jueves, 20 de junio de 2013
Intentando entender a Rusia
Tiberio Yosif Klein para Anajnu - Chile
Rusia no pierde la oportunidad de estar contra Israel
Cuando se desmoronó la Unión Soviética cayó el Imperio Ruso. Esto es independiente de la ideología que Rusia tenga, ya que comenzó con los Zares. Como todo imperio, su finalidad era económica; esto es, tener bajo su control los recursos naturales de los territorios bajo su mandato.
Muchos países se le escaparon de las manos a los rusos cuando su imperio colapsó, y la mayoría giró hacia occidente. Alemania Oriental desapareció junto al muro de Berlín, Hungría, Rumania, Polonia, Estonia, Lituania, Letonia, Bulgaria, Albania, Ucrania, Georgia, Bielorrusia, Armenia, Kazajistán, Uzbekistán, Azerbaiyán, Tayikistán, Turkmenistán, etc.
A pesar de eso, Rusia ha seguido siendo un país enorme, con recursos propios. Pero no se ha resignado a perder su sueño de grandeza. Putin, que ha devenido en gobernante democrático con un tufillo de dictadura, viene de la elite de la KGB, la policía política soviética. Y está determinado a hacer que Rusia vuelva a tener la importancia política internacional que tuvo con su Imperio Soviético. No importa la ideología, sólo obtener los recursos de materias primas que tenía bajo su puño en el pasado. Ha creado una nueva alianza política para incluir a varios países, especialmente los musulmanes que tienen el petróleo junto al Mar Caspio, y que están interesados en que Rusia sea quien lo comercialice.
Rusia, que tras el colapso soviético se mostró débil y confundida, ha tomado nuevos bríos. Después de todo tiene capacidad científica, aparte de que produce armas de igual tamaño que las de Estados Unidos y los europeos occidentales. De manera que siente que debe ser tomada en cuenta, no acepta ser apartada de las conversaciones entre Israel y palestinos, así como de cualquier otro tema delicado en el ámbito internacional.
Siria ha sido y es un excelente cliente para Rusia. Esta última le vende 2.700 millones de euros en armas a ese país, y es clave en el sistema de defensa antiaérea siria y en la modernización de su fuerza aérea. También tienen lazos comerciales energéticos, en especial con el gas. El apoyo que Siria recibía de la Unión Soviética se había enfriado con la caída de esta, pero se renovó hace unos pocos años cuando Assad viajó a Moscú por primera vez. Putin condonó a Siria una deuda de 10.000 millones de dólares, entendiendo que estaba perdido ese dinero, pero propuso negocios nuevos, siempre que se paguen por adelantado. Así es como Siria hizo las compras que ahora Rusia le está entregando: aviones Mig-E31, misiles tierra-aires S-300 (que Rusia dice no haber entregado aún). Siria incluso había pedido un reactor nuclear civil, pero los rusos no quisieron enfrentar la molestia de Estados Unidos e Israel – que le destruyó a Siria uno en construcción el 2007 -, y se negaron a vendérselo.
Israel, que obviamente no ve con buenos ojos estas ventas, ha amenazado a Rusia con venderle misiles a Georgia, lo que ha hecho frenarse algo a los rusos. Después de todo, durante la breve guerra entre Rusia y Georgia el 2008, se encontraban en Tiblisi, capital de Georgia, decenas de ex miembros de la inteligencia israelí; Georgia compraba a Israel de todo, incluso drones, los aviones no tripulados. Los rusos pidieron en esa ocasión a Israel que cortara esos suministros y entrenamiento. Sin embargo ahora Israel no rearmará a Georgia, pues está más preocupada de Irán; y Rusia, a pesar de su acercamiento con ese país, no le ha querido vender el misil antiaéreo S-300. De manera que Israel debería aceptar un rearme sirio de parte de Rusia, a cambio de un freno a su ayuda a la nuclearización de ese país, Irán, apoyado por ellos, lo que es un supuesto por el momento.
Sin embargo, para Rusia lo primordial no es el dinero. Después de todo, las ventas a Siria le aportarán sólo el 5% de los ingresos que perciben los rusos por sus ventas de armas. Temen que la caída del gobierno de Assad ayude a la expansión del radicalismo islámico, tal como ha sucedido tras las fallidas "primaveras árabes". Y Siria podría ser el próximo en caer, a la vista de la victoria de los Hermanos Musulmanes en Egipto. El islamismo de estas naciones candidatas a la democracia inquieta a Rusia, ya que dentro de la Federación Rusa hay mucho componente islámico que podría hacerle problemas si se encendiera la mecha de las primaveras árabes, como ya le sucedió con Chechenia. Los rusos ven allí la injerencia de Estados Unidos, que quisieran dejarle de lado a los rusos para tomar su lugar. Para prevenir eso, han enviado buques de guerra de su flota al puerto Sirio de Tartus, que el gobierno de ese país ha puesto a su disposición.
