarilla de abastecedores de noticias israeli de izquierda recita incuestionablemente.
Bajo estas circunstancias, la presuntuosidad avasalladora hacia Israel se vuelve inevitable. Israel se gano el desden que encuentra por todas partes. Los gobiernos extranjeros se toman libertades contra la soberania de Israel que serian inconcebibles contra cualquier otro pais independiente. Es dudoso que cualquier otro estado donde sea fuese tratado con similar falta de respeto, no solo por lideres hostiles como Obama, sino incluso por emisarios como George Mitchell. Lo nuestro es hacer su puja incluso en nuestro peligro palpable.
Cuanto mas Netanyahu retrase de una vez por todas desafiar tal atrevimiento internacional, mas lo esta invitando. Hay ocasiones en que la aparente circunspeccion es contraindicada. Begin para ahora hubiera llamado al Embajador americano al orden y enviado un inequivoco mensaje para decir al jefe del embajador, incluso a riesgo de que los obsecuentes locales se apresuren a sobarle el lomo al Sam Lewis de nuestros dias.
Fuente: The Jerusalem Post

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