Lo otro que quieren defender los rusos es su rol como superpotencia en la zona, y temen una intervención de las potencias occidentales allí. Lo que es bastante probable que suceda si no hay solución, ya que como reveló la publicación Foreign Policy de Estados Unidos, Israel proyecta exportar gas natural a Europa en un par de años. La llamada cuenca Levante se calcula que tiene unos 122.000 millones de metros cúbicos de gas natural, y 1.700 millones de barriles de petróleo. Esta cuenca incluye el territorio de Israel, Chipre, Líbano y Siria. El problema es que el gasoducto tendría que atravesar el territorio sirio en su camino a Europa. De manera que hay interés por Siria en Estados Unidos, Gran Bretaña, todos los países europeos de la OTAN, y también de los aliados en Oriente; pero lo que les interesa es que Siria deje de lado su conflicto y se transforme en un país sumiso a los intereses de la Unión Europea y de Israel.
Rusia defiende las soberanías nacionales porque está convencida de que esa "propagación de la democracia" de los estadounidenses se hace siempre a conveniencia de ese país. Han notado que es difícil que Obama intervenga solo en Siria, que es un terreno muy complicado, de manera que han entrado en el juego otros, como lo es Arabia Saudita, que es rival de Rusia en muchos ámbitos, incluido el petróleo. Sospechan que Arabia Saudita ha apoyado a Chechenia en sus atentados dentro de Rusia, y que está armando a los rebeldes sirios para derrocar a Assad. Se trata de la confrontación entre los sunitas saudíes y los chiitas sirios e iraníes, que apoyan al gobierno sirio. Los rusos creen que Siria sería sólo la antesala de un asalto a Irán, que también es su gran cliente. Y tienen a la vista que Estados Unidos es incapaz de terminar bien sus aventuras bélicas, basta ver lo que ocurre en Irak y Afganistán.
Esta ayuda de los saudíes a los rebeldes sirios, piensan los rusos que podría ser que están haciendo en parte el "trabajo sucio" que Estados Unidos no puede hacer abiertamente, tal como ha ocurrido muchas veces con Israel, vendiendo armas, por ejemplo, a Chile durante el régimen militar en ese país, saltándose así la prohibición de hacerlo que Congreso estadounidense había dictaminado.
De manera que Rusia está intentando ampliar su influencia en Medio Oriente, variando la geopolítica de la región, para así mantener su opción con Irán y Siria y con ello tener a mano los recursos energéticos. Contrarrestando así las pretensiones de Estados Unidos y sus aliados de intervenir en lo que consideran parte de su sector. Estos últimos, por otra parte, evalúan la posibilidad de tomar posiciones más bélicas para lograr liberar para sus intereses la influencia rusa e iraní, lo que les permitiría el acceso y paso del gas y del petróleo, en especial de los nuevos yacimientos del Mediterráneo.
Para Israel la situación es compleja. Mantiene buenas relaciones con Rusia, y esta también ve con benevolencia la influencia de la población judío-rusa de Israel, incluso del suspendido canciller Liberman. Sin embargo no está dispuesto a que el armamento que Rusia proporciona a Siria llegue a manos de Hezbolá, que sin duda lo usaría para atacar a Israel en algún momento. A pesar de lo cual Siria es una caja de Pandora, ya que no está claro qué tipo de gobierno sería el que habría allí una vez caído el régimen de Assad; lo más probable, a la vista de lo sucedido en otros países árabes, es que sería islámico.
De manera que podría decirse que a Israel casi le sería preferible que Assad continúe en el poder, ante esa perspectiva incierta. Pero no aceptará que Rusia siga haciendo peligrar a Israel, ante la perspectiva de un futuro ataque de Hezbolá, en incluso Hamas, con armamento proporcionado al actual gobierno sirio. Tal como ocurrió al caer la Unión Soviética, donde oficiales corruptos vendieron armas de alto desarrollo al mejor postor, lo mismo ocurrirá en Siria, a menos que los rusos detuvieran sus entregas; lo que no parecen dispuestos a hacer.
Respecto a los estadounidenses o los europeos, los rusos son también pragmáticos, pero tienen una cultura diferente. Tal como sucede con los chinos, por ejemplo, que para hacer negocios quieren saber con quién tratan, y quieren conocerle como persona primero, los rusos son eminentemente emocionales. Se llega a ellos tocando su corazón, no su bolsillo como podría suceder con los anglosajones o los germanos. La caricatura les muestra bebiendo una y otra vez vasos de vodka, lo que no está alejado de la realidad. Sin embargo eso no significa que la tozudez del oso ruso permita hacerle torcer su objetivo, a menos que al menos Israel logre algo gracias a los ancestros de muchos líderes de ese país.